Francesco Maringio.Legrandsoir.info
El 23 de julio, Wang Yi, miembro del Buró Político del Comité Central del PCCh y ministro de Relaciones Exteriores, asistió a la ceremonia de clausura de las conversaciones de reconciliación entre facciones palestinas en Beijing. Al final de las conversaciones, los representantes de 14 facciones palestinas (incluidos delegados de alto nivel de Hamás y Fatah) firmaron la “Declaración de Beijing” para poner fin a las divisiones y fortalecer la unidad nacional palestina. También el 23 de julio, el ministro de Asuntos Exteriores de Ucrania, Dmytro Kuleba, llegó a Pekín por invitación de su homólogo chino. Fue su primera misión a China desde el comienzo del conflicto, para discutir posibilidades concretas para encontrar una solución política a la guerra en curso en Europa del Este.
Posteriormente, representantes de dos pueblos involucrados en guerras que trastornan no solo su futuro, sino también el propio orden internacional, viajan a China para discutir los términos de la paz y encontrar una forma diplomática de poner fin al ruido de las armas.
Todo ello supone un éxito innegable para la diplomacia china que, tras la muy exitosa mediación del acuerdo entre Arabia Saudí e Irán en marzo de 2023, ha sido capaz de crear las condiciones para que avance la solución política y diplomática a los conflictos actuales. En estos días, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, se encuentra en Estados Unidos y se dirigirá al Congreso. Aunque Washington no ha movido un dedo para poner fin a la violencia del ejército israelí contra la población palestina en los últimos meses, y ha vetado repetidamente -e increíblemente- las resoluciones de la ONU que piden un alto el fuego, ahora tiene una oportunidad histórica. De hecho, la administración estadounidense podrá aprovechar los resultados obtenidos con la firma de la Declaración de Pekín, presionando a su aliado férreo en la región de Oriente Medio para que acepte el alto el fuego. O al menos: si quiere, puede.
Es precisamente por esta razón que la iniciativa china es una victoria para su capacidad diplomática.
En la antigua Roma, una frase sugería que el camino hacia la paz incluía la preparación para la guerra: “Si vis pacem, para bellum” (Si quieres la paz, prepárate para la guerra). Hoy en día, podríamos adaptar esta expresión a: “Si vis pacem, is Serica” (si quieres la paz, vete a China).
Los representantes políticos palestinos acordaron lograr la unidad nacional en el marco de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), que es reconocida como el único representante legítimo del pueblo palestino. Un elemento crucial de la declaración es el llamamiento a celebrar una conferencia internacional bajo los auspicios de las Naciones Unidas, con un mandato amplio y una amplia participación regional e internacional.
Reafirma el compromiso de establecer un Estado palestino independiente con Jerusalén como su capital, sobre la base de las resoluciones pertinentes de las Naciones Unidas, garantizando la integridad del territorio palestino, incluidos Cisjordania, Jerusalén y Gaza. En este contexto, los representantes palestinos expresaron su voluntad de continuar la reconstrucción de Gaza y de preparar y organizar elecciones generales lo antes posible. La necesidad de formar un nuevo Consejo Nacional Palestino es un paso crucial. De hecho, fueron las últimas elecciones parlamentarias, celebradas en 2006, las que condujeron a la profunda división entre Hamas y Fatah, que se reflejó a lo largo de esos años turbulentos. Es muy importante que las almas de la variopinta sociedad palestina hayan decidido un marco unificado de liderazgo provisional, que funcione a nivel institucional y dirija conjuntamente la adopción de decisiones políticas.
Fue el ministro de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi, quien presentó una iniciativa de tres pasos para resolver el conflicto en curso en Gaza. La primera fase consiste en lograr una cesación del fuego plena y duradera y garantizar el acceso a la asistencia humanitaria. La segunda fase se centra en la gobernanza de Gaza después del conflicto, basada en el principio de “los palestinos gobiernan Palestina”. La tercera fase tiene como objetivo convertir a Palestina en un Estado miembro de pleno derecho de las Naciones Unidas mediante el lanzamiento de la implementación de la solución de dos Estados. Estas tres medidas interconectadas e indispensables trazan el camino hacia la paz y la estabilidad duraderas en la región.
La Declaración de Beijing representa un importante paso diplomático hacia adelante, que demuestra el papel positivo de China en el apoyo a la paz en la región. Por difíciles que sean (piensen en lo que significa celebrar elecciones libres en un territorio bajo ocupación donde no hay continuidad territorial y la Franja de Gaza no es más que un montón de escombros), los pasos indicados por las conversaciones entre las facciones palestinas en Beijing representan pasos concretos en la dirección de la paz.
La nueva centralidad de la OLP y la decisión de una administración conjunta entre Hamas y Fatah en Gaza eliminan varios obstáculos que impedían la conclusión de un alto el fuego. De hecho, este avance sin precedentes elimina la excusa de Netanyahu de que no puede iniciar negociaciones porque tiene una “organización terrorista” al frente de Gaza y, como dijimos en la introducción, es más fácil para la administración Biden pedirle a Netanyahu que acepte el alto el fuego. Incluso los actores regionales que no están de acuerdo con los Hermanos Musulmanes (a los que pertenece el movimiento islámico Hamas), como Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos y Egipto, ya no tienen excusas y se les pide que se involucren más en la solución de la crisis humanitaria en Gaza.
La esperanza es que, además de la declaración de Pekín firmada entre las facciones palestinas, también se puedan firmar acuerdos en un futuro próximo para encauzar la guerra ucraniana hacia una solución política duradera. Mientras en las latitudes de la reciente cumbre de la OTAN en Washington se vieron fuertes vientos de guerra, reforzados también por las incesantes declaraciones de muchos representantes europeos, hay un mundo que, por el contrario, trabaja por la paz y la distensión. Un mundo que considera a Pekín como una de sus capitales diplomáticas.
Sí, efectivamente es el caso de decir: “Si vis pacem, is Serica”.