Redacción. Informacionobrera.org
El martes 28 de mayo, Pedro Sánchez anunció el reconocimiento del «Estado de Palestina», un Estado que no existe, además de estar ocupados los territorios que se le atribuyen -que, como mucho, llegarían a un 22% de la Palestina histórica- por el Ejército israelí y fragmentados por decenas de asentamientos judíos, en los que viven 550.000 ciudadanos israelíes (a los que hay que sumar más de 200.000 en Jerusalén Este). Colonos y Ejército que someten a la población palestina a una continua presión y humillación, privándola de los derechos más elementales. Además, sólo desde el 7 de octubre, más de 400 palestinos han sido asesinados en Cisjordania por soldados y colonos.
Este reconocimiento, que solo ha sido seguido en Europa por dos países «periféricos», Irlanda y Noruega, tiene un evidente objetivo electoral. Pero cubre el mantenimiento del apoyo a Israel, nuestro buen aliado según el Ministerio de Exteriores. El apoyo que la solidaridad más elemental requiere es romper todo tipo de relaciones con Israel, como exigen los estudiantes y, según las encuestas, el 78% de la población.
A pesar de que en 2014, el Congreso de los Diputados solicitó al Gobierno de Mariano Rajoy el reconocimiento del Estado palestino, prácticamente por unanimidad (319 votos a favor, una abstención y dos noes), ahora los partidos franquistas se oponen. Para ellos no hay genocidio, y nada puede poner en duda la ley impuesta por Biden y aplicada por Netanyahu. Para los franquistas, erigidos en los más fieles defensores del orden imperialista, cualquier distanciamiento de Netanyahu es inadmisible.
Cómo es inadmisible el voto del Congreso de la amnistía, porque –a pesar de su carácter limitado y su previsible tramitación azarosa- pone en jaque la autoridad del poder judicial, y de la monarquía que animó su persecución contra los catalanes. Sin duda, el interés del Gobierno y de su proyecto no era cuestionar la monarquía, sino operar una mínima reforma para hacer entrar en la gobernabilidad a todas las fuerzas políticas, en este caso los soberanistas catalanes, pero esto es inadmisible para el franquismo institucional y para el franquismo político. Por esto Feijóo, coreado críticamente por Abascal, volvió a la carga, convocando de nuevo una manifestación contra la amnistía el domingo 26.
Todo derecho, todo avance en libertades, choca con las instituciones y la monarquía
No nos engañemos. Detrás del rifirrafe del Congreso, por otro lado muy alejado de la vida real de la población, se oculta la incompatibilidad entre democracia y monarquía, Y esto afecta no solo a los pueblos, sino a los trabajadores y la juventud. De nuevo se anuncia que sus pensiones son insostenibles, y que es necesario un nuevo plan de ajuste. Pretenden utilizar la campaña electoral al fantasmagórico Parlamento Europeo para intentar convalidar esta política.
Para la juventud estudiantil se ratifica que no hay salida. En Catalunya el 67% de los jóvenes del MIR piensan que tendrán que emigrar, y a los trabajadores de Alcoa y otras grandes industrias solo se les promete buenas condiciones de despido.
El apoyo de la instituciones de la Unión Europea a la monarquía y al poder judicial aparece en su esplendor. Unas instituciones que solo ofrecen como salida la guerra, el aumento de los gastos militares y actualizar las normas de ajuste europeo.
Por ello, aunar fuerzas en la lucha contra el régimen y la política de los Gobiernos que se someten a él es de absoluta actualidad.
Este es el sentido de nuestro apoyo a la Macha Republicana del 16 de junio en Madrid.