Comunistas ante las elecciones del 23J

Se acercan las elecciones generales del 23 de julio y bastantes camaradas nos transmiten sus dudas e incluso resistencias hacia las consignas de voto forzoso que les mandatan las direcciones de sus propias organizaciones.

Para estimular el pensamiento crítico, la reflexión independiente y la coherencia políticas entre la militancia, seguidamente citamos algunos puntos que pueden servir para perfilar mejor la respuesta ante las urnas:

  • Como muestra la continuada pérdida de poder adquisitivo de los salarios y pensiones, así como la precarización laboral y la carestía de la vida crecientes, ninguna de las principales opciones electorales defiende a la clase trabajadora, ni el cambio social que lleva tantas décadas planteando la izquierda.
  • SUMAR es un instrumento electoral que se ha construido a toda prisa, de modo verticalista y sin previo debate político ni programático. Se ha construido, en realidad, más que de espaldas, contra los propios partidos y organizaciones de base de donde provienen las personas que nutren sus listas y aspiran a gestionar las instituciones.  Identificarse con esta propuesta supone por tanto avalar el caudillismo y la despolitización social que son su marca de fábrica. Otra muestra de ello es la omisión discursiva en esta candidatura de cuestiones tan centrales como la oposición a la guerra en Ucrania, OTAN NO Bases fuera, presupuestos militares para gastos sociales, No a la Europa del capital y la guerra, o el pronunciamiento por la República y la necesidad de un cambio de régimen, entre muchas otras.
  • El giro al fascismo con que asustan los tantos “estómagos agradecidos” que padecemos con creciente insistencia, giro identificado mayormente con el partido VOX, todas las encuestas  le dan como máximo menos del 15% de apoyos. Es decir, que seguirá siendo una opción tan testimonial como aspira a ser SUMAR.
  • El peligro real, ya consolidado incluso antes de votar el 23J, es el bipartidismo. PP y PSOE defienden programas similares, basados en obedecer las directrices de la UE y de la OTAN. Les diferencian las mentiras que cada uno cuenta a su público y los gestos cosméticos que puedan llegar a instrumentar si gobiernan, pero siempre sin cuestionar los poderes económicos e instituciones existentes.
  • Y junto con el bipartidismo, lo que el 23J aspira a consolidar mejor es un sistema de representación política contraria a los partidos y a los conceptos de “programa, programa, programa” que conocemos en la izquierda. Hasta la propia vida interna y funcionamiento de los partidos existentes dejaron de ser democráticas y participativas. Ahora, la dirección manda y las personas aspirantes a políticas (es decir, a gestionar instituciones) obedecen si quieren prosperar.
  • En definitiva, actualmente cuando votas estás eligiendo a personas sin compromiso electoral alguno, ni con el electorado, ni con la lista electoral apoyada, ni con el partido al que pertenecen, ni con los pactos de coalición que puedan llegar a hacer para gobernar. Buen ejemplo de todo esto lo hemos vivido ya en los últimos años bajo el gobierno PSOE-UP y bajo el paraguas multiverso del propio Unidas Podemos.
  • La degradación democrática de esta monarquía parlamentaria es igualmente evidente por las cortapisas interpuestas a la participación electoral (asignación de escaños, límite del 5%…) y al ejercicio de las libertades y derechos básicos (Ley mordaza, criminalización de la protesta social), incluyendo el de la autodeterminación de los pueblos.

En conclusión, mañana igual que hoy y que ayer, gobierne quien gobierne: el PP o el PSOE, como militantes comunistas consecuentes no tenemos otra opción que construir un referente político de la clase trabajadora impulsando un programa de cambio, contra la guerra y en defensa de unas condiciones de vida, libertades y derechos que este régimen postfranquista se viene mostrando incapaz de satisfacer, donde se erradiquen las desigualdades estructurales, se atiendan las necesidades y se salvaguarde la propia vida de las mujeres trabajadoras, al sufrir doblemente la explotación y la opresión del capitalismo patriarcal..

Un referente que, si algo hemos aprendido de las últimas décadas, debe ser independiente del régimen y de las instituciones postfranquistas que se persigue cambiar. Alternativo a la conciliación y a las componendas interclasistas que nos han conducido a donde estamos.

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