Mientras suenan los cañones… disparan contra la soberanía sanitaria de los pueblos

Cartel explicativo sobre relaciones OTAN y OMS

Josep Cónsola. LaHaine.org

Resumen del extenso artículo de Josep Cónsola que puede leerse entero en el enlace del final

Mientras suenan los cañones, y estamos entretenidos contando muertos, mientras la izquierda de la izquierda, siente gran preocupación por la pérfida OTAN, mientras se dirime sobre Ucrania, a la chita callando se está llevando a cabo una operación de alcance mundial infinitamente más peligrosa que la OTAN.

Se trata de acuerdos jurídicos internacionales que se están tramitando actualmente en la Organización Mundial de la Salud: un nuevo tratado sobre pandemias y las enmiendas al Reglamento Sanitario Internacional de 2005.

Dichos acuerdos, de prosperar su implantación, dotarían la OMS, de facultades para imponer a los ciudadanos de todo el mundo y a sus respectivos gobiernos, directrices jurídicamente vinculantes, que irían desde la anulación de los procesos nacionales de aprobación de la seguridad de las vacunas, terapias genéticas, medicamentos y diagnósticos; e imponer cuarentenas nacionales, regionales y mundiales que impidan viajar a los ciudadanos y obliguen a someterse a exámenes y tratamientos médicos, así como distribuir obligatoriamente los medicamentos que la OMS designe.

Y un sistema mundial de “certificados sanitarios” preferentemente digitales, equivalentes a un sistema de biovigilancia para la población mundial.

Para imponer cualquiera de estos amplios poderes, no sería necesario que se produjera una emergencia sanitaria “real” en la que la población sufriera daños cuantificables, sino que bastaría con que el Director General de la OMS, actuando a su discreción –es decir según mandato de las grandes corporaciones químico farmacéuticas-, decidiera la existencia de una “posibilidad” de que se produjera tal emergencia.

En este enlace se detallan algunas de las modificaciones que se pretenden sobre el Reglamento Sanitario Internacional de 2005, propuestos en Mayo de 2022.

Esta pequeña muestra trata de las enmiendas al Reglamento Sanitario Internacional que fueron adoptadas el 27 de mayo de 2022, pero existen además 307 enmiendas que actualmente se están negociando en secreto y de las cuales apenas existe información.

Todo este entramado lo están elaborando 194 “delegados” que sin necesidad de rendir cuentas a nadie, ni ser elegidos por nadie, tienen el poder de acordar la adopción de enmiendas al Reglamento Sanitario Internacional y su decisión no requiere el consentimiento favorable de las cámaras legislativas de ningún país.

Así como en la preparación del llamado neoliberalismo o tercera revolución industrial, que culminaría en los años 80 del siglo XX, las élites del poder real del conglomerado financiero, militar y químico farmacéutico habían puesto como Secretario General de la ONU a un ex nazi, Kurt Waldheim, miembro de Abwehr, que era la contrainteligència militar alemana, destinado en Yugoslavia donde se asesinaron a 25.000 partisanos.

Hoy, para implementar la cuarta revolución industrial diseñada por la misma mafia, cuya cara visible la podemos contemplar en el Comité Ejecutivo del Foro Económico Mundial, se pretende dotar de poderes supremos, no sujetos a ninguna legislación, al Director general de la Organización Mundial de la Salud: Tedros Adhanom Ghebreyesus.

La sanidad, como la guerra

En 1976, E. Richard Brown, autor de “Rockefeller Medicine Men: Medicine and Capitalism in the Progressive Era”, hacía alusión a las palabras del presidente de la Fundación Rockefeller, George Vicent, que declaraba: “Médicos y dispensarios han penetrado últimamente de manera pacífica en ciertas regiones de las islas Filipinas y han demostrado el hecho de que, cuando se trata de apaciguar a pueblos primitivos y suspicaces, la medicina ofrece algunas ventajas con respecto a las ametralladoras“.

Es importante mirar atrás y recuperar algunos acontecimientos oscuros de la historia de la OMS. Al igual que en el Medioevo y el año 1918 la historia y sus pandemias se repiten, con una ligera diferencia: probablemente este escenario es propiciado por un grupo de personas que quieren un planeta cuya capacidad de carga nunca llegue a su límite. Lamentablemente tienen razón, cuentan con los medios, la necesidad perentoria y el poder, para materializar ese propósito.

Dentro de este grupo de personas, amantes de un Gobierno Global no electo, podemos destacar la Fundación Bill y Melinda Gates y la Fundación Rockefeller, que se valen de las grandes fortunas y su influencia sobre las élites políticas y científicas para promover “sus soluciones” a los problemas mundiales, y la tarea de las Naciones Unidas y de otras organizaciones internacionales como la OMS puede verse subordinada a sus intereses. Esta es una de las conclusiones del informe elaborado por el Global Policy Forum, un grupo independiente que hace un seguimiento de la labor de los organismos de la ONU y de las políticas mundiales.

El informe también cuestiona los motivos por los que la Fundación Gates invierte en compañías como Monsanto y Bayer. “Además de sus actividades filantrópicas, la Fundación Gates recientemente ha redoblado su apoyo a la industria biotecnológica”. En febrero, invirtió 52 millones de dólares en acciones de CureVac, una compañía biofarmacéutica alemana. “Existe una puerta giratoria entre la Fundación Gates y las corporaciones farmacéuticas. Gran parte de los empleados de la fundación han trabajado en compañías farmacéuticas en el pasado”.

Y ahora ¿quiénes tomarán las decisiones?

Así, después de un cierto periplo, volvemos al inicio de este artículo y tal vez podamos entresacar el porqué de las modificaciones que se pretenden establecer en el Reglamento Sanitario Internacional de la OMS, su deriva autoritaria, a cubierto de cualquier ley de cualquier país y para gloria y satisfacción de la mafia químico-farmacéutica, que como dice la página web oficial de Pfizer: “La política pública afecta nuestra capacidad para satisfacer las necesidades de los pacientes y brindar valor a los accionistas.

Las contribuciones políticas corporativas y las actividades de cabildeo de Pfizer se centran en promover los intereses de nuestra empresa” y, como expone el Anuario Hispano–Luso–Americano de Derecho Internacional, vol. 25. 2021: “Para la vigencia del RSI, no ha sido necesaria ninguna formalidad posterior como la ratificación, aprobación o aceptación, dado que en el proceso de elaboración se estableció la fórmula de la firma, como manifestación del consentimiento, con la posibilidad de realizar reservas y declaraciones interpretativas que permitan modular la obligatoriedad de ciertas disposiciones. Por tanto, de acuerdo a los términos previstos y a las pautas de Derecho de los Tratados, el RSI produce efectos jurídicos para los 196 Estados que se ha obligado con el mismo”.

Los estados de excepción y la suspensión del derecho ya no tienen una finalidad en si mismos. Son el instrumento para la recomposición de un nuevo orden jurídico… Y es que la noción de estado de excepción generalizado es en sí mismo una contradicción. Un estado de excepción que se instala con duración indeterminada y que se refiere al conjunto de los espacios públicos y privados, lo que está operando es un cambio de régimen político.

Más claro, agua.

Fuente:

https://www.lahaine.org/est_espanol.php/mientras-suenan-los-canones-disparan
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