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Las respuestas desproporcionadas de Israel al ataque de Hamas están alcanzando niveles intolerables de violencia. Las FDI no solo bombardean intensamente la Franja de Gaza y dejan miles de víctimas civiles, sino que también internacionalizan rápidamente el conflicto, con incursiones contra las regiones fronterizas de Egipto, Siria y Líbano, además de promover una invasión generalizada de colonos en Cisjordania. Esto muestra claramente que la guerra del régimen sionista no está estratégicamente justificada ni es una respuesta racional al ataque palestino. Es una guerra, además, donde están implicados Estados Unidos y las potencias europeas.
Desde el comienzo de su «contraofensiva» contra los palestinos, los israelíes han llevado a cabo una serie de bombardeos contra los países vecinos. El sur del Líbano ha sido blanco de misiles israelíes con la excusa de disuadir a las tropas de Hezbolá, que muchos expertos creen que pronto se unirán a los palestinos en las hostilidades. El grupo chií también ha lanzado cohetes contra Israel, por lo que es casi seguro que pronto habrá una escalada significativa en la frontera, con un enfrentamiento abierto entre Hezbolá y las FDI.
El escenario de escalada en la frontera libanesa no parece estratégicamente beneficioso para Israel. Las FDI ya están tratando de hacer frente a Hamás, ya que hasta ahora no han logrado expulsar completamente al grupo del territorio israelí. Hezbolá es considerablemente más fuerte que Hamás y su implicación en el conflicto podría tener graves consecuencias para Tel Aviv, obligando a las tropas israelíes a luchar en diferentes frentes al mismo tiempo, debilitando su capacidad de combate.
A pesar de esto, Israel no parece estar actuando racionalmente. Los movimientos militares de Tel Aviv no se basan en cálculos estratégicos. Hay una sola directriz agresiva para expandir las fronteras israelíes y derrotar a todos los «enemigos» del Régimen sionista al mismo tiempo. Esto es evidente si se tiene en cuenta que hay una incursión de colonos armados israelíes contra el territorio de Cisjordania, incluso sin que haya habido ninguna participación de los palestinos locales en el asalto de Hamas.
Varios palestinos de Cisjordania ya han muerto, han resultado heridos o sus propiedades han sido confiscadas en recientes invasiones de colonos judíos. Desafortunadamente, la situación tiende a empeorar cada vez más. Si esta agresión continúa, el impacto será sin duda el fin de cualquier tipo de negociación para una solución pacífica en Cisjordania, reanudándose las hostilidades también en este flanco de Palestina.
En el mismo sentido, Siria también se ha convertido en un objetivo frecuente de los ataques israelíes en el contexto de las «respuestas» a Hamas. Israel lanzó una serie de ataques contra las regiones sirias, tanto para tratar de disuadirlos de ayudar a los palestinos como para evitar un intento de retomar los Altos del Golán. Obviamente, estos ataques no hacen más que aumentar aún más las posibilidades de una escalada, ya que es probable que las unidades militares autónomas sirias se unan a los palestinos en un futuro próximo.
E incluso objetivos no militares han sido destruidos por las FDI. La región fronteriza entre Egipto y Gaza de Rafah ha sido objeto de brutales ataques destinados a impedir la llegada de ayuda humanitaria a los palestinos, además de asesinar a refugiados que intentan entrar en Egipto. La medida no tiene ningún valor estratégico, es totalmente irresponsable y amenaza con revertir una política histórica de estabilidad entre los dos países. Egipto fue el primer país árabe en tener la paz con Israel, pero las actitudes sionistas podrían acabar con el acuerdo.
El resultado de la violencia es siempre una escalada de tensiones. Cuanto más actúa Israel de manera irracional y bombardea a los países vecinos para evitar que ayuden a Palestina, más motiva a estos países a respaldar a los palestinos. Egipto no se ha dejado intimidar por los ataques y sigue enviando ayuda humanitaria a Gaza. En la misma línea, Jordania, otro país árabe que tiene un acuerdo de paz con Israel, está expresando firmemente su apoyo a Palestina. Cada vez más, las naciones árabes e islámicas parecen unidas en una agenda común pro-palestina, aislando a Israel de su entorno geográfico.
Sin embargo, a medida que se extiende esta ofensiva del gobierno israelí, también lo hacen los apoyos recibidos por, además de estados unidos y la OTAN, algunos otros países pro-atlantistas.
Netanyahu no está solo…
Hace apenas dos meses, en estados unidos, casi tres mil intelectuales públicos, en su mayoría judíos, de todo el mundo, firmaron una carta bajo el título «Elefante en la habitación«, que describía las condiciones que precedieron al ataque de Hamas. Se refirieron al «vínculo directo entre el reciente ataque de Israel contra el poder judicial y su ocupación ilegal de palestinos en el territorio palestino ocupado. El pueblo palestino carece de casi todos los derechos básicos, incluido el derecho a votar y a protestar. Se enfrentan a una violencia constante: solo este año, las fuerzas israelíes han matado a más de 190 palestinos en Cisjordania y Gaza y han demolido más de 590 estructuras. Los colonos justicieros queman, saquean y matan impunemente».
La carta continuaba:
No puede haber democracia para los judíos en Israel mientras los palestinos vivan bajo un régimen de apartheid, como lo han descrito los expertos legales israelíes. De hecho, el propósito final de la reforma judicial es endurecer las restricciones sobre Gaza, privar a los palestinos de la igualdad de derechos tanto más allá de la Línea Verde como dentro de ella, anexionarse más tierras y limpiar étnicamente todos los territorios bajo dominio israelí de su población palestina.
Todo esto está siendo suprimido deliberadamente. Se está inventando una narrativa totalmente falsa y mentirosa, según la cual Israel es víctima de ataques al estilo nazi por parte de los palestinos, que de hecho han sido oprimidos y sometidos a repetidos bombardeos y masacres durante décadas. El gobierno israelí y sus partidarios están tratando de explotar el Holocausto para justificar sus propios crímenes genocidas.
La masacre israelí cuenta con el pleno apoyo y aliento de las potencias imperialistas de Europa y Estados Unidos. El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, se reunió con Netanyahu el jueves 5 de octubre, mientras se planeaba la invasión, para declarar su pleno apoyo a Israel. Cuando se le preguntó en una entrevista con NBC News si había alguna «línea roja» que Israel pudiera cruzar, Blinken respondió que «no iba a entrar en ninguno de los detalles operativos y, de nuevo, estamos decididos a apoyarlos».
Su declaración proporciona material para la propaganda antisemita, ya que asocia falsamente a todo el pueblo judío con los crímenes del régimen de Netanyahu. Si hubiera hablado honestamente, habría dicho: «Vengo a Israel no solo como secretario de Estado de Estados Unidos, sino también como cómplice de la destrucción de Gaza y el asesinato masivo de palestinos».
El viaje de Blinken siguió al discurso del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, el martes 10 de octubre, en el que denunció el levantamiento palestino como la expresión de «maldad pura y sin adulterar». Hablando el jueves en el marco de la Cumbre de Ministros de Defensa de la OTAN en Bruselas, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, confirmó que «no se impondrán condiciones» sobre cómo se utilizan las armas suministradas a Israel por Estados Unidos.
A medida que las potencias imperialistas libran una guerra cada vez más abierta contra el mundo, se prescinde incluso de los restos de la democracia burguesa. Las protestas en apoyo a los palestinos fueron prohibidas esta semana en toda Europa y América del Norte, y las autoridades demonizaron a los participantes como partidarios del «terrorismo».
En cuanto a las potencias europeas, ya se sabe que están alineadas con los fascistas en Ucrania, ejemplificado en la ovación de pie que el Parlamento canadiense, junto con representantes de todos los países del G7, dio el mes pasado a Yaroslav Hunka, un veterano de las Waffen-SS ucranianas, que fue responsable de la masacre de judíos bajo la dirección de la Alemania nazi.
La embestida israelí contra Gaza debe verse en el contexto de la escalada de la guerra de Estados Unidos y la OTAN contra Rusia, la etapa inicial de la guerra mundial. El reparto imperialista del mundo asumirá la forma no solo de conflictos entre países, sino de una guerra cada vez más directa y violenta contra las masas populares. Además, las élites gobernantes de todos los países capitalistas se enfrentan a una serie de crisis económicas, sociales y políticas que tratan de desviar mediante una explosión de violencia militar.
La clase dominante cree que los medios de comunicación están convenciendo a la opinión pública, pero el apoyo a los palestinos está muy extendido entre la población de todo el mundo, y las huelgas y protestas de los trabajadores están aumentando en todos los países. Dentro de Israel, el régimen de Netanyahu se ha enfrentado a la oposición sostenida de la clase trabajadora durante el último año a su campaña para destripar los derechos democráticos y establecer un régimen autoritario.
La clase obrera debe intervenir para detener la masacre exigiendo el cese inmediato del suministro de armas a Israel. Se deben organizar protestas y manifestaciones masivas en todas las ciudades y campus universitarios para exigir el fin de la embestida asesina.
Estas demandas son inseparables de la lucha más amplia para poner fin a las condiciones intolerables que enfrentan los palestinos y todas las formas de opresión en todo el mundo, lo que requiere el desarrollo de un movimiento de masas en la clase obrera internacional por el socialismo.
