Clau O’Brien Moscoso, Black Agenda Report.
El régimen golpista de Perú fortalece su alianza con Estados Unidos con visitas a Washington y suministrará armas a Ucrania.
A medida que la crisis política en Perú se profundiza ocho meses después del golpe parlamentario que derrocó a Pedro Castillo y arrojó al país sudamericano al período más sangriento que ha visto en décadas, la militarización estadounidense del país se intensifica. Del 7 al 12 de agosto, el ministro de Defensa peruano de facto, Jorge Chávez, viajó a Washington DC para “actualizar los acuerdos militares bilaterales” entre las dos naciones.
Este mandatario se reunió con varios funcionarios del Departamento de Defensa, incluido el Subsecretario de Defensa de los Estados Unidos para Asuntos del Hemisferio Occidental, Daniel P. Erikson, el jefe de la Guardia Nacional, el general Dan Hokanson; y el Director del Centro de Estudios Hemisféricos de Defensa, Paul J. Angelo, y del Colegio Interamericano de Defensa. Con la región cambiando hacia el mundo multipolar con agrupaciones como los BRICS, y una mayor inversión en infraestructura de países como China en lugar de participar en la Ley BUILD de los Estados Unidos, Estados Unidos está consolidando su control sobre Perú para usarlo como base en la región contra sus adversarios percibidos y para lograr el dominio de espectro completo.
Entre los acuerdos alcanzados durante la visita se encuentran el levantamiento del bloqueo de dos décadas a la interdicción aérea contra el narcotráfico, lo que permite a la Fuerza Aérea del Perú recibir nuevamente la cooperación de Estados Unidos en inteligencia, financiamiento, capacitación y comunicaciones. “fortalecer las acciones contra el tráfico ilícito de drogas” en las zonas del VRAEM y Putumayo, y en la región de Loreto, donde los recientes disturbios dejaron al menos 20 heridos en el distrito de Alto Nanay.
Este proceso comienza meses después de la llegada de al menos 1100 militares estadounidenses al territorio peruano a “zonas de conflicto”, particularmente en las regiones del sur del país andino, y después de más de 80 muertes desde que comenzó el golpe respaldado por Estados Unidos, incluidas las disparadas desde helicópteros. Hasta el día de hoy, no se han presentado cargos contra ninguno de los involucrados en las masacres y ejecuciones extrajudiciales, incluida la presidenta golpista Dina Boluarte y el primer ministro Luis Otarola y los jefes de las fuerzas armadas. La Inspección de la Policía Nacional del Perú archivó cuatro de los once casos que se han presentado desde que comenzaron los levantamientos para encubrir estos crímenes de lesa humanidad.
Participación en la guerra en Ucrania
Estados Unidos también ha estado presionando a los países de la región que tienen equipos militares de la era rusa y soviética para que los “donen” a Ucrania en la guerra de poder entre Estados Unidos y la OTAN contra Rusia. Ahora puede contar con un importante arsenal de armas, incluyendo “24 helicópteros militares Mi-17 y dos helicópteros de ataque Mi-35 de Moscú” y armas compradas durante el régimen de Fujimori. Como declaró la Comandante General de SOUTHCOM, General Laura Richardson, en enero de este año durante una aparición virtual ante el Consejo Atlántico, que “están trabajando con los países que tienen el equipo ruso para donarlo o cambiarlo por equipo de los Estados Unidos” con seis países en particular, Perú entre los líderes en posesión de equipo militar ruso. Esta oferta de donaciones de armas a Ucrania fue rechazada en gran medida por el resto de América Latina.
En enero de este año, Ucrania compró aviones no tripulados de Perú poco después del golpe del 7 de diciembre y la violencia resultante de las fuerzas armadas contra las masas de personas que protestaban por el cambio de régimen respaldado por Estados Unidos. Este acuerdo no se hizo público hasta meses después, en mayo. Antes del golpe, al igual que el resto de la región, Perú se mantuvo al margen del conflicto y no envió armas a Ucrania. Como dijo recientemente Guillermo Burneo, periodista y analista político peruano, esto no es más que un ajuste en la estrategia regional que Estados Unidos está haciendo para lograr sus objetivos internacionales en Ucrania en una situación que Perú debe evitar.
Junto con el reciente acuerdo bilateral con el corrupto gobierno de Lasso en Ecuador para entrenar a las fuerzas armadas un mes antes de las elecciones que el candidato correísta de izquierda lidera en las encuestas, está claro que Estados Unidos está tratando de mantener su hegemonía de la Doctrina Monroe en la región y el “orden internacional basado en reglas” que ahora compite con las fuerzas multipolares. En una audiencia del Comité de Servicios Armados de la Cámara de Representantes de marzo de 2022 sobre los desafíos de seguridad nacional y la actividad militar en América del Norte y del Sur, el general Richardson advirtió cuán grande es la amenaza que Estados Unidos considera tanto la inversión rusa como la china en la región, describiendo que “la mayor revelación ha sido la medida en que China y Rusia están expandiendo agresivamente su influencia en nuestra región”.(énfasis añadido) vecindario “.
El fortalecimiento de la relación entre el régimen golpista peruano liderado por Boluarte y el Congreso de derecha y los Estados Unidos y la OTAN es una violación de la soberanía de la región que rechazó las peticiones de enviar armas a Ucrania, optando por no prolongar la guerra. Como dijo el ex presidente boliviano Evo Morales en las redes sociales, “La entrada y ejercicio de tropas militares por parte de Estados Unidos en Perú es una acción intervencionista provocadora que pone en peligro la paz y la integridad de América Latina, especialmente Bolivia, que está en la mira del ataque de SOUTHCOM que reconoció públicamente su interés en (nuestro) litio”.
Para Washington DC, las más de 80 muertes y miles de heridos e injustamente encarcelados en Perú no son más que meros daños colaterales en sus esfuerzos de guerra contra aquellos que ven como sus adversarios y una amenaza para su agenda de dominio de espectro completo.
