Portuarios italianos de Génova frenan el tráfico de armas

Marcha de trabajadores del CALP en Génova

En el marco del Encuentro Europeo virtual del 8 de julio, coordinado desde Berlín por la Campaña “Alto a la Guerra, no a la guerra social” bajo el lema “tenemos que actuar”, los compañeros italianos José y Maurizio, integrantes del CALP (Colectivo Autónomo de Trabajadores Portuarios de Génova) intervinieron exponiendo su experiencia de varios años de lucha.

Ana Muro. ANRed.org

Gracias a la lucha de los trabajadores del CALP, que denuncian el tráfico de armas, se ha frenado el paso de barcos colmados de misiles y demás armamentos bélicos.

El colectivo CALP se inició el 15 de Octubre de 2011 luego de una gran manifestación en Roma. Son cerca de 20 trabajadores politizados con diferentes experiencias en distintos espacios políticos, pero con una gran semejanza: el sentimiento antifascista. El sindicato de entonces CGIL, no representaba las demandas de los trabajadores y no permitía el diálogo con la patronal. Ellos querían salir de esa estructura para poder discutir no solo sobre problemas portuarios, sino también temas políticos locales e internacionales. Ya en 2014 comienza la lucha a nivel internacional con los bloqueos del tránsito de armas.

En 2019 hicieron una gran huelga y denunciaron al gobierno italiano por facilitar el tránsito de barcos saudíes con destino a Arabia Saudita. Los cargueros públicos saudíes son los encargados de transportar el armamento comprado por la dictadura saudí para aumentar la capacidad bélica de sus fuerzas armadas. Los listados de los barcos saudíes “desaparecen” en los puertos españoles o para no ser rastreados apagan el AIS (Sistema de Identificación Automática), también camuflan el nombre árabe con pintura azul. Desde 2015 Arabia Saudita bombardea brutalmente a Yemen.

También hubo una manifestación contra el uso del puerto de Génova por otro carguero saudí cargado de explosivos -esta vez la carga mortal del barco procedente de Baltimore en EE.UU. estaba destinada a la guerra en Siria. Están en juego naturalmente intereses de EEUU, Alemania, como también los de Italia-Francia para mantener el control de los pozos petrolíferos ENI y Total en Libia.

En 2021 intentaron bloquear la carga de armas destinada a Israel con la colaboración de otros puertos vecinos: el Puerto de Livorno y el de Napoli, esto conllevó naturalmente a problemas diplomáticos con Israel y EE.UU.

Todas las manifestaciones y acciones grupales con otras organizaciones contagiaron también a grupos pacifistas y presionaron al Parlamento Europeo para que bloquee la compra-venta de 19000 misiles de la empresa RWM para el uso de drones de Arabia Saudita contra Yemen. RWM (Rheinmetall Waffen Munition, Sardegna) es la empresa hija de Rheinmetall Alemania, la mayor exportadora de armas del mundo.

Además fueron noticia por una huelga antimilitarista: Impidieron la carga de generadores para el ejército saudí en el carguero Bahri Yanbu en el puerto de Génova, porque no quieren convertirse en cómplices de la guerra en Yemen, asegura Jose. Otros puertos también se han solidarizado contra el atraque de varios cargueros saudíes que transportan armas desde Norteamérica y Europa.  Las huelgas comenzaron en Bilbao en 2018, a las que se sumaron Le Havre, Santander, Génova y Fos sur Mer en 2019, y Amberes, Tilbury y Cherburgo en 2020.

Todos somos antifascistas

El Puerto de Génova tiene una larga trayectoria de lucha: acciones de solidaridad contra las guerras imperialistas, desde la guerra de Vietnam hasta la guerra de Irak y la resistencia contra Pinochet en Chile. Además apoyan a refugiados: en junio de 2020 exigieron que se abriera el puerto al barco de rescate Sea Watch 3, que llevaba semanas transportando a más de 40 personas rescatadas y buscaba puerto. En aquel momento, el entonces ministro del Interior, Matteo Salvini, de forma racista, prohibió que el Sea Watch 3 y otros buques civiles de salvamento anclaran en Italia. Pero el puerto de Génova siempre ha estado en el centro del antifascismo. El feminismo y otras luchas sociales también forman parte de su agenda.

El 25 de febrero se realizó una masiva manifestación de 2000 personas contra la Guerra en Italia: también participaron trabajadores  portuarios de Civitavecchia, Livorno y Trieste, junto con partidos de izquierda, grupos anarquistas del Noroeste, estudiantes, sindicatos como el Cobas y USB, bajo el slogan “abajo las armas, arriba el salario, paz en el mundo y contra la OTAN”. Lo curioso fue que el Papa Francisco apoyó la acción.

El 31 de Marzo hubo huelga contra el tráfico de armas, las medidas realizadas por la Unión Europea y las políticas del gobierno de Draghi, que destruyen a las masas populares y a los trabajadores.

Criminalización por la protesta

José Nivoi, integrante del colectivo, declara que, para ellos “es un deber ético no ser parte de la guerra”, porque Italia contribuye junto con la OTAN en la Guerra de Ucrania. Ya hemos demostrado que la organización de los trabajadores portuarios es un camino para el boicot de la dominación imperialista. José y otras cinco personas del colectivo tienen varios procesos penales: en Febrero de 2021 la fiscalía realizó un allanamiento: Se les acusa de participar en actividades anti-militares en contra del tráfico de armas en Génova, ser miembros del grupo Génova antifascista e instigar a la violencia. A las 5 am. allanaron su casa el grupo DIGOS, agentes de la Policía de Estado en cuestiones especiales como el terrorismo, y se llevaron mucho material concerniente a sus organizaciones, computadoras, documentos políticos, pendrives, etc.

Simultáneamente también allanaron una oficina que tenían como punto de encuentro para reuniones. La fiscalía les acusa ahora por otros delitos cuyas penas oscilan entre los 3 meses y 5 años de prisión: resistencia a la autoridad del Estado, pertenencia a organización criminal, atentado a la seguridad vial por lanzar «objetos o proyectiles contra vehículos en movimiento». La fiscalía de Génova afirma que las bengalas utilizados por el CALP en la huelga de mayo de 2019 eran «objetos letalmente modificados».

En un comunicado sobre la represión, el CALP subraya lo absurdo de la acusación: «No eran mortíferas las bengalas y las bombas de humo, utilizadas por los estibadores para llamar la atención sobre las bodegas y las cubiertas del barco, que estaban llenas de armas y explosivos. Eran y son mortíferas las armas y los explosivos que se cargaron en el barco». Un mes antes el propio gobierno italiano hizo uso por primera vez de la Ley 185, que prohíbe la exportación de armas a Estados en conflicto armado o cuyos gobiernos violen gravemente las convenciones internacionales de derechos humanos. Se prohíbe además el tráfico de armas por todo el territorio Italiano. Desgraciadamente desde finales de enero de 2021, no se ha prohibido oficialmente ninguna exportación de armas de Italia a Arabia Saudita.

«Cuando luego se llevan a los tribunales, las acusaciones no se sostienen” señala Novio. “Pero hasta el juicio, si haces algo que pueda ser sancionado por el decreto de seguridad, recibes arresto domiciliario, vigilancia especial o incluso prisión». “De hecho, la vigilancia especial es la medida preventiva más grave del Estado italiano, que transforma a las propias personas afectadas en carceleros de sí mismas». La vigilancia especial dura hasta cuatro años y es renovable. Va acompañada de muchas condiciones: entre otras cosas, hay que estar en casa por la noche, sólo se puede salir del lugar de residencia con permiso de la policía y no se puede participar en reuniones ni en asambleas públicas.

Según el CALP, los armadores saudíes han presionado a la agencia genovesa responsable, Delta, y a la terminal GMT, operada por el grupo C. Steinweg (Hamburgo y Duisburgo). La fiscalía, que ahora investiga a CALP a raíz de una denuncia de la agencia Delta quiere «cortar la cabeza a los grupos de trabajadores organizados que no sólo llevan a cabo una huelga por conflictos, sino una huelga política».

Además de la cuestión antimilitarista, los trabajadores del CALP se niegan a cargar y descargar porque «la mera presencia de armas y explosivos de un carguero saudí supone un riesgo para los trabajadores del muelle y los habitantes oriundos del lugar». «Estos últimos tendrían que permanecer a 500 metros de las zonas residenciales, pero el puerto de Génova está a menos de 300 metros del barrio de Sanpierdarena. Los activistas temen una explosión accidental, como la de Beirut en 2020. No existe ningún plan de evacuación en caso de catástrofe de este tipo.

Los barcos saudíes siguen pasando por el puerto cargados de armas destinadas a destruir vidas en Siria, Yemen o Cachemira. Son guerras ilegales según el derecho internacional, pero el tráfico está permitido por las autoridades italianas aduaneras, de las prefecturas y portuarias, a pesar de la ley 185/90 que regula el tráfico de armas. Las instituciones se tapan los ojos y cada vez que llega un carguero saudí, la policía vigila la terminal y a los trabajadores portuarios se les impide comprobar la peligrosidad de la carga, que a menudo es explosiva.

La fiscalía de Roma ha abierto una investigación contra Rheinmetall Waffe Munition (RWM) Italia S.p.A. y contra UAMA (la agencia del Ministerio de Asuntos Exteriores italiano responsable de las licencias de exportación de armas). Las acciones de huelga también bloquearon los envíos de armas de RWM Italia S.p.A. a través de Génova, envíos de armas cuya legalidad se está revisando ahora.

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