Aunque no compartimos la valoración positiva del siguiente artículo sobre la gestión sanitaria del Botánic durante las dos legislaturas anteriores, consideramos que resulta bastante claro sobre las diferencias que empiezan a destacarse entre la gestión “progresista” y la “derechista” (PP-Vox) de la asistencia sanitaria pública en el País Valencià. Una gestión que, como ocurre en otras autonomías, está descentralizada incluso con respecto a la ley estatal 15/1997 de modalidades de gestión público-privada, una ley que fue apoyada en su día tanto por el PP como por el PSOE…
Carmen Martínez y Rafa Simó. Levante-emv.com (edición 26 julio 2024)
Hace ya un año que Carlos Mazón es president de la Comunitat Valenciana. Un año en el que, como él mismo bautizara, íbamos a tener «El Gobierno de los mejores», ese que iba a solucionar todos los problemas de la ciudadanía con eficacia, rapidez y profesionalidad, especialmente en materia sanitaria. Nada más lejos de la realidad.
La valoración objetiva es bastante distinta, sobre todo en función de los intereses que intentemos proteger. Una de las primeras medidas, congelar los procesos de reversión de los departamentos de salud privatizados con la excusa de ganar tiempo para hacer unas auditorias que nunca vimos. Afortunadamente el gobierno de Ximo Puig había avanzado tanto los expedientes que no hubo forma legal de volver atrás. Y aun así han prorrogado el contrato de Elx-Vinalopó, marginando la atención sanitaria de una parte de la población alicantina.
Otra de sus primeras decisiones fue enfrentarse a la comunidad científica para volver a dejar fumar en las terrazas. iBrillante decisión! Una vez más, motivada por el interés de unos pocos.
En este año han cambiado el mapa administrativo sanitario por imposición, sin sentarse con los sindicatos; de la jornada de 35h/semanales pactadas por el anterior gobierno, nada de nada. Se han dejado de hacer horas extra para disminuir las listas de espera porque se han recortado las retribuciones complementarias al respecto. El plan de vacaciones cierra más camas que nunca y más consultorios de pueblos pequeños y de la costa que nunca. Y suma y sigue…
No conocemos el plan de desburocratización ni las medidas que anunciaron a bombo y platillo para bajar los tiempos de demora. Todavía puedo escuchar al portavoz de Sanidad del PP en las Corts Valencianes criticando las listas de espera durante la pandemia y cómo éstas iban a desaparecer con la ley que el Partido Popular aprobaría en cuanto gobernara ¿Dónde ha ido a parar ese compromiso? Es que cuando las listas de espera llevan las siglas del PP ya no son un problema tan grave.
Lo que sí les ha parecido un gran problema es el nivel de trasparencia, porque han sido muy ágiles ampliando a 6 meses la publicación de los listados para ocultar una realidad, que es que las listas de espera no disminuyen.
Ahora bien, quejarse lo hacen excepcionalmente bien. Eso y echarle la culpa al Gobierno de España, cuando son las comunidades autónomas las que tienen todas las competencias de organización del sistema sanitario. La culpa de todo, según el conseller Gómez, es la falta de médicos por no haber bastantes plazas MIR. Obvia el conseller que es la Comunitat la que oferta cuantas plazas se acreditan, y que lo que sí es competencia del Gobierno nacional es el número de plazas en las universidades, que, por cierto, desde que gobierna Pedro Sánchez han aumentado por valor de 52 millones de euros en el caso de Medicina y un 38 % en el de especialistas.
Pero eso no les interesa recordarlo, mejor culpar a la ministra Diana Morant de la falta de homologación de títulos de sanitarios extracomunitarios, cuando la realidad es que hemos pasado de acreditar 3.000 en tiempos de Rajoy a más de 8.000 el primer año de Morant al frente de Universidades.
Ni rastro de las promesas de incentivos fiscales y municipales para las plazas de difícil cobertura, ni de los alicientes salariales a los MIR para que se queden en la Comunitat Valenciana.
Critican mucho, pero trabajan poco. Es lógico, resulta más fácil estar en la oposición. Es palpable el malestar creciente de los profesionales y usuarios, que está haciendo que muchos opten por la sanidad privada, aunque ciertamente, a lo mejor sí están trabajando, y toda esta dejadez forma parte de un plan orquestado para promocionar a la sanidad privada, tal y como ya se hizo en la Comunidad de Madrid.
Lo que está claro es que a los defensores de la Sanidad Pública ya no nos valen excusas.