Como señala Canarias semanal, entre otros medios, a diferencia de lo predicho por la mayoría de encuestas electorales, el Partido Popular no podrá constituir un nuevo gobierno con VOX tras las elecciones generales de este 23J. Pese a ser el Partido con más votos, con 8.022.090 electores y 136 diputados (47 más que en 2019), y poder sumar un total de 169 escaños con los 33 de VOX -que se eleva a la tercera fuerza política del Estado-, a este bloque de la derecha tradicional le han faltado 7 escaños para alcanzar la mayoría absoluta necesaria para gobernar.
Por su parte, el PSOE tampoco sufrió la estrepitosa caída que le pronosticaban. Con un total de 7.749.791 votos y 122 escaños -2 más que en las elecciones de 2019- esta organización socio-liberal, como ha venido sucediendo durante las últimas cuatro décadas, ha vuelto a ser el gran beneficiario de las llamadas al voto para «frenar el ascenso de la extrema derecha» y principal reservorio del «voto útil» y/o por el «mal menor».
En tercer lugar, la coalición SUMAR ha continuado la misma deriva de pérdida progresiva de apoyo electoral que ya sufrió su antecesora Unidas Podemos. Los 31 escaños obtenidos, uno menos que VOX, la mantienen como cuarta fuerza parlamentaria, además de suponer 4 escaños menos que los obtenidos por la propia Unidas Podemos en noviembre de 2019, donde ya perdieron 7 escaños respecto a los comicios celebrados en abril de ese mismo año.
El periódico La Vanguardia del 24 de Julio ha publicado unos gráficos ilustrativos de la evolución seguida por el voto a estas 4 opciones electorales.
Resultados en el País Valencià
Tras una intensa campaña en la que las fuerzas progresistas (partidos, pero también sindicatos y asociaciones vinculadas) intentaron movilizar el voto contra la derecha, exacerbando el miedo a un gobierno PP-VOX, en el País Valencià estas elecciones han reafirmado la victoria del PP en las pasadas elecciones autonómicas y locales del 28M y mantenido al PSOE como segunda fuerza más votada, a tan solo 30 y pico mil votos del primero.
Pero, si ambos partidos mayoritarios mejoran sus resultados con respecto a las generales de 2019, en cambio los otros dos que han obtenido finalmente escaños perdieron apoyos: VOX y SUMAR. Concretamente, mientras que los votos válidos a partidos crecieron en 63.924 (la abstención disminuye 4 puntos de forma parecida a la media estatal) con respecto a las generales anteriores, el PP ha sacado 174.495 votos más que entonces (recibiendo una parte de Vox y otra de Ciudadanos) y el PSOE otros 83.000 más. En cambio VOX perdió 28.187 votos y el SUMAR valenciano (comparado con lo obtenido por separado en 2019 por Compromís y por Podemos-EUPV) otros 73.635 votos menos, quedándose como cuarta fuerza política en apoyos, igual que a nivel estatal.
Perspectivas
Los resultados del 23J muestran que los trabajadores y pueblos del estado se inclinaron por el voto útil hacia el PSOE e incluso al PP (que recoge los apoyos de Ciudadanos y de una parte de Vox). Y también muestran las debilidades y carencias de un sistema de representación política y de una campaña electoral en la que, por encima de las propuestas, han prevalecido las proclamas alarmistas (que vienen la ultraderecha o bien el sanchismo), y que ha mantenido los debates programáticos alejados de las demandas y problemas reales y concretos de los trabajadores y trabajadoras.
Tras este 23J, en efecto, la crisis española de representación política continua sin haberse cerrado mediante una salida bipartidista, como pretendían los «poderes fácticos». Al contrario, esta decantación del voto solo ha abierto un nuevo periodo de inestabilidad institucional marcado por la confrontación previsible y la dificultad para conseguir mayorías estables de futuros gobiernos.
Todo ello, en un marco político, social y económico bastante alarmante, presidido por la guerra interminable en Ucrania y sus previsibles consecuencias, por la crisis climática y por los recortes de gasto público social comprometidos con la UE para los próximos años, gobierne quien gobierne.
La alternativa a esta situación, por tanto, se sigue situando más allá de las elecciones y de un régimen y sistema político, como esta monarquía parlamentaria heredada del franquismo, reiteradamente incapaces de satisfacer las necesidades y aspiraciones mayoritarias.
