Grazia Naletto. Sbilanciamoci.info
El sábado 11 de marzo se convocó en la playa de Cutro una manifestación nacional, organizada por la “Red 26 de febrero” de solidaridad. Bajo el lema “¡Alto a la masacre, inmediatamente!”, activistas y ciudadanos calabreses han vuelto a exigir al gobierno y a la UE políticas alternativas de asilo y refugio, en incluso el lanzamiento de una misión pública de rescate para migrantes.
El Consejo de Ministros de este país también tuvo el valor de reunirse en Cutro. Doce días después de aquella noche maldita del 26 de febrero, en la que viajaban decenas de mujeres, hombres y niños, todos potenciales solicitantes de asilo, se rompió a 150 metros de la costa calabresa. Una cínica operación de marketing político ciertamente no será suficiente para ocultar la vergonzosa sucesión de actos y declaraciones de miembros del gobierno frente a otra masacre de inocentes.
En efecto. Los rumores divulgados por los medios de comunicación sobre el contenido del nuevo decreto ley discutido por el gobierno que contiene “Disposiciones urgentes sobre los flujos de entrada legal de trabajadores extranjeros y la prevención y lucha contra la inmigración irregular” muestran cómo la ostentación de la línea de “tolerancia cero”, declarada por el gobierno sobre la migración definida como “ilegal”, en sustancia, no da ningún paso atrás.
Foto de cadáveres en la playa
Una vez más, muestra un puño duro contra los traficantes al elevar las penas ya previstas e introducir una circunstancia agravante en caso de que se cause la muerte de una o más personas. Se reitera la intención de ampliar el sistema de centros de detención, autorizando su construcción incluso en derogación de las normas existentes. Está previsto recompensar la cooperación con terceros países colaboradores en la llamada lucha contra la inmigración ilegal dispuestos a promover campañas mediáticas destinadas a detener las salidas. La extensión de la duración del permiso de residencia por trabajo hasta tres años y el anuncio de una expansión de los flujos de entrada no cambian el sistema de entrada de migrantes en nuestro país. En todo caso, hacen un guiño a aquellos sectores de la empresa que exigen a los trabajadores extranjeros que reduzcan los costos laborales más fácilmente.
Es un uso mayormente simbólico de la ley que ciertamente no es nuevo, como la ley Bossi-Fini (nunca derogada) de 2002 y las diversas reglas que conformaron el paquete de seguridad del gobierno Berlusconi en el período de dos años 2008-2009, enseñan bien, imitado por un paquete de seguridad de diferentes colores: el Minniti-Orlando de 2017. Mientras tanto, el tormento causado por la muerte confirmada de 72 personas, las decenas de vidas desaparecidas y el dolor de los 81 sobrevivientes permanece. No hay palabras correctas para definirlo, porque lo que sucedió es humanamente incomprensible e inaceptable. Y lo es aún más porque podría haberse evitado. La dinámica exacta de lo que sucedió será determinada (con suerte) por los responsables. Pero esos ataúdes alineados en el Palamilone de Crotone, al que la presidenta del Consejo “mujer, madre y cristiana” se ha negado a rendir homenaje, pedir respeto y exigir verdad y justicia.
Después del silencio obediente hacia las víctimas, sus familias y sobrevivientes, es hora de ir más allá de la solidaridad virtual que recoge rastros de “me gusta” en la ola de emoción, listos para cambiar de signo con motivo de la próxima “alarma de invasión”.
El sábado 11 de marzo participamos en la manifestación nacional organizada por la Red el 26 de febrero en la playa de Cutro “¡Alto a la masacre, inmediatamente!”. Rendir homenaje a las víctimas, expresar con nuestros cuerpos cercanía y solidaridad a los sobrevivientes, exigir verdad y justicia a partir de la solicitud de una Comisión Parlamentaria de Investigación sobre las masacres fronterizas que aclare las responsabilidades de lo sucedido. No solo el 26 de febrero.
Estamos en Cutro junto con los ciudadanos calabreses que una vez más se han distinguido por su humanidad y para volver a pedir políticas diferentes, a partir del lanzamiento de una misión pública de rescate para migrantes en el mar, la apertura de canales legales de entrada y la garantía efectiva del derecho a solicitar asilo.
Sabemos muy bien que nuestras voces no serán escuchadas por aquellos que tienen el poder de decidir. Pero no es solo la mayoría actual en la que pensar. Si es cierto que durante muchos años los pilares de las políticas migratorias se han mantenido sustancialmente inalterados e inspirados en tres principios inhumanos: rechazar, expulsar y repatriar.
Principios que no podemos resignarnos a aceptar.
Fuente: https://sbilanciamoci.info/cutro-quelle-morti-che-non-possiamo-accettare/