El lunes 26 de febrero se realizó en París una reunión de jefes de estado de la UE sobre la guerra de la OTAN contra Rusia en Ucrania. Asistieron 20 mandatarios, incluida España. Durante los debates realizados, tras poner en evidencia las bajas masivas de las fuerzas que la OTAN patrocina en Ucrania, se sentaron las bases para el envío de tropas de la UE para combatir a Rusia en Ucrania. Una decisión, sin duda, trufada de riesgos -como la III Guerra Mundial- y de amenazas para los trabajadores y los pueblos de estos mismos países representados…
Alex Lantier. Wsws.org
Los jefes de Estado de la Unión Europea (UE) se reunieron el lunes 26 de febrero en París para celebrar una cumbre sobre la guerra de la OTAN contra Rusia en Ucrania. Ante el inminente colapso de las fuerzas que patrocina la OTAN en Ucrania, debido a las bajas masivas, la cumbre fue convocada para sentar las bases del envío de tropas de la OTAN y de los países miembros de la Unión Europea (UE) para combatir a Rusia en Ucrania.
Antes de la cumbre, el primer ministro eslovaco, Robert Fico, advirtió: “Los Estados miembros de la OTAN y de la UE están considerando la posibilidad de enviar sus tropas a Ucrania de forma bilateral”. Y añadió: “No puedo decir con qué propósito”.
Estas advertencias fueron confirmadas por el presidente francés Emmanuel Macron, quien declaró que el despliegue de tropas de los miembros de la OTAN “no está excluido”.
El lunes 26 Macron dijo que “todo es posible” para evitar la victoria rusa en Ucrania, y que el envío de tropas a Ucrania por parte de países europeos individuales “no está excluido”.
Se comprometió a dar a Ucrania “misiles y bombas de mediano y largo alcance” para su uso contra Rusia. Es decir, Macron, el canciller alemán Olaf Scholz y otros altos funcionarios de la UE acordaron un marco para una guerra a gran escala de la UE y la OTAN contra Rusia.
Las declaraciones del presidente ucraniano Volodímir Zelenski, quien intervino en la conferencia de París a través de un enlace de vídeo, personifican la deshonestidad oficial para ocultar las catastróficas implicaciones de esta escalada de la UE y la OTAN. “31.000 soldados ucranianos han muerto en esta guerra”, afirmó Zelenski. “No 300.000 ni 150.000, o lo que sea que Putin y su círculo mentiroso estén diciendo. Pero cada una de estas pérdidas es una gran pena para nosotros”.
La declaración de Zelenski expone su desprecio por el pueblo ucraniano, que sabe que está mintiendo. Si las potencias de la OTAN abogan ahora por enviar sus propias tropas al campo de batalla, es porque han muerto tantos soldados ucranianos que el ejército ucraniano se ha quedado sin efectivos.
En noviembre de 2022, el jefe del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos, el general Mark Milley, afirmó que 100.000 soldados ucranianos habían muerto o resultaron heridos, aunque el New York Times escribió que varios “funcionarios dijeron en privado que las cifras se aproximaban más a 120.000”. En agosto pasado, el Times citó a funcionarios estadounidenses que afirmaban que Ucrania había sufrido 70.000 muertos y 120.000 heridos.
Los funcionarios estadounidenses críticos con la guerra de Ucrania y con acceso a informes de inteligencia clasificados afirmaron que estas cifras de agosto de 2023 subestimaban de hecho las pérdidas ucranianas, con el fin de limitar la oposición a la guerra.
El coronel estadounidense Douglas Macgregor declaró: “Ahora creemos que los ucranianos han perdido a 400.000 hombres muertos en combate. Hace unos meses hablábamos de entre 300.000 y 350.000. En el último mes de esta supuesta contraofensiva que iba a barrer el campo de batalla, han sufrido al menos 40.000 muertos”.
Las bajas ucranianas reales son muy superiores a las de agosto. De hecho, la fallida “contraofensiva” ucraniana, que consistió en arrojar tropas contra fortificaciones rusas bien preparadas y apoyadas por minas, artillería pesada y drones, no se suspendió hasta noviembre. Desde entonces, las fuerzas ucranianas han sufrido derrotas catastróficas a lo largo de todo el frente, la última de las cuales fue el abandono de Avdeevka en medio de informes de que estaban sufriendo 1.500 bajas al día.
Un reciente reportaje del Washington Post sobre el frente ucraniano reveló que a varios batallones de infantería solo les quedaban 40 de sus 200 hombres. Un comandante de batallón advirtió al Post: “el frente se derrumbará en algún lugar”.
Las catastróficas bajas de Ucrania son una advertencia: otros países europeos también sufrirán pérdidas horribles si declaran la guerra a Rusia. Cabe recordar el estudio publicado en septiembre de 2023 en el US Army War College Quarterly, que instaba a Estados Unidos a reinstaurar el servicio militar obligatorio, para poder absorber las pérdidas que sufriría en una próxima guerra con Rusia. Proyectaba que el ejército estadounidense sufriría 3.600 bajas al día, o 1,3 millones al año, en una guerra con Rusia.
Además, las muertes y bajas no se limitarán al campo de batalla. La introducción directa de las fuerzas de la OTAN en la guerra contra Rusia conduciría casi con toda seguridad a un conflicto nuclear, con decenas y cientos de millones de muertos y heridos.
Si Zelenski miente tan descaradamente sobre el número de muertos en la guerra, ¿sobre qué más mienten él y sus aliados de la OTAN? La respuesta es, en todo.
Todo el relato urdido por la OTAN sobre la guerra de Ucrania para justificar los planes de una escalada militar elaborados a espaldas de la población es una red de mentiras que debe ser rechazado. Los trabajadores y los jóvenes deben movilizarse políticamente para detener la guerra.
Los círculos gobernantes estadounidenses y europeos mienten implacablemente sobre el origen de la guerra de Ucrania, afirmando que fue una agresión rusa no provocada. Pero este fin de semana, el New York Times intentó justificar su llamamiento a que el Congreso vote a favor de un paquete de ayuda militar de 60.000 millones de dólares para Ucrania mediante un artículo que detalla cómo Ucrania fue convertida en un activo valioso para los programas de espionaje y asesinato de la CIA contra Rusia. “Los detalles de esta asociación de inteligencia, muchos de los cuales son revelados por el New York Times por primera vez, han sido un secreto muy bien guardado durante una década”, escribió.
Es decir, el “secreto bien guardado” de los medios cómplices estadounidenses y europeos es que la OTAN provocó la invasión rusa de 2022. Desde el golpe de Estado apoyado por EE.UU. en 2014 en Kiev que instaló el actual régimen ucraniano, las potencias de la OTAN gastaron decenas y cientos de miles de millones de dólares para transformar Ucrania en una base militar. El ruinoso régimen capitalista postsoviético de Rusia invadió Ucrania como una maniobra esencialmente defensiva, tratando de presionar a lo que llama sus “socios occidentales”, es decir, las potencias imperialistas de la OTAN, para que abandonen sus políticas más agresivas contra Rusia.
Desde que la burocracia estalinista disolvió la Unión Soviética en 1991, las potencias de la OTAN han librado guerras por todo Oriente Próximo, Europa del este y África, matando a millones de personas. Este cruento desenfreno permitió a las potencias de la OTAN saquear el mundo, mientras imponían la austeridad social y reforzaban el Estado militar-policial contra los trabajadores en casa.
La desintegración del frente ucraniano se produce cuando las mentiras utilizadas para justificar estas guerras se encuentran profundamente desacreditadas. Las “armas de destrucción masiva” iraquíes que Washington invocó como pretexto para invadir Irak, rico en petróleo, en 2003 no existían. Las guerras de la OTAN lanzadas en Libia y Siria en 2011, supuestamente para defender la democracia frente a regímenes autoritarios vinculados a Rusia, terminaron con las potencias de la OTAN respaldando el genocidio de Israel contra Gaza. En medio de la creciente indignación social y las huelgas contra la inflación y la austeridad, ha habido protestas masivas en EE.UU., Europa e internacionalmente contra el genocidio en Gaza.
La clase dominante europea está reaccionando a esta crisis dando un bandazo a la derecha. Temiendo que una derrota ucraniana haga añicos todo el edificio de mentiras utilizado para justificar sus guerras imperialistas en el extranjero y la guerra de clases en casa, ha abierto la puerta a una Tercera Guerra Mundial en toda Europa y el mundo.
El camino a seguir para la clase obrera, a medida que la burguesía gira hacia una guerra global, es un giro hacia una perspectiva internacional y revolucionaria. La tarea urgente, en medio de las crecientes huelgas contra la inflación y la austeridad y la masiva oposición internacional al genocidio de Gaza, es construir un movimiento internacional contra la guerra y por el socialismo basado en la clase obrera.