Ayuntamiento de València amaña consulta ciudadana sobre el PAI de Benimaclet

Manifestación contra el PAI de Cuidem Benimaclet

Carlos Soledad / Cuidembenimaclet.org

Amañar consultas para falsear la aceptación popular es una práctica frecuente en muchas instituciones, entre las que cabe citar al Ayuntamiento de Valencia, a propósito de la consulta realizada sobre el PAI de Benimaclet (barrio de la ciudad de València).

Hablamos de una zona de la huerta valenciana que está reconocida por la FAO como un Sistema Importante del Patrimonio Agrícola Mundial, por ser “un espacio dinámico, complejo, donde coexiste cultura, biodiversidad y técnicas agrícolas, que son vitales para conseguir la soberanía alimentaria, generar medios de subsistencia y enfrentar la crisis climática”.

Sin embargo, como señala el periodista de El Salto, Carlos Soledad, esta situación no parece importarle mucho a la vicealcaldesa de València, la socialista Sandra Gómez quien sigue apostando por un paradigma de especulación basado en la construcción salvaje y en la destrucción de la huerta, cuando nos encontramos en pleno colapso medioambiental, en un año en el que las sequías están siendo históricamente dramáticas y sobre todo ante un proyecto que el vecindario de Benimaclet lleva años rechazando.

A primera hora de la mañana, del pasado martes 21 de abril, comenzaron a circular por redes sociales el aviso de que el Ayuntamiento convocaba esa misma tarde en la biblioteca municipal para presentar diferentes alternativas al PAI y votarlas. El mensaje corrió como la pólvora y el barrio asistió para enterarse de qué iba la cosa.

A las 5 de la tarde el espacio habilitado ya estaba abarrotado por vecinas y vecinos. Inmediatamente surgió el cuestionamiento a la forma en que se hizo la convocatoria y al aforo. El público se contó, se confirmó que se sobrepasaba el aforo, pero se decidió continuar, a pesar de que alrededor de 50 personas se habían quedado fuera, lo que derivó en que pronto hubiera pancartas con lemas de No al PAI apoyadas en el cristal trasero que daba a la calle.

Entonces se presentaron Fernando Beleguer, Jefe del Servicio de Planeamiento del Ayuntamiento de València y José María Ezquiaga, premio europeo de planificación europea y regional 2013 y coordinador del equipo redactor del proyecto, quien señaló haber ganado el concurso del Ayuntamiento para diseñar el proyecto. Todo un peso pesado del urbanismo español, con trabajos en varias ciudades del mundo.

Antes de empezar la exposición de las alternativas continuaron los cuestionamientos. Un vecino señaló que el taller no podía llamarse participativo, pues solo se había convocado con cuatro días de anticipación y sin tomar en cuenta a todos los actores representativos del barrio. Otro comentó que debería de haberse convocado al barrio para que presentara también sus alternativas y entre todos se decidiera como se iba a realizar la votación. Finalmente, ya que venían de Madrid, se propuso escuchar a los ponentes y dejar los cuestionamientos para el final.

Una mujer del equipo redactor del proyecto, de nombre Gema, hizo una presentación basándose en una página web que contiene la encuesta on line para votar las alternativas. Se trata de ocho preguntas en las que en cada una de ellas se elige entre opciones cerradas. Cinco preguntas relacionadas con cómo mejorar el acceso a lugares periféricos del barrio, cómo jerarquizar mejor las vías de acceso y sobre las dificultades para acceder a espacios comunes. Temas que se pueden considerar importantes, pero secundarios, o sin importancia para lo que viene demandando históricamente el vecindario y se encuentra en disputa.

La pregunta seis, es de otro orden, ya que obliga a responder respecto a dónde recolocar los huertos urbanos de Benimaclet. Bueno, la pregunta se refiere solo a los huertos gestionados por la Asociación de Vecinos, pero no se mencionan nunca los huertos del CSOA l’Horta también muy valorados por el vecindario. Esa pregunta, para los que hemos acompañado estos procesos, es una falta de respeto, pues desconoce la importancia comunitaria que tienen para el barrio las actuales localizaciones, ya que, entre otras variables de socialización muy gratificantes, los huertos son considerados victorias ante el desprecio a la huerta. Justamente su localización es la grieta en el sistema. Y tal como se señaló “queremos que la huerta entre a la ciudad, no que se aleje”.

La primera opción propone sacar los huertos del barrio y colocarlos alrededor de la ex fábrica de leche, también conocida como la Garrofera, donde malviven desde hace años un grupo de vecinos migrantes. En esta propuesta, la Garrofera se convertiría en una nueva dotación para el barrio. Queremos creer que esta opción se plantea porque el madrileño estudio arquitectónico está al tanto de que sus residentes y al menos tres organizaciones del barrio están luchando por conseguir una alternativa de vida digna.

La pregunta siete profundiza sobre la regeneración de la Garrofera e invita a votar si se quiere como un centro de apoyo a huertos urbanos o como de uso universitario, más de lo mismo. Y la última pregunta, la ocho, es probablemente las más importante, y presenta tres alternativas cerradas para el gran solar: la alternativa cero propone nueve espacios, de los que uno de menor tamaño sería para un jardín y otro más grande para el parque, el resto de construcciones serían residenciales de distinto tipo.

La alternativa uno está pensada prácticamente para edificación escolares y urbanas como residencias y aparcamiento. Y por último, la alternativa dos, contempla un mercado público y supermercado. Es decir, todas estas alternativas implican una edificación importante, aunque esto no se señale claramente, ya que si no, no serían necesarias tantas construcciones y dotaciones nuevas sobre terreno que podría ganar la huerta.

Ante tremenda exposición, el vecindario quiso hacer preguntas. Un servidor, volvió a hacer la observación, de que en caso de que la encuesta llegara a integrar las propuestas de los vecinos, la gente que votara debería de estar acotada al vecindario, ya que si no se aseguraba la participación de las y los verdaderos implicados, podría participar cualquier persona del mundo, incluso recibiendo una paga y con intereses alejados del bienestar del barrio.

Arturo Sanz, arquitecto de la AVV, dejó claro a los ponentes y al representante del ayuntamiento que “lo habían hecho muy mal, avisando cuatro días antes y sin asegurar la participación. Además de desconocer los procesos participativos precisamente desarrollados en el pasado para redactar un plan acorde con los deseos del barrio”, además señaló que en la consulta pública “no se toca ningún tema importante para el vecindario, a saber, la edificabilidad y el soterramiento de la ronda norte”. En la misma línea se pronunció el presidente de la AVV quien leyó en voz alta una carta dirigida al conseller de urbanismo Vicente Joaquín García Nebot y que luego entregó al representante del ayuntamiento.

Se generó aún más caos al final, cuando se descubrió que la encuesta se podía firmar sin poner ningún nombre o DNI y hasta ocho veces. En principio, los expositores del Plan dijeron que trasladarían estos cuestionamientos y es verdad que consultada ayer 15 de mayo la página web se incorporó al final el requisito de indicar los datos. No obstante, sorpresivamente, a día de hoy, martes 16 de mayo han retirado la encuesta on line, sin ninguna explicación. Lo que está claro, es que si el barrio no hubiera denunciado, la encuesta hubiera seguido su curso, imponiendo unas alternativas desde arriba, tal como lo dijeron los ponentes en el taller “es lo que hacemos en todos los sitios”.

En un barrio cuyas organizaciones sociales han sido infiltradas por la policía nacional, en la que hay intereses de constructoras como Metrovacesa, un ayuntamiento que se dice de izquierdas no puede darse el lujo de faltarle el respeto al vecindario de esa forma. “Todo el mundo debe tener claro que su opinión no es más que otra” ha declarado Sandra Gómez, ante las críticas a la consulta pública.

Es curioso que Carlos Slim, el magnate mexicano, sea dueño minoritario de Metrovacesa, la constructora que quiere ejecutar el PAI de Benimaclet, mientras empresas españolas quieren beneficiarse con el Tren Maya. La crisis civilizatoria es global y el horno no está para bollos, es urgente, como dicen las zapatistas, que nos organicemos ahí donde estemos, porque los capitalistas van a por todo. Algo que por suerte, sabe muy bien el barrio de Benimaclet.

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