El nudo del internacionalismo: la posición ante la guerra

Dibujo de puños y banderas del internacionalismo proletario

Carta Semanal 981. Posicuarta.org

En el mismo momento en que el genocidio del pueblo palestino prosigue y se intensifica, con el apoyo total de la administración americana, la complicidad del gobierno español y de los gobiernos europeos (llamamos la atención sobre las recientes votaciones en el Congreso sobre Palestina) y de la mayoría de los gobiernos “árabes”, la guerra continua en Ucrania.

Hace dos años- el 24 de febrero de 2022- la invasión de Ucrania por parte de las tropas de Putin -que significó un paso cualitativo en el conflicto abierto después del golpe propiciado por la OTAN en 2014 y el conflicto armado de Kiev contra el Donbass- supuso un salto cualitativo en el conflicto. Un conflicto que ya ha devorado -según cifras consideradas “optimistas”- las vidas de 500.000 jóvenes ucranianos y rusos en los frentes de batalla.

En este momento, para la administración americana, concentrada en ayudar a Israel para que aplaste al pueblo palestino, la responsabilidad de ayudar al régimen de Zelenski recae en la Unión Europea.

Estos últimos días se han multiplicado las declaraciones y medidas al respecto.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyden, llamó a todos los países a rearmarse para hacer frente a Rusia, que se aprestaba, según ella, a invadir cualquier otro país europeo. Todos los gobiernos de la UE (excepto Irlanda y Portugal) han aumentado en 2023 sus gastos militares, en detrimento de los gastos sociales. Pero para Von der Leyden, que actúa como transmisora de las exigencias del imperialismo americano, esto es insuficiente. Y ello a pesar de que la continuación e intensificación del conflicto supone la ruina para la industria y la agricultura europeas y pone a Europa al borde de una catástrofe.

El 16 de febrero el presidente francés, Macron, anunció 3.000 millones más de ayuda militar, e incluso evocó la posibilidad de enviar tropas. La UE votó una ayuda de 50.000 millones en cinco años. De hecho, mantiene al régimen ucranio en “perfusión”, a pesar de ser consciente de que muy difícilmente ganarán la guerra. Esta política es un elemento brutal de presión para justificar los planes de austeridad que la Comisión Europea considera inevitables. A cuatro meses de las elecciones europeas, quieren situar la amenaza de guerra y la necesidad de rearmarse en el punto central de la campaña.

Hay quien intenta plantear que la UE es una institución de paz, y que ahora estaría cambiando. A estos sólo podemos señalar que la memoria es corta: habría que olvidar que en 1990 participó en la destrucción de Yugoslavia, años después en la destrucción de Libia. En otro tipo de guerra, también mortífero, los planes de la Troika, que sacrificaron al pueblo griego y atacaron arbitrariamente en España, Irlanda y Portugal, son de plena autoría por parte de la Unión europea. Añadamos el triste papel de Schengen y Frontex responsables de los miles de migrantes muertos en las fronteras

En el momento actual, la UE da pasos agigantados hacia convertirse en mera correa de transmisión de la OTAN.

“No hay democracia, cuando hay guerra”

El 26 de febrero, La Vanguardia, publicaba un amplio artículo con este título.

Se había pretendido convencer a los pueblos de que la guerra de Ucrania era un enfrentamiento entre el Autoritarismo (Rusia) contra la Democracia (Ucrania), lo que suponía presentar al gobierno de Ucrania como defensor de los supuestos valores democráticos occidentales. Cuestión no sólo falsa sino desmentida en los hechos desde antes del 24 de febrero de 2024. Desde hace años, el gobierno de Kiev había emprendido una guerra contra la minoría rusófona del Donbas (precisamente, Zelenski fue elegido bajo la promesa de que abriría negociaciones con las regiones autónomas)

De hecho, en Ucrania, la democracia está “suspendida” (precisamente cuando es más necesaria si se quiere ganar a la población), no hay elecciones de ningún tipo. El código del trabajo ha sido casi derogado, los sindicatos maniatados y todos los partidos de la oposición ilegalizados. Zelenski gobierna por decreto. Más de la tercera parte de las tierras ha sido vendida a las multinacionales (en una demostración, hay que suponer, de “defensa de la soberanía de Ucrania), multinacionales que invaden Europa con productos agrícolas a bajo precio dada la eliminación de aranceles, decidida “en apoyo a Ucrania”, y los oligarcas locales han aumentado su poder. Por ejemplo, Yuriy Kosyuk, propietario de MHP,  el mayor productor de pollo, que exporta sin aranceles a los países de la Unión Europea.

El periodista de La Vanguardia decía que Ucrania es el segundo país más corrupto del mundo (detrás de Rusia). No tenemos los medios para verificar esta clasificación, pero es evidente el carácter análogo de ambos estados. Los dos son regímenes de oligarquías salidas del saqueo de la propiedad pública. Y en el caso de Zelenski, los oligarcas actúan como agentes directos de las multinacionales y el imperialismo.

La corrupción llega al extremo de que la guardia fronteriza de Ucrania se ve enfrentada a cientos de grupos criminales que ayudan a evadirse a la masa de ucranios que no quieren alistarse (por el módico precio de 1.500 a 8.000 euros, cuando el salario medio anual en 2023 era de 7.038.72€, y el salario mínimo anual, de 2.136 €). Por otro lado, cientos de miles de jóvenes rusos han realizado el mismo movimiento al negarse a ir a la guerra que no es una guerra por la patria sino para defender privilegios de los oligarcas.

Desde el 24 de febrero de 2022 hemos dicho ¡Ni OTAN, ni Zelenski, ni Putin! ¡Esta guerra es contra los pueblos!, y hemos realizado, y lo seguimos haciendo, una amplia actividad en relación a ello, por medio de manifestaciones, peticiones, conferencias. Hemos participado en la constitución de un Comité europeo contra la guerra, contra la guerra social…retomamos la posición internacionalista contra la guerra imperialista, que separó las aguas, en 1914, entre los agentes obreros del capital y los revolucionarios.

Precisamente, por eso, vemos con estupor cómo fuerzas que dicen reclamarse de la Cuarta Internacional toman abiertamente posición por la OTAN, por exigir más armas para Ucrania y por ensalzar el papel de la UE. Nos referimos en particular, al Nuevo Partido Anticapitalista (NPA) de Francia (aunque no es la única fuerza que, declarándose trotskista, apoya el suministro de armas a Ucrania)

Al respecto publicamos una carta que nos han hecho llegar nuestros camaradas franceses.


¿Hacia dónde se dirige el Nuevo Partido Anticapitalista?

Conozco desde hace décadas a la corriente política LCR-NPA y a muchos de sus dirigentes de ese período, algunos de los cuales ya han fallecido y otros que aún viven, y con los que tengo buenas relaciones. Hemos tenido diferencias con esta tendencia durante mucho tiempo. Pero, sin embargo, reivindicaba el anticapitalismo, el antiimperialismo, el anticolonialismo, el antimilitarismo, el antifascismo, el antirracismo.

Por eso hoy me sorprende el curso actual del nuevo NPA, que es el resultado de la escisión de esta organización en dos fracciones separadas hace un año.

Desde el comienzo de la guerra en Ucrania, hemos estado luchando en el eje “¡Ni Putin ni la OTAN!“. Al respecto, el NPA escribe: “Hay diferencias muy concretas entre el neoliberalismo de Zelenski y el fascismo del régimen ruso (…). Hay una necesidad urgente de la derrota militar de Putin. Negar esto es borrar las diferencias entre la democracia burguesa liberal y los regímenes autoritarios fascistas”. La característica de la situación mundial es, por lo tanto, el ascenso del fascismo putiniano, mientras que Estados Unidos no es más que una democracia burguesa liberal.

Hace un año, el 25 de febrero de 2023, se organizó una manifestación “unitaria” en París en apoyo a Zelenski y Ucrania. El presidente de la Unión de Ucranianos en Francia (una agrupación nacionalista) convocó esta manifestación, mientras que “representantes de diferentes partidos (PS, EELV, NPA, Renacimiento) anunciaron su presencia” (AFP, 20 de febrero). Y, efectivamente, ese día, el NPA organizó un cortejo, junto a los macronistas, en plena lucha contra la reforma de las pensiones. ¿Cómo es esto posible?

Mientras el gobierno de Macron anuncia un presupuesto militar de 413.000 millones de euros, el NPA escribe: “Luchar contra el aumento de los presupuestos militares y la militarización de la sociedad es necesario y va con la resistencia ucraniana. Exijamos que Francia, en lugar de vender armas a las dictaduras, ayude   seriamente a la resistencia ucraniana sin aumentar su propio gasto militar. ¡Increíble! Así que hay un “buen” presupuesto militar. Una pregunta para los líderes del NPA: Macron anunció, la semana pasada, tres mil millones más para Ucrania. ¿Debemos apoyar esta decisión o exigir que estos 3.000 millones de euros se paguen a los agricultores, a la sanidad y a las escuelas? La tradición de esta corriente política fue la de Liebknecht quien, al comienzo de la primera guerra imperialista mundial en 1914, votó en contra de los presupuestos de guerra, declarando: “El enemigo está en nuestro propio país”. Al parecer, la nueva dirección del NPA, que surgió de la escisión, no se preocupa por todas estas “cosas anticuadas”. Incluso se atrevieron a escribir, el 22 de febrero: “La victoria contra la invasión rusa no puede ser simplemente ‘militar’, pero no puede prescindir de las armas. Y no podemos decir que somos solidarios contra esta agresión y que nos oponemos a las entregas de armas porque vienen de la OTAN. ¡La OTAN, el nuevo amigo del pueblo ucraniano! Decir esto, en el momento exacto del apoyo de la OTAN a la guerra en Ucrania y, con la complicidad de Estados Unidos, del apoyo al genocidio del pueblo palestino, es realmente hacer la vista gorda deliberadamente sobre la situación mundial y el papel de Estados Unidos, que es el principal responsable de la barbarie a escala mundial.

Y, por último, esta inquietante deriva: esta corriente política siempre se había pronunciado en contra de la Unión Europea, a la que designaba como la Europa de los patrones, oponiéndola a la Europa de los trabajadores. Y ahora el NPA ha impedido un acuerdo con La Francia Insumisa tratando de imponerle la consigna de la integración de Ucrania en la Unión Europea. Cabe recordar que la misma Unión Europea ha iniciado el proceso de integración de Ucrania.

Este apoyo del NPA es preocupante. Entonces, ¿la Unión Europea es un marco protector, la nueva forma de internacionalismo?  Todo el mundo sabe –y también los dirigentes del NPA– que la Unión Europea apoyó las guerras de Irak y Yugoslavia y que actualmente apoya “el derecho de Israel a defenderse”. 30.000 palestinos, hombres, mujeres y niños ya han sido masacrados con el apoyo de la Unión Europea, ¿y deberían ser absueltos? Por no hablar de la destrucción de los derechos y garantías de los trabajadores y campesinos en toda la Unión Europea. Nadie puede felicitarse por  esta deriva. De hecho, es bastante triste.

Lucien Gauthier

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