El periodista Tono Calleja Flórez (epe.es) entrevista a la forense Mercedes Salado sobre la actividad memorialista realizada en diversos países y ahora en España. Esta integrante del equipo argentino de antropología forense no duda en señalar que “En España todavía hay una negación de que hubo una represión”. Seguidamente publicamos un resumen de sus palabras y (al final) el vídeo completo de la entrevista realizada.
Mercedes Salado, sobre las fosas del franquismo: “Siento vergüenza por la situación de España”
La forense Mercedes Salado ha pasado más de dos décadas trabajando en Latinoamérica y otros países, como Argentina, Bosnia-Herzegovina, Chipre, Guatemala, Irán, Irak, Marruecos, Sudán y Timor Oriental. Más recientemente, ha vuelto a España donde prosigue su actividad, teniendo que enfrentarse a nuevas dificultades…
Pregunta: Recientemente, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha dicho que España es uno de los países del mundo con más fallecidos sin identificar. Una persona como usted, que ha estado tanto tiempo en Latinoamérica, en Argentina, especialmente haciendo ese trabajo, ¿qué opinión le merece que España no se haya lanzado a esa identificación?
Mira, va a sonar un poco fuerte, yo siempre dije que, a mí me da vergüenza, realmente siempre me dio vergüenza la falta de voluntad política de España en enfrentar, ni más ni menos, que su responsabilidad. Porque no es que estemos hablando de un favor hacia los familiares. A mí siempre me dio vergüenza que España yo lo vivía desde Latinoamérica. España era el adalid de los derechos humanos. Era y con mucho orgullo, alguien que detenía Pinochet, que se atrevía a juzgar a Scilingo por los vuelos de la muerte en Argentina, que aplicaba la Justicia Universal, pero que olvidaba a sus desaparecidos y negaba a sus desaparecidos como política de Estado. Yo viví 20 años en Argentina y viví 20 años en un lugar donde hay una política de Estado de responsabilidad en la búsqueda activa de sus detenidos-desaparecidos.
Igual que lo he visto en Chile. Vengo de un lugar donde la jurisprudencia se sentó de una forma en el que el organismo judicial entiende que la investigación para la identificación de personas desaparecidas no necesariamente implica una investigación criminal donde existe lo que se llama el derecho consuetudinario, que aunque no se hubieran firmado todavía ciertos convenios, siguen vigentes. Esa jurisprudencia que está muy clara en Argentina, que se intentó trasladar cuando el juez Baltasar Garzón abrió esa causa donde por fin podían adherirse un montón de familiares, más de 100.000, no fue entendida por España.
España siguió con el círculo vicioso de negar su historia, con el círculo vicioso de negar su responsabilidad realmente en la búsqueda y la identificación de esos ciudadanos españoles que fueron asesinados por el Estado, ni más ni menos, y que siguen negándola. Y que muchos de ellos, bueno, pues con nombre o sin nombre, estaban enterrados debajo del monumento a un dictador. Eso es único. Yo lo viví siempre con vergüenza.
P. ¿Qué opinión tiene de la reciente Ley de Memoria Democrática Española?
El texto de la Ley de Memoria Histórica fue un paso importante. Era muy insuficiente para los derechos realmente y las obligaciones del Estado, porque no es solamente los derechos de la familia, es la obligación del Estado de realmente investigar y reparar con la verdad lo que ocurrió.
Yo creo que la Ley de Memoria Democrática no la conozco tanto en profundidad de los detalles, intentó llenar muchos vacíos que tenía la Ley de Memoria Histórica, que era un primer paso muy pobre. Intentó llenar un poco más de esa formalización de la responsabilidad que tiene el Estado en llevar a cabo esas tareas. Me parece que falta mucho todavía.
P. ¿A qué se refiere?
Ha habido muchos pasos. Ha habido pasos gigantes. Creo que el Estado entiende un poquito más su responsabilidad, pero creo que depende de los gobiernos todavía y no debe depender de los gobiernos. Tenemos todavía un país en donde si hay un gobierno de derecha puede haber un freno a eso, si hay un gobierno de izquierda se van dando pasos y no debería pasar. Esto es una política de Estado, no es una política gubernamental que debería trascender.
Y me sigue avergonzando la intervención del organismo judicial, me sigue avergonzando que haya una amenaza jurídica hacia jueces que se hayan atrevido a autorizar [exhumaciones] en un marco humanitario porque ya no hay una posibilidad de investigación criminal, ya no hay una búsqueda de esa responsabilidad penal, ya murieron los responsables de esos crímenes.
Pero hay todavía una amenaza de que pueden ser acusados y de hecho lo son por autorizar que se haga una exhumación o por autorizar que se haga una investigación de la búsqueda que es tendente a la identificación de esas personas que fueron asesinadas o fueron represaliadas. Entonces, creo que todavía nos queda muchísimo por aprender. Estamos muy enfermos como sociedad. España todavía está muy enferma.
P. ¿En otros países es diferente?
En Argentina, en Latinoamérica en general, yo no te digo que esté todo perfecto, no te digo que no haya personas que defiendan todavía esa dictadura, personas que estén en contra diametralmente de todo lo que supuso una intervención militar, pero nadie niega que la hubo. En España todavía hay una negación de que hubo una represión. Hay una negación de que eso no es una guerra civil. ¿Cuántas víctimas no forman parte de caídos en la Guerra Civil? Forman parte de asesinatos por parte del Estado y violaciones terribles a los Derechos Humanos.
Y de hecho, España tiene muchas llamadas de atención del Grupo de Naciones Unidas de Desaparición Forzada, que cree que no está haciendo su tarea porque España tiene convenios específicos, que tiene suscritos y que tiene obligaciones como Estado de investigar. Y no lo hace; y no lo hace, bueno ¿por qué? Porque hay un miedo político, porque hay un precio político todavía hoy. Y eso a mí me sigue dando vergüenza a eso.
Pasos gigantes desde hace 20 años, sí. Muchos de esos pasos gigantes siempre han sido por empuje de la sociedad civil y siguen siendo por empuje de la sociedad civil, de personas particulares que pusieron su tiempo, su dinero, sus carreras, fueron represaliadas si quieres también, para que eso se pudiera hacer; pero no porque realmente hoy por hoy ¿mejoró la voluntad política? Sí, depende todavía de los gobiernos y eso no debería seguir pasando. Entonces sigue habiendo un poquito de vergüenza ahí.
P. ¿Cree que el Equipo Argentino de Antropología Forense puede también ayudar a España?
El Equipo Argentino ha ayudado de varias formas. Nosotros llevamos desde hace 20 años en contacto muy estrecho con la Asociación de Memoria Histórica a nivel nacional. Estamos muy en contacto y siempre hemos estado muy cercanos a [la Sociedad de Ciencias] Aranzadi, a varios grupos. Hemos ido actuando en la medida que nos han ido pidiendo. (…)
A nivel técnico fuimos asesorando y fuimos apoyando en lo que fuimos solicitados. Colaboramos en varios casos haciendo análisis genético de forma gratuita, porque en España ese era otro de los problemas, que eran voluntades particulares de apoyo. Yo he visto y he participado en exhumaciones, invitados por la Asociación de Recuperación de la Memoria Histórica, donde el dinero para poder hacer la exhumación de esa persona salió de un sindicato noruego. A mí eso me rompe la cabeza. Nosotros hicimos el análisis genético gratis. Otros ponían su tiempo los fines de semana para poder ir. Todo eso que se armó, se fue armando, aparte de ayudas y de voluntades. Y ahí el Equipo siempre estuvo presente, pero en la sombra, porque no era una cuestión técnica en España.
En España, arreglar la cuestión técnica era muy fácil darle el apoyo que requirieran en cuanto a la experiencia que ya había acumulada en Latinoamérica, en otros países era muy fácil. ¿Cómo romper el miedo político? Es lo difícil. ¿Cómo romper el miedo jurídico? Era lo complicado. Y en eso el Equipo Argentino de Antropología Forense lo único que podía hacer era hacerse presente, como hicimos en algunas exhumaciones, para estar con el juez o la jueza que se había atrevido a autorizar [abrir] esa fosa para decirle esto es normal y esto es lo que hay que hacer y no pasa nada, porque esto es lo que se hace habitualmente en otros países, incluso en contextos muy recientes postdictadura. Entonces en eso nos hicimos presentes en dar un poco de tranquilidad, buscar apoyos que pudieran dar también una asesoría jurídica. Pero el problema era otro, el problema es mucho mayor que eso.