Hace casi 15 años, advirtieron de la pesadilla con pocas palabras. Fue en un semillero, y fue a través de la voz del difunto Subcomandante zapatista Marcos que hablaron. Hoy nos enfrentamos a lo que sucede en Gaza y no solo, y a estas palabras se añaden las del Subcomandante Insurgente Moisés México, divulgadas la primera semana de octubre de 2023.
Comunicado del Frente Zapatista de Liberación (FZLN)
Subcomandante Insurgente Marcos
De siembras y cosechas
Tal vez lo que voy a decir no sea relevante para el tema central de esta mesa, o tal vez sí.
Hace dos días, el mismo día en que nuestras palabras se referían a la violencia, la inimitable Condoleezza Rice, funcionaria del gobierno de Estados Unidos, declaró que lo que estaba sucediendo en Gaza era culpa de los palestinos debido a su naturaleza violenta.
Los ríos subterráneos que atraviesan el mundo pueden cambiar la geografía, pero cantan la misma canción.
Y la canción que ahora escuchamos es de guerra y dolor.
No muy lejos de aquí, en un lugar llamado Gaza, en Palestina, en el Medio Oriente, justo al lado, un ejército fuertemente armado y entrenado, el ejército del gobierno israelí, continúa su marcha de muerte y destrucción.
Los pasos que ha dado son, hasta ahora, los de una clásica guerra militar de conquista: primero, un bombardeo masivo e intenso para destruir puntos militares “neurálgicos” (como los llaman los manuales militares) y para “ablandar” las fortificaciones de resistencia; luego, un control estricto de la información: todo lo que se oye y se ve “en el mundo exterior”, es decir, fuera del teatro de operaciones, debe ser seleccionado con criterios militares; ahora, intenso fuego de artillería sobre la infantería enemiga para proteger el avance de las tropas a nuevas posiciones; más tarde, será el asedio y el sitio para debilitar a la guarnición enemiga; luego, el asalto que conquista la posición aniquilando al enemigo, luego la “limpieza” de probables “nidos de resistencia”.
El manual de guerra militar moderno, con algunas variaciones y adiciones, está siendo seguido paso a paso por las fuerzas militares invasoras.
No sabemos mucho sobre esto, y sin duda hay especialistas en el llamado “conflicto de Oriente Medio”, pero desde este rincón, tenemos algo que decir:
Según fotos de agencias de noticias, los puntos “neurálgicos” destruidos por la aviación del gobierno israelí son casas, chozas y edificios civiles.
No hemos visto búnkeres, cuarteles, aeropuertos militares o baterías de artillería entre los destruidos. Por lo tanto, pensamos, perdón por nuestra ignorancia, que o los pilotos tienen mala puntería o que no hay tales puntos militares “neurálgicos” en Gaza.
No tenemos el honor de conocer Palestina, pero suponemos que en esas casas, chozas y edificios vivían personas, hombres, mujeres, niños y ancianos, no soldados.
Tampoco hemos visto fortificaciones de resistencia, solo escombros.
Hemos visto el hasta ahora inútil esfuerzo por controlar la información y a los distintos gobiernos del mundo vacilando entre esquivar o aplaudir la invasión, y una ONU, inútil desde hace mucho tiempo, emitiendo tibias notas de prensa.
Pero espera. Se nos ha ocurrido que tal vez para el gobierno israelí, esos hombres, mujeres, niños y ancianos son soldados enemigos, y como tales, las chozas, casas y edificios donde viven son cuarteles que deben ser destruidos.
Entonces, sin duda, el fuego de artillería que cayó sobre Gaza esta mañana fue para proteger el avance de la infantería del ejército israelí de esos hombres, mujeres, niños y ancianos.
Y la guarnición enemiga que quieren debilitar con el asedio y el sitio que se está construyendo alrededor de Gaza no es otra que la población palestina que vive allí. Y el asalto buscará aniquilar a esa población. Y cualquier hombre, mujer, niño o anciano que logre escapar, escondiéndose del previsible asalto sangriento, será entonces “cazado” para que la limpieza esté completa, y el jefe militar a cargo de la operación pueda informar a sus superiores, “hemos cumplido la misión”.
Una vez más, perdona nuestra ignorancia; Tal vez lo que estamos diciendo no sea, de hecho, relevante o necesario. Y en lugar de repudiar y condenar el crimen en curso, como pueblos indígenas y como guerreros que somos, deberíamos estar discutiendo y tomando una posición en la discusión sobre si “sionismo” o “antisemitismo”, o que al principio hubo bombas de Hamas.
Tal vez nuestro pensamiento es muy simple, y nos faltan los matices y anotaciones siempre necesarios en los análisis, pero para nosotros, zapatistas, en Gaza hay un ejército profesional matando a una población indefensa.
¿Quién, estando abajo y a la izquierda, puede permanecer en silencio?
¿Es útil decir algo? ¿Nuestros gritos detienen una bomba? ¿Nuestra palabra salva la vida de un niño palestino?
Creemos que es útil; tal vez no detengamos una bomba ni nuestra palabra se convierta en un escudo que impida que esa bala de calibre 5,56 mm o 9 mm, con las letras “IMI” (“Industria Militar Israelí”) grabadas en la base del cartucho, llegue al pecho de un niño. Porque tal vez nuestra palabra se una a otras en México y en el mundo, y tal vez se convierta primero en un murmullo, luego en una voz fuerte, y luego en un grito que se escuche en Gaza.
No sabemos ustedes, pero nosotros, los zapatistas del EZLN, sabemos lo importante que es, en medio de la destrucción y la muerte, escuchar palabras de aliento.
No sé cómo explicarlo, pero resulta que sí, las palabras desde lejos pueden no detener una bomba, pero son como si se abriera una grieta en la habitación negra de la muerte y se filtrara una pequeña luz.
Por lo demás, lo que pasará, pasará. El gobierno israelí declarará que asestó un duro golpe al terrorismo, ocultará a su pueblo la magnitud de la masacre, los grandes productores de armas habrán obtenido alivio económico para enfrentar la crisis, y la “opinión pública mundial”, esa entidad maleable y siempre complaciente, se volcará a buscar en otra parte.
Pero no solo eso. El pueblo palestino también resistirá y sobrevivirá y seguirá luchando y seguirá contando con la simpatía de los de abajo por su causa.
Y tal vez un niño o una niña de Gaza también sobrevivan. Tal vez crezcan y con ellos, coraje, indignación, rabia. Tal vez se conviertan en soldados o milicianos de algunos de los grupos que luchan en Palestina. Tal vez se enfrenten a Israel en combate. Tal vez lo hagan disparando un fusil. Tal vez se inmolen con un cinturón de cartuchos de dinamita alrededor de la cintura.
Y luego, allá arriba, escribirán sobre la naturaleza violenta de los palestinos y harán declaraciones condenando esa violencia, y se reanudará la discusión sobre si el sionismo o el antisemitismo.
Y entonces nadie preguntará quién sembró lo que se está cosechando.
En nombre de los hombres, mujeres, niños y ancianos del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
México, 4 de enero de 2009.
Subcomandante Insurgente Moisés
Los que eran menores de edad entonces, hace casi 15 años, y sobrevivieron, bueno…
Estaban los responsables de sembrar lo que hoy se cosecha, y hay quienes, impunemente, repiten la siembra.
Aquellos que hace apenas unos meses justificaban y defendían la invasión rusa de Putin a Ucrania, argumentando su “derecho a defenderse de una amenaza potencial”, ahora deben estar haciendo malabarismos (o apostando al olvido) para invalidar ese argumento contra Israel. Y viceversa.
Hoy, en Palestina e Israel, y en todo el mundo, hay niños y jóvenes que aprenden lo que enseña el terrorismo: que no hay límites, ni reglas, ni leyes, ni vergüenza.
Sin responsabilidades.
Ni Hamás ni Netanyahu. El pueblo de Israel sobrevivirá. El pueblo de Palestina sobrevivirá. Solo necesitan darse una oportunidad y comprometerse con ella.
Mientras tanto, cada guerra no será más que el preludio de la siguiente, más feroz, más destructiva, más inhumana.
Desde las montañas del sureste mexicano. Octubre 2023
