Crece la movilización agraria en Francia

Sindicatos agrarios bloquean accesos a Paris

La Federación Nacional de Sindicatos de Explotaciones Agrícolas (FNSEA) y la asociación Jóvenes Agricultores de la Gran Cuenca de París han anunciado el bloqueo de los accesos a París «por tiempo indefinido» a partir de las 14.00 horas del lunes 29 de enero. Desde 19 departamentos próximos se realizará un bloqueo de las carreteras de acceso a París, situándose en los ejes estratégicos de las autopistas, de forma organizada y pacífica. Seguidamente incluimos la declaración de apoyo del Partido Obrero Independiente, publicado el 28 de enero en Informations Ouvrières.

Declaración del Parti Ouvrer Indepéndant (POI)

Desde hace varios días, organizadamente, bloqueando las carreteras principales del país, los campesinos se han levantado contra la política de Macron de estrangular este sector productivo.

Después de haber impulsado una «reforma» de las pensiones contra el 90% de los trabajadores del país y recurriendo a los artificios antidemocráticos de la Quinta República, Macron se niega también a responder ahora a las legítimas demandas de los campesinos, a pesar de que cuentan con el apoyo masivo del 90% de la población.

¿Qué quieren los campesinos? Quieren vivir. Vivir de su trabajo. Este requisito elemental choca con unos precios que ya no les permiten salir adelante, con las consecuencias de los tratados de libre comercio que este gobierno y la Unión Europea apoyan e impulsan constantemente, con los votos de la extrema derecha, pero también de los socialistas y los ecologistas.

La reacción no se ha hecho esperar: las acciones de bloqueo se reanudaron una hora después del discurso del primer ministro Attal, durante la noche y desde esta mañana (28 enero), en todo el país, sacudiendo el marco y los escenarios de quienes dicen representar a los campesinos, de los viejos o nuevos líderes que aparecen ostensiblemente junto a Gabriel Attal o, más cautelosamente, en los platós de televisión.

Tanto es así que, a partir del lunes 29, se anuncia que la capital, las carreteras, los centros neurálgicos, quedarán bloqueados, y que ningún camión podrá abastecer París y la región parisina.

Ha sido la fuerza y la determinación de los campesinos lo que empujó a los dirigentes sindicales a decidir el bloqueo, lo que cambió la situación en menos de una semana.

En esta lucha, los agricultores pueden contar con los activistas, los diputados de La Francia Insumisa (LFI), que exigen con razón precios mínimos, el fin de los acuerdos de libre comercio, el bloqueo de los márgenes de los distribuidores o incluso la cancelación de la deuda agrícola.

Los agricultores están bloqueando el país. El gobierno no les deja otra opción. Y todos los trabajadores que también son víctimas de las políticas de Macron miran atentamente, con simpatía, en su dirección. Porque sus demandas coinciden con las de la inmensa mayoría, porque su situación es la de la inmensa mayoría.

Es Macron, este gobierno, esta potencia minoritaria, el que está impulsando, en nombre de una pequeña élite a sueldo del capital financiero, las medidas más reaccionarias. Se trata de la “reforma” de las pensiones, adoptada por el artículo 49-3 contra las mayores manifestaciones de la historia del país. Son los presupuestos del Estado y de la Seguridad Social, aprobados por una decena de votos por el artículo 49 a 3, los que agravan la demolición de la atención hospitalaria, de las escuelas, etc. y que provocan resistencia del personal de estos servicios, la mayoría de las veces apoyado por la población.

Es la ley de inmigración que, después de los artículos censurados por el Consejo Constitucional, sigue siendo una ley racista y antiobrera, que enfrenta a los trabajadores entre sí, aprobada con los votos de LR y RN, y que también provoca manifestaciones a lo largo de todo el territorio frances , durante semanas.

Es Macron, quien también apoya las masacres en Palestina, a Biden, Netanyahu y al gobierno israelí, financiando decenas de millones de euros en equipamiento militar; quien ni siquiera tiene en cuenta las advertencias de las instituciones internacionales -exigidas por él mismo, como es el caso de la más reciente (la opinión del Tribunal Internacional de Justicia de La Haya, que señala la responsabilidad de Netanyahu).

Una cosa es segura, tanto en la guerra de Vietnam como en la de Argelia, es la fuerza y la movilización del pueblo lo que puede imponer un alto el fuego y salvar cientos de miles de vidas, mujeres y niños sometidos a la destrucción. Una vez más, este fin de semana se produjeron manifestaciones sobre el alto el fuego en toda Francia.

Mientras que, cada vez más, contra esta política reaccionaria, a nivel de departamentos, localidades, empresas, sindicatos, asociaciones, organizaciones, se unen para enfrentarla, no parece que esta sea la elección de los dirigentes. Cada uno, con mayor o menor alegría, permanece cautelosamente en su pasillo. Notemos que, por decir lo menos, esto no contribuye a la eficiencia. Pero nada es inmutable, la revuelta se está gestando en todas partes.

Paris, 28 enero

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