Los olvidados de la «Transición» llevan su lucha a las pantallas

Olvidados de la Transición llevan su lucha a las pantallas

Interesante artículo que introduce la lucha de represaliados por el post-franquismo para conseguir un reconocimiento que no tiene cabida en la legislación memorialista vigente. A través del documental realizado que lleva por título  ‘Las armas no borrarán tu sonrisa’, se muestra la pelea por la justicia de las decenas de personas asesinadas durante los primeros años de «democracia»…

Guillermo Martínez. Ctxt.es

Luchar contra la desmemoria no es una tarea fácil. Contar lo ocurrido en España durante la Transición bajo el prisma de la realidad social que se vivió en las calles es una ardua tarea que todavía resiste el pulso de todo un sistema que calla y manda callar. En cambio, no son pocos los intentos de esculpir un nuevo relato que se aleje del baño de oro que las elites dieron al nacimiento de la democracia en España. A la vez, acercan la voz de aquellos que protagonizaron el cambio, el avance, una voz manchada de sangre, torturas, sufrimiento y silencio. Ahora, el documental Las armas no borrarán tu sonrisa supone un paso más en el camino al reconocimiento de esa historia que, por fin, empiezan a escribir los perdedores.

Todo fue idea de Manuel Ruiz. Manuel hubiera sido una persona normal y corriente de no ser porque es el hermano de Arturo Ruiz, el joven de 19 años que asesinaron los Guerrilleros de Cristo Rey el 23 de enero de 1977, mientras participaba en una manifestación por la amnistía en Madrid. Su empeño en la búsqueda de justicia le ha sobrevivido, pues la cinta se estrena una vez fallecido Manuel. “Él lo que quería era que la gente conociera cómo durante años, él y tantos otros, buscaban una justicia que España les continúa negando”, dice Adolfo Dufour, director del documental.

Dufour tenía 21 años en 1977. Era uno de esos jóvenes que de forma constante tomaban las calles para reivindicar un cambio, un verdadero progreso que no debería estar en manos de los que, a partir de entonces, se empezaron a considerar nuevos demócratas, antiguos franquistas. “El estamento político quería hacer el proceso de reforma de manera muy controlada, de ahí las actuaciones de la Policía extremadamente violentas y, junto a ellos, miembros de la extrema derecha relacionados con la Brigada Político-Social”, añade.

Neonazis, bandas de extrema derecha y una Policía desatada dejaron todo un reguero de muertes que ahora encuentran un pequeño homenaje en Las armas no borrarán tu sonrisa. Así, a través del relato de Manuel Ruiz, el documental vertebra unos años sobre los que ni la judicatura ni la política quieren poner luz todavía. Pero Manuel no está solo. En las imágenes, Alejandro Ruiz Huerta, uno de los supervivientes a la masacre de los Abogados de Atocha, también cuenta lo vivido en aquella época en la que luchar por la dignidad laboral y aspirar a un mundo más justo y libre podía convertirse en motivo para morir asesinado.

La judicatura calla

“Es sorprendente cómo la justicia de este país todavía sigue sin querer investigar todos estos crímenes. Más allá de los más conocidos de Arturo Ruiz, los Abogados de Atocha y Mari Luz Nájera, hay decenas de ellos por toda España. Ni siquiera con la nueva Ley de Memoria Democrática se han podido reabrir los casos”, explica Dufour. Y de eso va este documental: de nombrar, de conocer, de recordar.

El discurso de esta democracia que llegó a base de consensos, abrazos y cesiones se resquebraja, si se escarba un poco.

El Colectivo de Olvidados de la Transición (COT) ha jugado un papel importante en este trabajo. Ellos son la génesis de la lucha contra el relato de la oficialidad, que olvida y borra las historias de aquellas personas que lucharon en las calles, las fábricas y las aulas. “La democracia no la trajeron los cenáculos del poder, sino aquellos que recibían balas en la calle por defenderla”, sentencia el director.

El título no es casual: Las armas no borrarán tu sonrisa fue lo que el padre de Arturo y Manuel escribió detrás de una fotografía de su hijo asesinado cuando se cumplieron dos años de la desgracia. Esto es algo que conoce bien Javier Almazán, hermano de Ángel Almazán, a quien la Policía mató de la paliza que le dieron tras detenerle en diciembre de 1976. Ángel tenía 18 años y se manifestaba por la abstención en el referéndum para la reforma política.

Contar lo que no se quiere conocer

El discurso de esta democracia que llegó a base de consensos, abrazos y cesiones se resquebraja, si se escarba un poco, tal y como refleja el documental. “En el COT solo queremos dar una versión basada en hechos que no se quieren conocer. Contamos la puñetera verdad, lo que sucedió en esos años de plomo”, dice un Javier protagonista del documental junto a Manuel.

Los dos, unidos como hermanos, incluso ahora que Manuel ya no está, convierten sus manos en puños con los que golpear al pasado: “Nosotros nos enfrentamos a algo muy poderoso, el club de la Transición, donde están periodistas, historiadores, intelectuales, políticos y jueces. Esa gente sigue narrando un relato que es absolutamente falso”, critica. 

Estas personas de las que habla Javier deben todo a la Transición. “Todo lo que tengan, ya sea poder o patrimonio, les viene dado por aquel periodo. Sabemos que en el COT no llegaremos a la meta, que no veremos el resultado, pero recorremos un camino en el que intentaremos plantar nuestras vivencias y nuestra verdad, nuestro dolor, a ver si germina y se divulga y se da a conocer”, se explaya el mismo Javier.

El objetivo del documental es que la justicia reconozca que existió un plan para acabar con la oposición al nuevo régimen que florecía al calor del franquismo

El club de la Transición, un plan

Su objetivo, como refleja el documental, es que la justicia reconozca que en España existió todo un plan para acabar con cualquier oposición al nuevo régimen que florecía al calor de antiguos franquistas. “Eso significaría tratar estos asesinatos como crímenes de lesa humanidad, que no prescriben y siempre se pueden juzgar. A la gente poderosa, al club de la Transición, eso no le gusta nada”, apuntilla.

Sin financiación, pero con independencia, Las armas no borrarán tu sonrisa ha salido hacia delante después de que la productora Atrapasueños se hiciera cargo de su distribución. Dufour cuenta que la cinta estará disponible en algunas salas de cine, pero también en todas aquellas entidades y colectivos que lo soliciten. Más tarde, intentará venderla a algún canal de televisión. “Con que un par de jóvenes que no sabían nada de todo esto vean quiénes fueron nuestros hermanos y les recuerden, habremos vencido una pequeña batalla más”, concluye Javier Almazán.

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