Redacción. Workers.org
La Asamblea General de las Naciones Unidas votó el 10 de mayo a favor de convertir a Palestina en miembro de pleno derecho con derecho a voto en la ONU.
Solo nueve países, encabezados por Estados Unidos e Israel, votaron en contra de la membresía plena de Palestina, y 25 países se abstuvieron. Sólo dos países latinoamericanos y ninguno de los miembros africanos votaron en contra o se abstuvieron. Los 143 países que respaldaron a Palestina contienen la gran mayoría de la población mundial y abarcan la mayor parte de su masa terrestre.
La lógica lo dictaría. luego, que Palestina sería admitida como miembro de pleno derecho de la ONU. Así es como funciona la democracia, ¿verdad? ¡Incorrecto!
Desde su formación en 1945, la estructura de la ONU ha sido manipulada en contra de las naciones colonizadas, concentrando el poder real no en la Asamblea General sino en el Consejo de Seguridad de la ONU. Este organismo de 15 miembros incluye a cinco miembros “permanentes” -Estados Unidos, Rusia, China, Gran Bretaña y Francia- con poder de veto sobre las resoluciones aprobadas por el Consejo de Seguridad, incluidas las recomendaciones de la Asamblea General.
Esto significa que solo Estados Unidos puede bloquear cualquier decisión tomada por la mayoría de los demás países del mundo. Este ha sido el caso cada vez que la Asamblea General vota para oponerse al bloqueo de Estados Unidos a Cuba. Solo Estados Unidos, Israel y algunos otros países votan a favor de mantener el bloqueo, pero el estrangulamiento económico de Cuba continúa.
La forma en que está configurada la ONU permite que el imperialismo estadounidense promueva sus propios intereses contra cualquier país que se interponga en su camino. No es casualidad que cinco de los seis “órganos principales” de la ONU tengan su sede en Estados Unidos, con sede en la ciudad de Nueva York. La única excepción es la Corte Internacional de Justicia, con sede en La Haya. Eso en sí mismo dice mucho sobre quién es realmente el que toma las decisiones en este organismo internacional.
Debido a un sistema amañado, vigente desde hace casi 80 años, el imperialismo estadounidense puede —y muy probablemente lo hará, como lo hizo en el Consejo de Seguridad en abril— negarle a Palestina un voto en la ONU. La resolución de la Asamblea General pide a Estados Unidos que reconsidere su veto de abril. Pero las probabilidades de que eso suceda son escasas o nulas.
El voto a favor de convertir a Palestina en miembro de pleno derecho de la ONU, aunque inaplicable, fue una victoria política. Como declaró el 12 de mayo Omar Murad, miembro del buró político del Frente Popular para la Liberación de Palestina: “La votación en la Asamblea General de las Naciones Unidas con una mayoría de 143 votos para aceptar la solicitud de ingreso del Estado de Palestina es un logro importante obtenido gracias a la firmeza de nuestro pueblo, sus sacrificios y el apoyo de los pueblos libres del mundo. y representa una sonora bofetada en la cara de la entidad sionista”. (Red de Noticias de la Resistencia)
Sin embargo, la justicia en Palestina nunca se ganará a través de los procesos de la ONU. La resistencia palestina, con el apoyo de la clase obrera internacional, es la fuerza que puede derrocar al Estado sionista racista y colonial.
¡Esa victoria está en el horizonte!
