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La clase obrera de Francia está en las calles, con millones de personas en huelga y manifestándose.
La proverbial gota que colmó el vaso, más como un gran paquete de paja, fue la decisión del presidente francés Emmanuel Macron de elevar la edad de jubilación de 62 a 64 años. Macron, que impuso este ataque a las pensiones por edicto presidencial, también elevó en dos años el tiempo que un trabajador debe trabajar antes de jubilarse con los máximos beneficios. Para la mayoría de los jubilados en Francia, tanto en el sector público como en el privado, la pensión estatal es su única fuente de ingresos.
¿Por qué es esto tan importante?
Una lucha por las pensiones es esencialmente una lucha por los salarios diferidos. Parte de la compensación que recibe un trabajador se paga en forma de un cheque de pago regular, mientras que otra parte se reserva para ser pagada en una fecha posterior como pensión y / o seguridad social. Es dinero ya ganado, generalmente durante un período que abarca décadas.
Para extraer más de lo que Marx llamó plusvalía -trabajo no remunerado realizado en forma de ganancia- sin pagar más salarios, sería difícil para los capitalistas hacer en 2023 lo que hicieron en el siglo XIX. En aquel entonces simplemente hacían que la jornada laboral fuera más larga sin aumentar el salario. ¡Eso provocaría una revuelta infernal hoy!
Así que, en cambio, la burguesía francesa está tratando de exprimir otros dos años de valor de las pieles de los trabajadores, ¡sin pagar un euro más por ello! Pero si pensaban que no habría contraataque, era un grave error de cálculo.
Las líneas de batalla de clase no podrían ser más claras. Para los trabajadores en el resto del mundo, incluido Estados Unidos, la pregunta es simplemente: “¿De qué lado estás?” El movimiento obrero aquí debería llamar a acciones en solidaridad con los trabajadores en Francia que luchan por mantener la línea de las pensiones. ¡Una lesión a uno es una lesión a todos! Y una victoria para uno es una victoria para todos.
Los trabajadores estadounidenses no solo deben unirse en unidad con los trabajadores del otro lado del océano, sino que deben emularlos. Hay sólo unos pocos ejemplos en la historia laboral de Estados Unidos de huelgas masivas y unificadas: 1919 en Seattle; 1934 en San Francisco, Minneapolis y Toledo, Ohio; la huelga del Primero de Mayo de 2006 de trabajadores inmigrantes en todo el país; y un puñado de otros.
¡Imagínese si la AFL-CIO llamara a sus filas, junto con las filas de trabajadores no organizados, para exigir un alto a la represión sindical por parte de Amazon y Starbucks! Es hora de que los trabajadores de todo el mundo comiencen a hablar en ese sentido.
¡Los derechos de los trabajadores son derechos humanos!
