Ante la masacre en Gaza y Cisjordania, algunas voces piden a Estados Unidos que “frenen” a su aliado Israel. Sin poner en duda que la potente movilización que se desarrolla en los EE.UU., y en todo el mundo, pueda obligar al gobierno de los EE.UU. a llamar al orden al gobierno sionista, es preciso señalar que todo lo que hace el ejército de Israel lo hace con el pleno consentimiento de los EE.UU., siendo su principal agente en Oriente Medio. Tal vez no les gusten demasiado algunos métodos, pero, según el dicho “alguien tiene que mancharse las manos para hacer el trabajo”. En estas notas se explica esa situación.
Carta semanal. Posicuarta.org
Desde su nacimiento, el movimiento sionista se ha ofrecido como subordinado de las potencias imperialistas en Oriente Medio.
En 1905, en el VII Congreso Sionista, Max Nordau, destacado líder sionista, declaraba: “El movimiento que se ha apoderado de gran parte del pueblo árabe puede con facilidad tomar en Palestina una dirección que resulte nociva… El gobierno turco puede verse obligado a defender su dominio en Palestina y Siria mediante la fuerza armada… cabe convencer a Turquía de que será importante para ella contar en Palestina y Siria con un grupo fuerte y bien organizado que… se oponga a cualquier ataque a la autoridad del Sultán y defienda su autoridad con todas sus fuerzas”.
Al mismo tiempo, la Organización Sionista Mundial (OSM) negociaba con el imperio británico. Haim Weizmann, que llegaría a ser presidente de la OSM, declaraba: “si Palestina cae en la esfera de influencia británica y la Gran Bretaña alienta el establecimiento de los judíos allí, como dependencia británica, en veinte o treinta años podríamos tener allí a un millón de judíos, o quizá más; desarrollarían el país, le restituirían la civilización y formarían una guardia muy efectiva del Canal de Suez”. Weizmann consiguió finalmente de los británicos lo que los dirigentes sionistas habían pedido simultáneamente a los gobiernos otomano y alemán. El 2 de noviembre de 1917 se emitía la Declaración Balfour: “El Gobierno de Su Majestad ve favorablemente el establecimiento en Palestina de un hogar nacional para el pueblo judío, y hará cuanto esté en su mano para facilitar la realización de ese objetivo”.
Los británicos, como potencia administradora del Mandato de Palestina otorgado por la Sociedad de Naciones, contaron con poderosas fuerzas parapoliciales formadas por sionistas, hasta la finalización del Mandato en 1948. La Haganá, organización terrorista que fue el núcleo del ejército de Israel (FDS), colaboró con las unidades militares británicas. A la FDS se unieron otros dos grupos terroristas: el Irgún (en el que militó Menahem Beguin y que dio lugar a la formación del Likud) y el grupo Stern (del que formó parte Isaac Shamir).
En estos años, los judíos pasaron de ser un 13% a un 31% de la población de Palestina (de 83.790 en 1922 a 553.600 en 1945)
En los años 1950, Israel se pone al servicio del imperialismo americano
Hasta 1956, el Estado de Israel se alineó con el imperialismo británico. En 1956, el ejército israelí participó junto con Gran Bretaña y Francia en la operación militar contra Egipto, respuesta a la nacionalización del canal de Suez. El fiasco de esta operación puso de manifiesto que los EE.UU. se habían convertido en la potencia imperialista hegemónica en Oriente Medio. Y el Estado sionista se apresuró a ponerse al servicio de los EE.UU., con quienes siempre habían mantenido excelentes relaciones: en 1948, el presidente Harry Truman fue el primer líder mundial en reconocer a Israel, sólo 11 minutos después de la declaración de David Ben Gurion anunciando la creación de un nuevo Estado.
Israel se convirtió en el mayor receptor de ayuda militar de los Estados Unidos en el mundo. La ayuda total estadounidense a Israel de 1946 a 2022 ascendió a 243.900 millones de dólares. Sobre todo ayuda militar, de la que, de 1951 a 2022, Israel recibió 225.200 millones de dólares. Desde el 2000, más del 86% de la ayuda estadounidense a Israel financia el ámbito militar. En 2022, el último año del que se dispone de datos, el 99,7% de esa ayuda se destinó al ejército.
Una relación privilegiada
En 1987, EE.UU. otorgó a Israel el estatus de aliado importante extraOTAN, que le permite un acceso privilegiado a contratos y compras de sistemas de armas avanzados. El objetivo es que las Fuerzas Armadas de Israel puedan en todo momento mantener una “ventaja militar cualitativa” (qualitative military edge) frente a sus vecinos.
En 1962, Kennedy ya había definido como “relación especial” su unión con Israel, que parte de la posición estratégica del país en el Medio Oriente. 40 años después, Alexander Haig, entonces secretario de Estado estadounidense, aseguraba: “Israel es el mayor portaaviones estadounidense, es insumergible, no lleva soldados estadounidenses y está ubicado en una región crítica para la seguridad nacional de Estados Unidos”.
“No se equivoquen: Estados Unidos se asegurará de que Israel tenga lo que necesita para defenderse”, expresó el pasado octubre el actual secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin, asegurando que el apoyo a Israel sigue siendo “innegociable”.
Un presupuesto militar descomunal
La enorme ayuda militar de los EE.UU. permite a Israel actuar como el gendarme de Oriente Medio.
Su gasto militar alcanzó en 2022 los 23.406 millones de dólares (M$), según los datos del Stockholm International Peace Research Institute. Muy superior a sus países vecinos: Jordania 2.323 M$, Egipto 4.646 M$ y Líbano 4.739 M$. También lejos de los 6.846 M$ de Irán o los 10.644 M$ de Turquía, sus adversarios regionales más poderosos. Siendo el 97º país del mundo por población, con algo más de nueve millones de personas, se sitúa en el lugar 15 en gasto militar. Su gasto militar anual es de 2.623 $ por habitante, (frente a Irán 79,6 dólares, Turquía 124,4 $, España 434,7 $, China, 201,6 $ y Rusia 592,4$). Es un Estado altamente militarizado, donde todos los ciudadanos (salvo los árabes) tienen que acudir al servicio militar a partir de los 18 años. Para los hombres, el período mínimo es de 36 meses de servicio, las mujeres deben cumplir un mínimo de 24 meses.
La financiación del ejército israelí por parte de los Estados Unidos continúa durante el ataque a Gaza
El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, ha defendido la venta urgente de munición para tanques a Israel y pidió al Congreso de los Estados Unidos que apruebe rápidamente una ayuda de más de 100.000 millones de dólares en asistencias para Israel, Ucrania y otras prioridades de seguridad nacional. Blinken afirmó: “Israel está luchando ahora mismo contra Hamás. Y queremos asegurarnos de que Israel tenga lo que necesite para defenderse de Hamás”.
Una nota del ministerio israelí de Asuntos Militares declaraba el 6 de diciembre que desde el 11 de octubre, los EE.UU “han entregado a Israel más de 10.000 toneladas de equipo militar desde el estallido de la guerra”, y detallaba que esos envíos incluyen “vehículos blindados, armamento, equipo de protección personal, suministros médicos, municiones y más”.
ElWashington Post informaba de que EE.UU. entregó a Israel decenas de miles de toneladas de bombas para ser utilizadas en sus ataques a Gaza, sin tener en cuenta las normas estadounidenses que impiden las transferencias de armas a países extranjeros cuando exista una alta probabilidad de violaciones del derecho internacional. Funcionarios de Defensa declararon, bajo condición de anonimato, que Washington no ha hecho evaluaciones realistas de la adhesión de Israel a las leyes de la guerra, y que no se podía hacer una evaluación en tiempo real del cumplimiento del derecho internacional humanitario por parte de Israel porque las fuerzas israelíes no comparten la información de inteligencia que utilizan para planificar las operaciones.
No hace falta mucha “información de inteligencia”. Basta con ver la televisión. El gobierno americano sabe qué uso se está dando a las armas y municiones que entrega a Israel, y no hace nada por detenerlo.
La Unión Europea, subsidiaria de los Estados Unidos
En esta cuestión, como en tantas, la UE actúa a las órdenes de los EE.UU. y mantiene con el Estado de Israel una relación privilegiada. En noviembre de 1995 se firmó entre la UE e Israel un Acuerdo de Asociación, base jurídica de las relaciones entre ambas partes.
Ese acuerdo establece –sobre el papel– que el respeto de los derechos humanos y los principios democráticos es un elemento esencial. La vulneración sistemática de los derechos de la población palestina podría, pues, ser causa de rescisión del Acuerdo, si los mandatarios europeos no estuvieran tan ciegos y sordos como sus colegas de los EE.UU.
La relación entre la UE e Israel abarca relaciones comerciales, económicas, de investigación e innovación, cooperación técnica, financiera y educación (Erasmus).
En cuanto a defensa y seguridad, Israel goza de un trato privilegiado respecto a la financiación, por parte de la UE, de proyectos de I+D. Por tanto, empresas israelíes fabricantes de armas o de tecnología de seguridad están beneficiándose de subvenciones al acceder a ciertos programas de I+D de la UE.
En el periodo 2008–2025 Israel habrá recibido un total de 67,6 millones de euros correspondientes a proyectos de investigación presentados en los programas europeos FP7 Security (31,98 M€), Horizon 2020 (34,18 M€) y el actual Horizon Europe (1,49 M€). Cantidad mucho mayor que algunos miembros de la UE con una población similar.
Algunas de las empresas que se beneficiarán de estas ayudas son Tamar (que fabrica explosivos) 0,8M€ entre 2012-2025, Israel Aerospace Industries (sistemas de defensa antiaérea, drones, sistemas de armas aéreas) con 4,5M€ en el periodo 2008-2022
España no se queda a la zaga
España tardó en reconocer al Estado sionista. El propio PSOE antes de Felipe González estaba en contra. No fue hasta enero de 1986, ligado al “giro” atlantista de González. Pero desde entonces mantiene excelentes relaciones con Israel en el sector armamentista. Entre 2001 y 2021 se han realizado exportaciones españolas a Israel por 103,8 millones de euros. Algunas de ellas han sido denunciadas por no cumplir con los criterios de la Posición Común de la UE (2008/944/PESC) ni de la legislación española. Concretamente incumplen los criterios 2 (respeto a los derechos humanos), 3 (existencia de conflictos internos), 4 (mantenimiento de la paz, la seguridad y estabilidad regionales) y 6 (cumplimiento del Derecho Internacional).
Las importaciones españolas de armamento a Israel son muy superiores a las exportaciones. Incluso con los gobiernos que se dicen “progresistas”. Por ejemplo, el Consejo de Ministros de 12-9-2023 aprobó la compra de misiles anticarro Spike, fabricados por la empresa israelí Rafael, por valor de 285 millones de euros, y aprobó 714,5 millones de euros, destinados a la compra de lanzacohetes de alta movilidad SILAM, desarrollados conjuntamente por las empresas españolas Expal, GMV y Escribano y la israelí Elbit Systems. Algunos pueden sentarse en el consejo de ministros a aprobar el comercio militar con el estado sionista y luego salir a la calle a protestar contra la masacre sin inmutarse.
¡Ruptura de relaciones diplomáticas, comerciales y militares!
Los crímenes de guerra que está perpetrando Israel a la vista de todo el mundo no serían posibles sin el apoyo económico, político y militar de los EE.UU. y de la Unión Europea, incluyendo al gobierno español. Con los millones de personas que se movilizan en todo el mundo, decimos ¡Basta de declaraciones vacías! ¡Cese inmediato e incondicional de la ayuda militar y la compra y venta de armas a Israel! ¡Ruptura de relaciones diplomáticas y económicas!