València, 17 horas Facultad de Historia
Lo que está sucediendo en Gaza es un genocidio a la vista de todo el mundo, llevado a cabo por el Estado de Israel con el apoyo de los EEUU y de numerosos gobiernos europeos. La destrucción de las viviendas, de los hospitales y centros sanitarios, de los pozos, de las infraestructuras eléctricas, demuestra la voluntad del Estado sionista de hacer inhabitable la franja de Gaza. Los bombardeos indiscriminados, que han causado decenas de miles de muertos, la inmensa mayoría civiles desarmados, incluyendo en particular mujeres y menores de edad, demuestran que el objetivo es aterrorizar a la población y empujarla hacia Rafah, región fronteriza con Egipto. El presidente Netanyahu ya ha confirmado la intención de invadir esta región con sus tropas. Se trata de una operación de limpieza étnica con la que Israel persigue expulsar o eliminar a toda la población palestina de Gaza.
También forma parte de esta estrategia sionista, cercenar el acceso de la población palestina a toda ayuda humanitaria, como muestra el recorte de los fondos económicos aportados a la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA). Una retirada de fondos a la que se han sumado Estados Unidos y otros 15 gobiernos del mundo y que conlleva prácticamente matar de hambre a más de 2 millones de personas que dependen de la ayuda alimentaria de la agencia.
La formidable movilización que, en los cinco continentes, se opone al genocidio, ha obligado a muchos dirigentes políticos, a las organizaciones, e incluso a los gobiernos, a cambiar su posición. Pero, en muchos casos, el cambio no ha pasado de la retórica o de las buenas intenciones, como sucede en nuestro país.
El 25 de febrero, en respuesta al llamamiento de realizar una segunda jornada estatal, hay más de 100 convocatorias por Palestina en numerosas ciudades. Llamamos a participar en ellas. Porque no podemos continuar así. Los cientos de muertos diarios exigen medidas prácticas. Hay que exigir un alto el fuego inmediato, el fin del bloqueo de Gaza. Y hay que exigir al gobierno español medidas concretas: el fin de todas las relaciones económicas, comerciales, militares y diplomáticas con el Estado de Israel, la prohibición de todo uso de las bases militares en suelo español para actividades militares o transporte de armas contra Palestina. Cada euro de comercio con el Estado sionista fomenta la matanza. Cada arma o munición vendida va a ser utilizada para bombardear escuelas y hospitales, para matar niños palestinos.
Del mismo modo, hay que demandar a las organizaciones, tanto partidos como sindicatos mantener la movilización, extenderla y llevarla a todas las localidades y centros de trabajo.
¡Alto al genocidio!
¡Alto el fuego inmediato!
¡Ruptura de relaciones con el Estado de Israel!