Clau O’Brien Moscoso. Orinocotribune.com
El pueblo de Perú exige que sus reservas de litio beneficien a esa nación a través de un proceso de nacionalización, y que su medio ambiente sea protegido cuando se extraigan sus recursos.
El 10 de abril, el Ministro de Energía y Minas de facto Óscar Vera anunció que el gobierno de facto concedería permisos a Macusani Yellowcake , filial de la empresa minera canadiense Plateau Energy Metals, que a partir de 2021 es subsidiaria de American Lithium en la localidad de Macusani en el departamento de Puno.
Esto ocurre después de las protestas contra el golpe de estado que situaron al litio como uno de los principales recursos que el régimen, al servicio de sus intereses corporativos transnacionales, se apresuraría a privatizar.
Los líderes de la región de Puno, incluyendo la Plataforma Nacional de Afectados y Afectadas por Metales, Metaloides y Otras Sustancias Químicas Tóxicas, han afirmado claramente que mientras no haya respeto por el pueblo de Puno, el litio no saldrá.
Esto ocurre después de la decisión unánime del consejo de autoridades originarias quechuas y aimaras en Ilave, Puno, con la participación de 3,000 miembros de la comunidad, de continuar defendiendo la soberanía de sus territorios y no explotar el litio sin nacionalización e industrialización dentro de Perú para beneficiar al pueblo de las 13 provincias de Puno.
Según uno de los dirigentes, “No permitiremos que el litio salga del altiplano sin industrialización, ejerceremos nuestro legítimo derecho sobre la soberanía del litio para los pueblos aimaras, quechuas y amazónicos. El litio no será dispuesto a libre albedrío como creen en Lima”.
Sin embargo, el régimen golpista en Lima no ha consultado a estas comunidades en Puno, ni siquiera ha realizado estudios ambientales en la zona para minimizar la degradación ambiental.
El pueblo de Puno, al igual que el régimen golpista y sus dueños transnacionales, comprenden la importancia del litio en la cuarta revolución industrial y han visto los avances que la nacionalización de ese mineral puede significar para el pueblo hermano de Bolivia.
Este golpe siempre trató de llegar al litio de Puno, junto con todos los demás vastos minerales y recursos que Perú contiene. Como me dijo un joven de Asillo, Puno: “Han negociado tratados internacionales con contratos legales con empresas que explotan nuestras materias primas; somos simplemente un país exportador de materias primas. Y nosotros, como jóvenes, pensamos que en el siglo XXI podemos transformar estos recursos”.
La batalla en Puno, al igual que la lucha más amplia en Perú, es terminar con el saqueo de los recursos naturales por parte de corporaciones transnacionales sin consideración por la gente de esas tierras cuyos suelos y aguas se contaminan, cuya mano de obra se explota por 1 sol por hora, cuyas carreteras e infraestructura permanecen en mal estado, y cuyos niños deben caminar durante horas para obtener una educación sin fondos suficientes.
Como dijo Pedro Castillo en una entrevista con la publicación El Salto , “todo el problema tiene que ver con el litio. El imperialismo quiere litio y mi gobierno quería dar litio al pueblo”.
Se podría decir que por eso el presidente de Bolivia, Luis Arce, ha propuesto la creación de una OPEP del litio en América Latina para diseñar conjuntamente una política del litio en toda la región que priorice el desarrollo de esos países.
El presidente de México AMLO también anunció recientemente la nacionalización de los depósitos de litio de su país, y Gabriel Boric de Chile también hizo un anuncio similar que coloca al mineral en el centro del futuro desarrollo de los países de América Latina, utilizando sus propios recursos naturales para financiar servicios públicos como educación, vivienda, salud, etc.
Esto es por lo que el pueblo de Puno está luchando por la soberanía sobre sus tierras y recursos para mejorar la vida de las personas en esas tierras.
La región está haciendo una transición de países exportadores de materias primas a naciones soberanas que industrializan sus propios recursos y comercian internacionalmente para beneficiar a su propia gente. Aquellos que lideran estas luchas comprenden que se trata de algo más que de materias primas.
Se trata de la vida misma, de las generaciones futuras. Mientras vemos a otro líder social asesinado por intereses privados (¡Santiago Contoricón presente!) por defender los derechos territoriales, el pueblo peruano anhela y lucha por la soberanía que el actual régimen golpista está vendiendo al mejor postor, principalmente entidades occidentales.
