Larry Johnson, ex analista de la CIA y subdirector de la Oficina de Contraterrorismo de los Estados Unidos, se pronuncia “sin pelos en la lengua” con respecto a la guerra “de poder” en Ucrania. Incluso ha puesto en marcha un blog cuyo título resulta por si mismo descriptivo: usefulidiots.locals.com (“tontos útiles” locales).
En su última aportación, traducida por arrezafe, examina la reciente cumbre de la OTAN en la ciudad de Vilnius, Lituania, a sólo unos cientos de kilómetros del campo de batalla de la guerra en Ucrania que ya se ha cobrado cientos de miles de vidas. Pero también emplazamiento que la memoria histórica denomina la «Jerusalén de Europa», porque fue escenario de algunas de las mayores y más bárbaras masacres de la destrucción de la judería europea dirigida por los nazis en la II Guerra Mundial.
Vilnius, que contaba por entonces con un 95 por ciento de población judía, fue escenario destacado de la matanza de unos 210.000 judíos en este país. De hecho, Lituania registró una tasa de mortalidad más alta que casi cualquier otro país de Europa, y los nacionalistas lituanos estuvieron entre los principales autores de este genocidio.
Años después, en el marco de una reunión donde el presidente abiertamente pro-nazi de Ucrania ha tratado de nuevo, sin conseguirlo, el ingreso de su país en el Tratado del Atlántico Norte (OTAN), las valoraciones de este analista americano resultan interesantes, aunque no se compartan.
E igualmente lo es la imagen que encabeza esté artículo, tomada del artículo original, donde se muestran las caras bastante sonrientes de tantos dignatarios y dignatarias, incluyendo al aun presidente español Pedro Sánchez, reunidos para hablar sobre una guerra en curso que tanto desastre y matanzas se ha cobrado hasta ahora y todo apunta que continuará.
Vilnius, 11-12 de julio 2023
En su blog, Larry Johnson advierte que “Ucrania fue elegida como herramienta para arrastrar a Rusia a una guerra que Occidente creyó, estúpidamente, que podía ganar. Estados Unidos, desde Vietnam, ha estado involucrado en toda suerte de aventuras militares en todo el mundo durante los últimos 60 años, aventuras que, aparte de mantener bien lubricada la industria militar, todas han sido francamente desastrosas.
Durante los últimos nueve años, desde el Maidan, la OTAN y el comando europeo del ejército de los Estados Unidos han estado realizando regularmente ejercicios militares a gran escala con Ucrania. Y aunque Ucrania no era un miembro de iure de la OTAN, sí era un miembro de facto, en el sentido de que sus fuerzas armadas fueron entrenadas por personal de la OTAN con el fin de integrarse en la misma. Ucrania tenía un ejército más capacitado que el de Francia y que el de Reino Unido, que dispone de un total de 75.000 soldados. Al comienzo del conflicto Ucrania contaba con 900.000 soldados, y sin embargo, ¡he aquí que son los británicos los que van a entrenar a los ucranianos! Quiero decir, es ridículo, estos tipos viven en el país del engaño y la fantasía, por no hablar de alemanes y franceses”.
“Uno de los pocos políticos razonables en Europa, respecto al conflicto en Ucrania, es Orban, presidente de Hungría, que de hecho tiene una comprensión bastante sensata de la realidad y es consciente de que todo esto no conduce a nada bueno. En estos momentos vemos que la OTAN ha entrado en pánico, un pánico disimulado, ya sabes, no andan por ahí corriendo y gritando, pero en su fuero interno están aterrorizados porque todo aquello por lo que apostaron en Ucrania ha fracasado. Esperaban que Ucrania atravesaría las defensas rusas hasta alcanzar el Mar de Azov. No sucedió”.
“¿Por qué ha fracasado tan estrepitosamente la ofensiva? Ha habido tanta publicidad en torno a esta llamada “contraofensiva”… ¡Ucrania iba a recuperar todo el territorio! Entonces, ¿qué ha sucedido? Bueno, que no disponían de cuanto es necesario para una operación de tal magnitud. En primer lugar, Ucrania no dispone de suficientes soldados, mientras que Rusia cuenta con más tropas y mejor preparadas en sus líneas defensivas de las que Ucrania podría reunir. En segundo lugar, las tropas que Ucrania lanzó al frente en esta ofensiva no estaban debidamente capacitadas, estaban escasamente entrenadas, y para ser efectivo en dicho entorno un soldado necesitaría al menos de un año a 18 meses de entrenamiento, eso para ser mínimamente eficiente en combate”.
“Cumbre de imbéciles ante el desastre que ellos mismos han propiciado. Tal vez porque, a lo largo de sus numerosas aventuras militares durante los últimos 30 años, Estados Unidos ha construido esta delirante mitología sobre “nuestra poderosa capacidad militar”: ¡Somos tan geniales! Ya sabes, como dijo Donald Trump, “tenemos el mejor ejército del mundo”. No, no lo tenemos. Tenemos el ejército más caro del mundo, que es muy distinto. Un ejército adornado con el equivalente de Lamborghinis y Ferraris, pero que, o no funciona, o las piezas son tan caras que no puedes reponerlas, un ejército que no está integrado en una auténtica estrategia de Seguridad Nacional.
Nuestra estrategia está diseñada para mantener y cebar al complejo industrial militar, feliz de que le brindemos nuevos enemigos y razón por la cual hemos visto este desorbitado crecimiento del Presupuesto de Defensa Nacional desde 1990, de los alrededor de 225 mil millones a los cerca de 850 mil millones actuales, dirigiéndose velozmente hacia el trillón.
¿Y cuál es el resultado? Hemos desarrollado sistemas y armamento que los rusos destrozan regularmente en el campo de batalla en Ucrania”.
