José Luis Zaragozá. Levante-emv.com
Según los datos recién conocidos, el 39,8% de perceptores de prestaciones sociales recibe una ‘nómina’ por debajo de los 840,6 euros al mes, cantidad que marca el umbral de la pobreza. Junto con Galicia, Murcia y Andalucía, la Comunitat Valenciana es el territorio con las pensiones más bajas de España.
Casi el 40% de los pensionistas de la Comunitat Valenciana, que cuenta con un total de 1.026.483 perceptores de estas prestaciones sociales, según la última actualización del Ministerio de Trabajo (del pasado mes de mayo), viven bajo el umbral de la pobreza. Junto con Galicia, Murcia y Andalucía, la valenciana se sitúa entre las autonomías españolas con mayor número de jubilados en riesgo de penuria económica. Así lo constata el informe de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza al cuantificar en casi 400.000 los valencianos inactivos que son pobres al vivir en un hogar cuyos ingresos son inferiores a 10.088 euros por unidad familiar y año; o lo que es lo mismo, 840,6 euros al mes.
Según el estudio de esta entidad sin ánimo que lucro de toda España, el importe de las pensiones tiene un destacado impacto en la generación de pobreza. Hay que tener en cuenta que la inmensa mayoría de las personas de 65 años y más tienen ingresos que proceden de una pensión y, por tanto, son relativamente fijos. Por eso, «el importe de las pensiones está directamente relacionado con la tasa de pobreza entre las personas de edad más avanzada», sostienen los responsables de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza. Una de las principales conclusiones del Observatorio es que, en un momento en el que cada vez la población está más envejecida, «las mujeres viven más, pero en peores condiciones», explican fuentes de esta asociación. El estudio pone el foco en ámbitos como la soledad no deseada, el sistema público sanitario, las pensiones y la atención a la dependencia y la brecha digital.
Aunque las pensiones medias de jubilación en la Comunitat Valenciana se sitúan en 1.253 euros, 1.312 euros en la provincia de Valencia, 1.198 en Castellón y 1.166 euros en Alicante, hay que tener en cuenta que a esa cantidad no llega una gran parte de la población. El incremento de la pensión media de jubilación en el último año, un 9,83 % para el conjunto del país, ha registrado diferencias entre provincias de más de un punto y medio porcentual, con crecimientos menores en general allí donde son más altas.
Coste de la vida
La pobreza más extrema se refiere a aquellas personas que viven en hogares cuya renta por unidad de consumo es «extraordinariamente baja». En este informe, los datos de pobreza severa que se ofrecen se refieren al porcentaje de personas que viven en hogares cuyos ingresos por unidad de consumo son inferiores al 40 % de la mediana de ingresos de la población, que es el criterio actualmente más utilizado. En términos más concretos, están en esa situación todas aquellas personas que viven en hogares cuyos ingresos por unidad de consumo se sitúan en 6.725 euros al año (560 €/mes) o menos.
Algunos de los indicadores que se utilizan para medir la penuria económica de esta población de pensionistas son llamativos. Por ejemplo, que no pueden irse de vacaciones al menos una semana al año, o bien que tampoco consiguen realizar una comida de carne o pescado al menos cada dos días. Además, es imposible mantener la vivienda con una temperatura adecuada, ni tienen capacidad para afrontar gastos imprevistos (de 800 euros este último año). Además, han tenido retrasos en el pago de gastos relacionados con la vivienda principal (hipoteca o alquiler, gas, comunidad…) o en compras a plazos en los últimos doce meses. Por supuesto, ni siquiera tienen conexión a internet.
Sin duda, esta situación contrasta con el aumento del coste de la vida. Con los alimentos por las nubes, el IPC comenzó a dispararse el pasado año al registrar máximos históricos durante el verano. Aunque las pensiones se han revalorizado en lo que va de 2023 (8,5%), el aumento medio de la cesta de la compra es un 15% superior en términos interanuales, con alzas disparatadas en productos básicos como el aceite de oliva (45%), azúcar (55%) o la leche (24%). Eso dificulta llegar a fin de mes a muchas familias.