Redacción. PCPV.es
El pasado miércoles 13 de diciembre, operarios del Ayuntamiento de València han cubierto con pintura blanca el mural solidario que hace unos días se había elaborado en el barrio valenciano de Benimaclet, por iniciativa del movimiento vecinal y de la coordinadora pro Palestina de la ciudad. Un mural que denuncia la complicidad europea en esta escalada (omitiendo gobierno y parlamento estatales, verbigracia).
A juicio de estas entidades, y del propietario del inmueble, que previamente había autorizado el mural, esta intervención municipal, realizada con carácter urgente, muestra la intención del PP-Vox que gobiernan el Ayuntamiento de silenciar cualquier tipo de mensaje en solidaridad con Palestina frente al genocidio perpetrado por el estado de Israel.
Porque, según la normativa vigente a este respecto, la de “limpieza” de fachadas solo se pueden llevar a cabo en dos casos: si el propietario de la vivienda denunciara o si se tratase de un inmueble con algún tipo de protección patrimonial. Ninguno de estos motivos cabe en este caso, puesto que la pintura se realizó con el permiso expreso del propietario y la edificación no está dentro de ningún plan de protección.
Tal y como se denunció desde el Núcleo de Benimaclet del PCPV, el mismo día en el que se estaba realizando el mural aparecieron hasta cuatro unidades de coches de Policía Nacional y Policía Local para identificar de manera desproporcionada a quienes estaban realizando esta acción de forma pacífica y con todos los permisos. Por otra parte, unos días después aparecía una pancarta en la misma zona con carácter claramente ultraderechista, sin embargo en ese caso tuvo que desaparecer por acción vecinal y no porque interviniera ninguna fuerza del orden público ni tampoco por acción de la Concejalía de Limpieza.
Ahora, de nuevo se muestra una inusitada diligencia y celo por parte del Gobierno municipal para eliminar un mural solidario, estético y realizado con todos los permisos pertinentes. Mientras tanto, en cambio, el propio barrio de Benimaclet y el resto de la ciudad siguen llenos de muros con pintadas muy alejadas de cualquier tipo de valor artístico, cables que deberían ir por el subsuelo pero que se enredan entre los edificios, calles llenas de escombros y enseres abandonados o contenedores y mobiliario urbano que no se pueden ni tocar de lo sucios que están.