Este artículo analiza algunas causas y consecuencias de la crisis política que vive Estados Unidos desde una perspectiva marxista. Plantea que la clase dominante ha perdido su capacidad para controlar a las masas populares y que esto se debe a los cambios económicos provocados por la revolución tecnológica. La alternativa pasa por construir un partido independiente de la clase trabajadora…
Lenny Brody. Orinocotribune.com
Cada vez es más evidente que Estados Unidos se encuentra en una grave crisis política. Por crisis política queremos decir que la clase dominante ya no es capaz de gobernar y controlar a las masas populares de la misma manera que ha estado dirigiendo el país en el último período de tiempo. Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, el sector dominante de la clase capitalista ha controlado a la clase obrera a través del sistema bipartidista en general y del Partido Demócrata en particular. De hecho, el Partido Demócrata emergió de la Segunda Guerra Mundial como la organización más influyente dentro de la clase trabajadora. Los cimientos para esto se establecieron en la década de 1930 con el papel del presidente demócrata Roosevelt y el New Deal.
Cuando observamos la actividad en la arena electoral, vemos que, por un lado, importantes sectores de la clase obrera han sido bloqueados de la participación en la arena electoral a través de métodos legales y extralegales. Estos ataques contra los pobres están bien documentados. Por otro lado, los líderes de la clase obrera han sido engañados para que luchen por reformas limitadas que periódicamente se dan y luego se eliminan. En estas condiciones, el sector financiero internacional dominante de la clase capitalista no ha tenido problemas para controlar a las masas populares en Estados Unidos y también ha convertido en periférico al sector derechista y más nacional de la clase capitalista.
En última instancia, los acontecimientos políticos son el resultado de los acontecimientos económicos. Durante más de 50 años, el capitalismo global ha experimentado una transformación económica lenta, pero cualitativa. Con el descubrimiento del semiconductor o microchip, el proceso capitalista de producción ha experimentado una transformación de una producción industrial centrada en el país a una producción global basada en la electrónica. La producción basada en la electrónica no solo ahorra mano de obra, sino que también reemplaza mano de obra. Con el desarrollo continuo de esta tecnología que reemplaza la mano de obra, el sistema capitalista global ha entrado en una crisis estructural y fundamental.
Esta nueva forma de producción se ha expresado en la desindustrialización que ha sacudido la economía estadounidense. No sólo se están eliminando puestos de trabajo, sino que los limitados puestos de trabajo que se están creando son en su mayoría poco cualificados y mal pagados. Esta mano de obra que reemplaza a la tecnología ha forjado cada vez más un nuevo sector revolucionario de la clase trabajadora. Los efectos sociales de esta transformación se pueden ver en el crecimiento de la economía “informal” y el deterioro de las instituciones sociales y económicas dentro de los Estados Unidos. Los sistemas de salud y educación han experimentado un rápido deterioro. Las políticas gubernamentales están destrozando la limitada red de seguridad social.
A raíz de la crisis económica de 2007-2008, la sociedad estadounidense ha entrado en un período de grave declive social. Las masas de la clase trabajadora luchan por sobrevivir en estas condiciones y buscan soluciones. El Partido Demócrata y el establishment liberal, que representan al sector dominante de la clase dominante, han sido “incapaces” de dar respuestas a los problemas.
Como resultado de estas condiciones económicas en desarrollo, los círculos gobernantes están buscando medios políticos para controlar la situación. Cuando examinamos la historia, vemos que las formas de fascismo y gobierno autoritario se establecen sobre la base del propio desarrollo histórico del país. Los gobiernos autoritarios o fascistas no existen debido a las políticas de hombres malvados, como Trump u otros fanáticos de derecha. Los gobiernos burgueses y “democráticos” son reemplazados cuando las necesidades económicas y políticas de la clase dominante exigen un cambio.
Hitler no fue la causa del fascismo en Alemania. Era un sector importante del capital financiero, las grandes corporaciones industriales alemanas, como I.G. Farben, Volkswagen, Siemens, Krupp y Daimler-Benz, que necesitaban el fascismo para lograr sus objetivos económicos y políticos y utilizaron a Hitler para sus propósitos.
Un estudio de la historia de Estados Unidos muestra que el contexto para el fascismo en Estados Unidos no será un movimiento ideológico marginal respaldado por un sector reaccionario limitado del capital. La transformación de una forma de gobierno a otra se produce en el marco de la lucha por el poder político que se está desarrollando. Los elementos de la clase dominante que apoyan a los republicanos “populistas” están perturbando los objetivos y la capacidad del sector dominante de la clase dominante para gobernar el país. Esta polarización dentro de la clase dominante es el contexto de la crisis política que se está desarrollando en Estados Unidos. Muchos “progresistas” y activistas de izquierda solo ven el peligro de los republicanos MAGA y sus políticas y están apoyando al sector poderoso y dominante de la clase dominante. Sin embargo, vemos tendencias dentro del sector dominante y “liberal” de la clase dominante a avanzar hacia una forma de gobierno más autoritaria con el fin de impedir que los republicanos MAGA interrumpan sus políticas para la economía capitalista global.
Dadas las particularidades de la historia de Estados Unidos, es probable que si el fascismo llega a Estados Unidos, probablemente sea bajo el pretexto de luchar contra el “fascismo”. Georgi Dimitroff, en sus escritos sobre el fascismo, señaló que “es una peculiaridad del desarrollo del fascismo estadounidense que en la etapa actual este fascismo se presenta principalmente bajo la apariencia de una oposición al fascismo, al que acusa de ser una tendencia antiamericana importada del extranjero”.
La situación política actual en Estados Unidos es bastante compleja. En primer lugar, es fundamental entender que es el deterioro de la situación económica lo que está impulsando las diversas respuestas políticas. Dado que la actual crisis económica es sistémica, ni el sector dominante global de la clase dominante ni el sector “populista” tienen una solución o una salida. Ambos sectores pueden verse obligados a recurrir a medidas autoritarias para controlar la respuesta de las masas ante la creciente pobreza y el deterioro de la vida social.
En este momento, el sector dominante de la clase dominante está dirigiendo la lucha de masas contra el sector populista. Muchos activistas “progresistas” abogan por apoyar a este sector “liberal” de la clase dominante en un esfuerzo de “frente único” para bloquear a los populistas de derecha “fascistas”. Este enfoque de “unirse para luchar contra la derecha” ignora el hecho de que estos capitalistas “liberales” no tienen solución a la crisis económica y pueden volverse hacia políticas autoritarias. Ambos sectores de la clase dominante están cuestionando su capacidad para controlar a la clase obrera estadounidense a través de medidas de “democracia burguesa”.
Por lo tanto, la crisis política en los EE.UU. exige que los revolucionarios participen en la lucha de clases para que la independencia política de la clase obrera sea preservada y fortalecida, en lugar de luchar de una manera que aumente el poder de un sector de la clase dominante. En las condiciones económicas y políticas actuales, la independencia política depende de la organización y educación de los dirigentes del sector revolucionario de la clase obrera. Es importante que los revolucionarios eviten las distracciones y se concentren en esta tarea.