Sobre las declaraciones del presidente Putin ante la rebelión del grupo Wagner

Composición de Canarias Semanal sobre la noticia

El jefe de la organización mercenaria Wagner, Yevguéni Prigozhin, que hasta este momento combatía a las órdenes de Moscú en Ucrania, protagonizó el viernes 23 de junio un intento de Golpe de Estado contra el gobierno ruso presidido por Vladímir Putin. Durante una comparecencia pública el mandatario ruso denunció la “traición” y aseguró que los sublevados pagarían las consecuencias, aunque finalmente se ha pactado una salida alternativa con la mediación de Bielorusia.

Pese a la rápida reconducción de este conflicto, sin embargo, resultan significativas las declaraciones del mandatario ruso. Particularmente, el paralelismo realizado entre esta sublevación de los mercenarios de Prigozhin y las acciones de los bolcheviques que en 1917 dieron lugar a la Revolución de Octubre y la creación de la URSS. Seguidamente se incluye el artículo publicado por la Dirección de Canarias Semanal y que compartimos en bastante medida.

“No dejaremos que la traición vuelva a triunfar, como en 1917”

El jefe de la organización mercenaria Wagner, Yevguéni Prigozhin, que hasta este momento combatía a las órdenes de Moscú en Ucrania, protagonizó el viernes 23 de junio un intento de Golpe de Estado contra el gobierno ruso presidido por Vladímir Putin. En ese día, cruzó junto a sus tropas la frontera de Ucrania hacia el interior de Rusia y -según la propia versión de los sublevados- se hizo con la importante ciudad de Rostov del Don.

Según la agencia Reuters, la columna militar de los mercenarios entraron también en la región de Lipetsk, a unos 400 kilómetros al sur de Moscú, según las autoridades locales.

El sábado 24, el alcalde de Moscú, Serguéi Sobyánin, pidió a los ciudadanos de la capital rusa que reduzcan “todo lo posible” sus desplazamientos y declaró el lunes como día no laborable.

Por su parte, el presidente ruso, Vladímir Putin, compareció también el sábado 24 con carácter de urgencia en la televisión pública para denunciar la “traición” de los mercenarios, advirtiendo que serían castigados y anunciando que “había dado las indicaciones necesarias al ejército para restablecer el orden”.

Cualquier acción que atente contra unidad -apuntó Putin- es una traición al pueblo, a los hermanos que están combatiendo, es una puñalada por la espalda a nuestro país y nuestra gente.

Lo más significativo de las declaraciones del mandatario ruso, sin embargo, fueron el paralelismo que realizó, como puede constatarse en el vídeo del final, entre la “traicióndel líder mercenario de Wagner, que hasta ahora Putin había calificado como esencial para el despliegue militar ruso en diversas regiones del planeta, y los bolcheviques rusos que, en 1917, llevaron a cabo la primera Revolución socialista en el mundo, que logró acabar con el régimen feudal del imperio ruso y, posteriormente, dio lugar a la creación de la Unión Soviética.

Un golpe similar ocurrió -dijo Putin en su discurso, refiriéndose al actual intento de Golpe de Estado- en 1917, cuando Rusia luchaba en la I Guerra Mundial y le robaron la victoria:

Intrigas, disputas y politiquería a las espaldas del ejército y el pueblo se transformaron en una gran desgracia, la destrucción de las fuerzas armadas y del Estado, además de las enormes pérdidas de territorio.

Según Putin, las acciones mediante las cuales los revolucionarios consiguieron detener la sangría de la guerra imperialista, aprovechando el descontento del pueblo ruso que moría en los campos de batalla, y de hambre en la retaguardia, para acabar con el Estado zarista fueron protagonizadas por “aventureros políticos” que, junto a las “fuerzas occidentales”, “se aprovecharon para sacar sus egoístas ganancias, dividendo al país y desintegrándolo en pedazos”.

De acuerdo con la interpretación histórica del mandatario, la posterior guerra civil, en la que las clases dominante del antiguo régimen trataron de revertir la incipiente Revolución, habría sido, igualmente, responsabilidad de estos “aventureros políticos” –los revolucionarios bolcheviques-.

En cuanto al carácter de la citada guerra civil, Putin afirmó en su comparecencia pública urgente que en ella se enfrentaron -en su opinión por culpa de los “aventureros políticos” revolucionarios– “rusos contra rusos y hermanos contra hermanos”.

Una interpretación histórica según la cual, pues, se presenta como “hermanos” tanto a la rancia aristocracia representante de la “Rusia blanca” como a los mujiks obligados a subsitir en régimen de servidumbre; a los incipientes capitalistas rusos y a la naciente clase obrera industrial que era explotada por los primeros.

Concluyendo su comparación entre la Revolución de Octubre y la actual insurrección de los mercenarios del Grupo Wagner, Putin afirmó muy explícitamente que:

No dejaremos que esta vuelva a suceder, defenderemos nuestro pueblo y nuestro Estado de cualquier amenaza, incluyendo una traición como la que ahora enfrentamos.

Putin contra Lenin

En lo que respecta a la significativa analogía realizada ahora por Vladímir Putin entre los mercenarios de Wagner que han dejado de estar a sus órdenes y los revolucionarios bolcheviques, cabe recordar que no es la primera vez que el mandatario ruso intenta distorsionar los eventos históricos tratando de situar a estos en sintonía con su visión acerca del papel de Rusia. Justo antes de iniciar su invasión militaracusó al propio Lenin de ser el responsable directo de la situación actual de Ucrania, al haber impulsado el reconocimiento del derecho a la autoderminación de los pueblos que formaban parte del antiguo Imperio ruso zarista.

En aquella ocasión, en otro discurso para la televisión rusa, el mandatario se centró en explicar las razones históricas que, según él, habían contribuido a la desintegración de la URSS.

En una peculiar interpretación que nada tiene que ver con lo ocurrido históricamente, Putin realizó una encendida defensa de la concepción imperial propia del sistema zarista que precedió a la Revolución rusa de 1917, asegurando que:

En términos del destino histórico de Rusia y de sus pueblos, los principios de construcción del Estado de Lenin no fueron solo un error: fueron mucho peores que un error.

No deja de resultar llamativo que hoy algunos/as, que auto-titulan como marxistas, intenten hacer tabla rasa sobre este tipo de importantes cuestiones para tratar de ocultar, incomprensiblemente, la auténtica naturaleza de la confrontación interimperialista que hoy está teniendo lugar en esa área del Este europeo.

Del mismo modo, quienes nos consideramos comunistas, tampoco podemos dejar de denunciar las también significativas declaraciones de la cúpula del Partido Comunista de la Federación Rusa, llamando en nombre de un vergonzoso “patriotismo” a defender sin fisuras la oligarquía actualmente dominante en su país.

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