Estupor, rabia e indignación ante una nueva catástrofe en el Mediterráneo, esta vez frente a las costas de Grecia, en el Mar Jónico. Al menos 79 personas han muerto y cientos están desaparecidas tras el naufragio de un pesquero de 30 metros de eslora. Varios testimonios hablan de decenas de niños y niñas atrapadas en la bodega. El barco, en el que viajaban entre 500 y 750 personas, pidió auxilio el martes por la tarde a los activistas de Alarm Phone.
Según la prensa, la embarcación había partido con destino a Italia desde el este de Libia y naufragó tras volcar la madrugada del miércoles al suroeste de la península del Peloponeso. Según testimonios de los supervivientes recogidos por los medios griegos, en el interior del barco se encontraban alrededor de 100 menores de edad, así como muchas mujeres, mientras que la mayoría de hombres viajaban en la cubierta exterior del pesquero. Todos ellos procedían según parece de Pakistán, Egipto, Siria y Palestina.
Diferentes organizaciones españolas, ante la tragedia ocurrida, apenas unos días después de la reforma europea de la política de migraciones del pasado 6 de junio, señalan:
Queremos aprovechar el presente comunicado (ver más abajo el manifiesto) para mentar el mayor llamado naufragio, que en realidad ha sido un asesinato en toda regla, que tuvo lugar el 14 de este mismo mes. Se trata del mayor acto criminal, de la historia moderna, en aguas del mar Jónico. No fue una tragedia, fue un acto deliberado.
Durante más de 14 horas, tanto la guardia como el gobierno costero sabían de la embarcación, que constaba de más de 700 personas. La mayoría huía de la guerra de Siria, y los dejaron naufragar. Los primeros indicios y testimonios apuntan que hubo intervención griega en este crimen, con la benevolencia de Europa.
Esta intervención comenzó con el arrastre de la guardia costera griega a la embarcación, quien la dirigió fuera de la zona SAR (donde el rescate es obligatorio). Durante este arrastre ilegal, el navío volcó, matando a más de 500 personas que perdieron la vida ahogadas. Entre ellos, había cientos de niños, niñas y mujeres que viajaban (como es lo habitual) en el sótano de la embarcación.
Manifiesto de condena, repulsa y rechazo al último acuerdo en materia de asilo y refugio de los 27 de la UE (resumen)
Sentimos la imperiosa necesidad de comunicar en el siguiente manifiesto, a modo de denuncia, que los estados miembros de la Unión Europea han llegado a un bochornoso acuerdo que menoscaba los pilares fundamentales del sistema de asilo.
(…) Con el acuerdo de este 6 de junio se pretende violar y ultrajar un derecho que tanto sufrimiento humano costó adquirir. Además, se van a reducir aún más, si cabe, los estándares en el ámbito de asilo y refugio en Europa, siendo este el objetivo principal de dicho acuerdo. Este acuerdo ha sido firmado por los 27 que componen el Consejo Europeo. a excepción de dos países que se muestran opuestos al acuerdo: Hungría y Polonia. Estos últimos se basan, principalmente, en el argumento de que no consideran necesario que Europa mantenga un sistema de asilo. Los siguientes cuatro países miembros se abstuvieron durante la votación: Bulgaria, Malta, Lituania y Eslovaquia (por distintas razones cada uno). España apoyó el acuerdo sin desmelenarse.
(…) Este acuerdo no va a garantizar los derechos básicos y jurídicos de quien llega a lo que debería ser una tierra de acogida segura. Si esta propuesta se acepta, el país receptor podrá decidir, sin estudio del caso (como marca actualmente la normativa internacional), si esa persona es susceptible o no de solicitar asilo. Es decir, se pretenden legalizar las llamadas devoluciones en caliente, así como las deportaciones a terceros países supuestamente “seguros”, sin contemplar siquiera que estos países acepten la acogida. En resumen, se pretende legalizar aún más la externalización de fronteras, y en muchos de los casos, a países que no garantizan los DD.HH.
La propuesta quiere que los países receptores de personas refugiadas decidan libremente y sin garantías, si cumplir con la legalidad y la humanidad, que es de obligado cumplimiento. Y todo esto a cambio de un módico precio de 20 mil euros por persona, pues con ello se les permite mandarlos a otro país, de manera supremacista y colonial. Estamos hablando de algo muy serio: se va a legalizar el mercadeo de seres humanos. Ese dinero será invertido en deportaciones que en muchos de los casos significan una sentencia de muerte; y en un fortalecimiento aún más severo, si cabe, de las fronteras de la UE.
En general, los estados han acordado un laberinto de normas procesales, bizantinos en su complejidad, en el que se va a limitar el número de personas a las que se les otorgue la Protección Internacional en la Unión Europea. Recordamos que ya, a día de hoy, el 85% de las personas refugiadas son acogidas en países que no son de la UE. Y más concretamente, por tendencia natural, en países limítrofes al conflicto, bajo el lema esperanzador de que, en algún momento, se les permita volver a sus hogares.
Apelamos a los miembros del Consejo y del Parlamento Europeo, y les pedimos que el avance en materia de asilo se dirija hacia un pacto de garantía de los Derechos Humanos, y no hacia una vulneración sistemática y normalizada de los mismos.
Si dejan de invertir en guerras y en armas, si empiezan a invertir en economía local, o a prohibir el expolio, tal vez esas fronteras dejarán de ser tan supuestamente necesarias.
Para terminar, queremos decir que migrar es un derecho, por lo que hay que movilizarse para proteger el derecho al asilo y evitar que este se pervierta, se vulnere, se viole o se pierda.
A estos actos se les llama necropolíticas por las vidas humanas que se cobran; por las familias rotas, víctimas todas ellas de esta situación; por todas aquellas personas que no tienen tiempo, ni espacio, ni el cuerpo de sus fallecidos para poder hacer sus correspondientes duelos. Podemos comparar acertadamente nuestros mares con aquellas cámaras de gas de la Segunda Guerra Mundial. Por eso decimos: basta ya de mirar hacia otro lado, basta ya de leyes injustas. Nosotros nos oponemos a estos cambios inhumanos e injustos.
Declaración del Partido Comunista Griego (KKE) tras el hundimiento del barco de refugiados el 14 de junio.
El hundimiento fatal de un barco que transportaba personas migrantes frente a Pilos se suma a la horrible lista de docenas de naufragios similares en el Mediterráneo y el Mar Egeo que ocurren cada año. Hasta ahora, el número de muertes encontradas asciende a docenas de personas y continúa aumentando. Es revelador que, según cifras del Alto Comisionado de las Naciones Unidas, el número de muertos y desaparecidos en el Mediterráneo ya haya alcanzado los 1.037 a mediados de 2023, mientras que el año pasado este número alcanzó los 2.400 !!!
Al mismo tiempo, el personal de la UE y los gobiernos burgueses están en negociaciones febriles sobre el nuevo pacto de migración y asilo de la UE. Los gobiernos de los llamados primeros países anfitriones, como Grecia e Italia, tienen un papel de liderazgo en este sentido. El nuevo Pacto, si se acepta definitivamente, menoscabará la Convención de Ginebra sobre los Refugiados y conducirá a una mayor intensificación de la represión contra los migrantes.
Es la política de intensificar la represión con Frontex, con barreras visibles e invisibles, con confinamiento en campos de concentración modernos, con deportaciones y listas inaceptables de los llamados países seguros, lo que alimenta a los traficantes y empuja a los desarraigados a embarcarse en estos viajes de terror.
Llamamos al pueblo griego a levantarse contra la “normalidad” de los informes diarios sobre los muertos y desaparecidos en Evros y el Mar Egeo. Fortalecer su lucha contra la participación del país en los planes imperialistas y la guerra, que se llevan a cabo en beneficio de los imperialistas y causan la muerte y el desarraigo de millones de personas. Exigir la protección efectiva de los migrantes y la abolición de todo el marco injusto de represión contra ellos.