Paz a las comunidades obreras de Rusia y Guerra a los oligarcas Putin y Prigozhin

Foto del presidente de las tropas mercenarias Wagner

Organización de Internacionalistas Comunistas (CMI-Rusia). Luchadeclases.org

Hemos recibido la siguiente resolución de nuestros camaradas rusos de la Organización de Internacionalistas Comunistas (CMI-Rusia), después de que el jefe del PMC de Wagner, Yevgeny Prigozhin, declarara una rebelión y moviera columnas de tropas en dirección a Moscú. La situación ahora ha retrocedido: las tropas de Wagner detuvieron su avance y se anunció que Prigozhin se exiliará, luego de negociaciones apresuradas. Como escriben los camaradas, este episodio fue una lucha entre dos sectores de la oligarquía rusa.

Una vez más, los oligarcas han demostrado que no tienen interés en desarrollar la sociedad rusa ni en mejorar las condiciones de las masas rusas. Su única preocupación es mantenerse aprovechando el trabajo de los trabajadores y los pobres, robando y saqueando y reprimiendo cualquier oposición real de las masas. La única forma de salir de este callejón sin salida, la única forma de sacar a los trabajadores de sus terribles condiciones, la única forma de luchar contra la guerra, la corrupción y la decadencia general, es que la clase obrera tome el poder en sus propias manos, expropiar a todos los oligarcas, y utilizar la gran riqueza del país en beneficio de todos. Es decir, por la vía de una revolución socialista.

Declaración de la Organización de Internacionalistas Comunistas (CMI-Rusia)

Hoy, 24 de junio de 2023, comenzó en Rusia un intento de golpe de Estado derechista. Después de una considerable confusión, la clase dominante rusa se agrupó en torno al presidente y denunció el intento de golpe como una “traición inesperada” y “una puñalada por la espalda” contra la nación.

En la medida que nuevos informes operativos están llegando cada hora, no tiene sentido mencionarlos. En primer lugar, vale la pena señalar un hecho indiscutible: ya existen en Rusia formaciones paramilitares de derecha bien armadas, con experiencia en operaciones de combate, dispuestas a cuestionar la existencia del actual gobierno.

Rusia se ha acercado un paso más a la guerra civil, que el régimen ha utilizado tantas veces para intimidar a la gente y de la que ha prometido protegernos. Sin embargo, no fue la oposición la que inició esto, sino las grandes empresas y los elementos de derecha que han crecido gracias a la restauración del capitalismo en Rusia y gracias a Putin en particular.

A primera vista, la rebelión de Wagner parece similar a la marcha de Mussolini sobre Roma, pero la analogía sería superficial. Wagner PMC es un ejército privado, fruto del moderno capitalismo de libre mercado, en el que el Estado intenta externalizar el máximo número de sus funciones a empresas privadas. A diferencia de los numerosos destacamentos de voluntarios del movimiento separatista en el Donbass que surgieron en 2014, el Wagner PMC surgió como una estructura de poder comercial para brindar apoyo de fuerza física a la agresión de los oligarcas en Siria, cuando ese país estaba sumido en la guerra civil. Según una investigación periodística de The Bell, la idea de crear tal estructura comercial nació en el ejército en la cúpula del Ministerio de Defensa allá por 2010.

Si descartamos las tonterías con las que los patriotas y una red de corresponsales militares han rodeado el nombre de Yevgeny Prigozhin, entonces él es, ante todo, un oligarca. Usando numerosas conexiones con el círculo de Putin, construyó un gran imperio empresarial, comenzando como proveedor de alimentos, luego moviéndose a bienes raíces y finalmente multiplicando su fortuna con contratos del Ministerio de Defensa. Incluso sus actividades mediáticas a gran escala nunca han estado separadas de sus intereses comerciales. El acceso a los contratos militares tenía que ser pagado. Prigozhin fue un hombre útil para Putin y el Ministerio de Defensa, siempre dispuesto a hacer el trabajo sucio sin llamar la atención.

¿Por qué dejó de desempeñar este papel?

El régimen bonapartista de Putin es un sistema de represión de la burocracia, es decir, del Estado, que se sitúa por encima de la clase económicamente dominante. El monopolio estatal de la violencia adquiere aquí un significado especial. La subcontratación de las funciones del Departamento de Defensa en tiempos de guerra socavó directamente este principio. Surgieron cada vez más contradicciones sistémicas, que dieron lugar a conflictos, entre la Región de Moscú y Prigozhin, cuya causa principal no fue la política, sino el dinero.

Shoigu [Ministro de Defensa de Putin] impuso contratos a las formaciones de voluntarios, lo que inevitablemente aisló a Prigozhin de los flujos financieros y amenazó con convertirlo en un personaje puramente decorativo sin poder. Prigozhin respondió al chantaje financiero con una pelea que lanzó en el campo de los medios. Dados sus recursos mediáticos y la desigualdad de los recursos mediáticos, este fue un juego de un solo lado.

En su programa económico real, Prigozhin no es diferente a Putin. Pero en su agitación, Prigozhin apeló a todos aquellos descontentos con los jefes militares, que a menudo son completamente mediocres. Sobre todo, sus palabras han envalentonado a la multitud que jalea la “guerra hasta la victoria”: aquellos que, como Prigozhin, abogan por la militarización de la economía, la movilización general y la introducción de la ley marcial. Lo único que se podría lograr aplicando tal “programa de acción” sería cambiar el estado de ánimo entre los trabajadores y el personal militar de apoyo masivo a la guerra hacia el rechazo activo. Agravado por la inevitable crisis económica y la inestabilidad política, esto podría conducir a una situación revolucionaria.

Esto representó al menos un posible peligro y un resultado no deseado que se derivaba de las acciones de Prigozhin. Una verdadera situación revolucionaria, sin embargo, se caracteriza no sólo por la oposición abierta a las autoridades y la incapacidad de la dirección para gobernar como antes, sino también por la pérdida de control por parte de la clase dominante, y el surgimiento del doble poder

Sin embargo, hasta ahora, el golpe de Prigozhin no ha provocado que las masas entren en escena. Por el momento, el poder sigue consolidado y los ‘prigozhinitas’ están políticamente aislados. El curso de la historia se ha acelerado, pero todavía tenemos que ver un fuerte deterioro en el nivel de vida de las masas, una decepción a gran escala por parte de la mayoría de los rusos hacia el régimen de Putin y un fuerte aumento en su actividad política. Hoy, la clase obrera sigue siendo espectadora en este teatro dramático, o mejor dicho, circo. Ninguno de los lados en este conflicto llama a las masas a participar activamente de su lado, sino que preferiría que fueran partidarios entusiastas (pero impotentes) al margen.

La situación que ha surgido es una prueba crucial para la izquierda rusa. Solo que esta vez, sus propias vidas pueden estar en juego. Aquí, la excusa convencional de que se trata de una batalla entre “la víbora y el sapo” es inapropiada [la “batalla del sapo y la víbora” es una expresión rusa, lo que significa que si no apoyamos a ninguno de los bandos, no tenemos motivos para actuar]. De hecho, significa inacción, inacción criminal. Es hora de agarrar el toro por los cuernos.

No llamamos a las masas a elegir entre Prigozhin y Putin. Hacemos un llamado a la acción: acción política independiente en interés de la clase trabajadora. Cada comunista ruso debe responderse honestamente a sí mismo: ¿estoy listo?

¿Qué hacer?

En primer lugar, deben formularse y promoverse entre las masas reivindicaciones políticas claras y reales. En la situación actual, no podemos apelar a la ‘actividad práctica’ que no contribuya a la politización de las masas y al crecimiento sistémico de la conciencia de clase de las masas, como la lenta construcción de sindicatos, cooperativas sociales y similares. Este enfoque quedó obsoleto ayer. Hoy no tiene sentido. Las principales contradicciones sociales y económicas de la Rusia moderna solo pueden resolverse por medios políticos.

En segundo lugar, debemos dejar los espacios acogedores de internet y las iniciativas locales, y adentrarnos en la vida real. Somos conscientes de que en las condiciones modernas es muy difícil e incluso peligroso realizar propaganda política abierta. Pero el trabajo en YouTube y en Internet ha comenzado a reemplazar el trabajo real de los activistas, convirtiendo a los izquierdistas en meros consumidores de contenido. Internet por sí solo nunca ha sido un motor del movimiento de izquierda en Rusia y no puede convertirse en tal ¿Cuántas personas fueron atraídas a sus organizaciones por los miles de blogs de LiveJournal? ¿Cuántos de los suscriptores de los principales bloggers se han convertido en activistas políticos? Meros puñados. A su vez, cada contacto personal, cada publicación en vivo, cada participación en un conflicto laboral e incluso la más pequeña acción colectiva, por no mencionar cada adhesión honesta y abierta a la posición de uno entre sus allegados, aumenta la conciencia de las masas mucho más efectivamente que una docena de videos de YouTube.

En tercer lugar, la izquierda y toda la clase obrera necesita una posición inequívoca y abiertamente antibelicista, que debe ofrecerse al pueblo. Sí, eso conlleva serios riesgos y la amenaza de persecución. Pero los acontecimientos recientes han demostrado mejor que cualquier declaración el significado destructivo de la guerra en curso y prueban que, si la izquierda no logra hacer propaganda contra la guerra en la vida real, su posición nunca será popular entre la mayoría.

Es ingenuo creer que en el momento de la crisis, las masas correrán alegremente hacia las personalidades promovidas mediáticamente. Acudirán a aquellos que conocen en la vida real cuyo trabajo han visto con sus propios ojos. Por supuesto, encontraremos menos gente nueva de esa manera que la cantidad de comentaristas obtenidos por las principales personalidades de los medios, pero estos iniciados no se quedarán al margen. Se convertirán en activistas políticos.

En cuarto lugar, además de las reivindicaciones socioeconómicas, debemos plantear demandas democráticas. Estamos luchando por una verdadera democracia obrera, desde arriba abajo en la sociedad. La propaganda activa por una posición antibelicista, por las ideas del comunismo, la democracia obrera, el rechazo al militarismo, pondrá en marcha el detonador de la revolución: la juventud.

Para la mayoría de los activistas ha llegado el momento de decidir. ¿Permanecemos al margen, con la esperanza de que la próxima movilización o la próxima bomba nos pase por encima? ¿O participamos en la construcción de una organización de cuadros revolucionarios, independiente de la clase capitalista y de los funcionarios, no cegados por su retórica “patriótica” o “social”?

Debemos llevar una agenda clasista y contra la guerra a los colectivos de trabajadores y organizaciones sindicales ahora. Debemos proteger y desarrollar la independencia de nuestros colectivos de estudiantes por la libertad de pensamiento. Pero para luchar contra las autoridades arbitrarias y su “alternativa” reaccionaria, en última instancia necesitamos una organización política. ¡Forma grupos de solidaridad en tu lugar de trabajo, debate sobre la actualidad, únete a los grupos políticos existentes y plantea demandas progresistas!

Los activistas de nuestra organización fueron de los primeros en oponerse a la guerra; iniciaron la formación de la coalición de internacionalistas marxistas; organizaron numerosas campañas en defensa de los presos políticos, en particular, del líder de los trabajadores de mensajería Kiril Ukraintsev; y celebraron un congreso de unidad en mayo, formando la Organización de Internacionalistas Comunistas (OKI). Probamos con hechos que es posible resistir al régimen dentro de Rusia. Establecemos nuestras posiciones y nuestros requisitos de militancia en el programa de la OKI. Si está de acuerdo con todo lo anterior, únete a la Organización de Internacionalistas Comunistas.

¡Contra Putin! ¡Contra Prigozhin!

Paz a las comunidades obreras. ¡Guerra a los palacios!

¡Si no lo hacemos nosotros, entonces nadie lo hará!

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