España sufre la mayor caída de salarios en 2022

España sufre la mayor caída de salarios de la eurozona en 2022 mientras que las empresas cotizadas obtienen pingües beneficios.

El informe anual «Taxing Wages» de la OCDE, publicado el pasado 25 de abril, muestra que los  trabajadores pagaron casi el 40% de su sueldo en impuestos y sufrieron una pérdida de poder adquisitivo del 5,3% debido a la alta inflación.

Aunque los salarios brutos crecieron el 2022 un 2,9% (casi 800 euros) hasta los 28.360 euros de media al año, la inflación (que cerró el año en el 8,6%) hizo mermar el poder adquisitivo en mayor medida que el de sus socios europeos debido a las menores cuantías pactadas.

Como muestra el gráfico, el poder adquisitivo de los españoles cayó diez veces más que en Francia (-0,5%), el triple que en Italia (-2,2%) y 1,4 puntos más que en Alemania (-3,9%), país que tuvo una tasa de inflación similar a la nuestra en 2022, pero donde la importante subida de los salarios amortiguó el golpe. Por poner varios ejemplos, en Italia los sueldos subieron de media 1.800 euros en un año (hasta los 33.855 euros anuales), en Alemania se alzaron en 2.200 euros (hasta los 55.041 euros de media al año) y en Francia en 2.100 (hasta los 41.540 euros).

PRESIÓN FISCAL

Como también señala la OCDE, la presión fiscal (la suma de IRPF y cotizaciones sociales) española fue  cinco puntos superior a la media de los 38 países que componen la organización, que se quedó en el 34,6% en 2022, cuatro décimas por encima que el ejercicio anterior.

Pero en conjunto el documento posiciona a España en el grupo de países donde más costoso resulta el IRPF. Los países de la OCDE que tienen unos impuestos más bajos al trabajo son Suiza (23,4%), México (20,4%), Nueva Zelanda (20,1%) y Chile (7%).

DIVIDENDOS EMPRESARIALES

Otro estudio, también conocido muy recientemente, de Intermon Oxfam señala que esta pérdida de poder adquisitivo de los salarios y las pensiones españolas, equivalente a 11 días de salario (trabajando gratis para el empresario), coincide con un incremento de los dividendos de las empresas cotizadas con respecto al año anterior del 26,8%, hasta rondar los 26.000 millones de euros. Incremento que se explicaría por el fuerte repunte de los precios que castiga a las personas trabajadoras y las familias.

Se trata de una brecha que ha crecido como consecuencia del aumento de márgenes empresariales experimentado por las empresas durante la crisis de precios.

Lo que a su vez tiene que ver con la política económica desarrollada por el Gobierno autodenominado «más progresista», basada en incrementar la fiscalidad de las rentas del trabajo y permitir que las empresas cotizadas campen a sus anchas.