28 mayo: ¿dónde fue el voto feminista?

Composición de fotos mujeres y colores republicanos

Confluencia Movimiento Feminista. Elcomun.es

Anda preocupado el PSOE al parecer por la pérdida de casi un millón de votos masculinos y concreta el presidente Sánchez que hay amigos suyos que se han sentido incómodos con las «políticas excluyentes» de Irene Montero. Cuando habla de excluidos se refiere a los hombres y es cuando las feministas, al oírlo, no nos sentimos incómodas como los amigos de Sánchez, ni siquiera nos sentimos indignadas, lo estamos. Muy indignadas.

Si algo ha hecho Irene Montero ha sido incluir a los hombres en todas partes donde no tienen cabida, en el deporte femenino, en los baños de mujeres, en los módulos penitenciarios femeninos, en posiciones para mujeres de las listas cremallera, como víctimas de violencia machista o como beneficiarios de los fondos del Pacto de Estado contra la Violencia de Género.

Irene Montero ha hecho mucho más que una nefasta ley de «solo sí es sí» y mucho más que dejarle decir majaderías a su mano derecha, Pam. Irene Montero ha llevado a término su proyecto araña, la Ley Trans, que pese a ser una ley ordinaria, ha puesto sus huevos en un montón de leyes salidas o no de su ministerio. Es la ley más infame que hemos conocido en democracia, infinitamente más traicionera y perniciosa para las mujeres que la del «solo sí es sí» y, por añadidura, con daños irreversibles a criaturas y adolescentes. 

Pero todo lo anterior, incluida la ley del «solo sí es sí», ha sido alabado y avalado por Pedro Sánchez y los miembros de su partido desde las tribunas de oradores de ambas Cámaras y votado a favor desde cada uno de sus escaños. Nada de todo eso habría salido adelante sin ese ferviente apoyo y el de buena parte de colaboracionistas no imprescindibles pero que le han dado cuerpo de consenso a iniciativas disparatadas, unos desde el hemiciclo y otros desde los medios de información.

¿Qué nos viene a contar ahora Pedro Sánchez? ¿Que el malo de la película era su socio en el Gobierno y que enmendar la plana con la ley del «solo sí es sí» (que él mismo apoyó) nos haría pasar el disgusto? La LOASP ni se la han mirado. Los fondos del Pacto de Estado contra la violencia de género están sin control. La abolición de la pornografía o, al menos el control exhaustivo para que no llegue a menores, de eso no habla. Tampoco dice nada de prohibir en los colegios e institutos la propaganda de que el sexo muta a voluntad. Ni menciona la censura ni los ataques a las feministas. No han derogado la reforma laboral, ni la Instrucción de 2010, ni la ley mordaza. 

Por último, ha quedado malograda por el anticipo electoral su prometida ley de paridad. ¿Han visto llorar por ello a las feministas? Claro que no, porque nosotras sabemos que la paridad entre hombres y mujeres es una ficción más desde que ha quedado legalizada la falsificación del sexo en el Registro Civil. Lo estamos viendo, sin ir más lejos, en las listas cremallera para las próximas elecciones generales.

El presidente Sánchez mantiene su habitual actitud indolente sin referir mucho más que el SMI, el control de precios de la energía o su reforma del «solo sí es sí», mientras busca a quién endilgar la culpa del batacazo de una izquierda que hace tiempo dejó de serlo y que ha purgado a sus mujeres feministas.

Sabemos, y él también, que las graves consecuencias de la ley trans tardarán más en causar alarma social que las del «solo sí es sí» y ese es un viento que juega a su favor con el anticipo de elecciones generales, porque cada día, pese a todas las precauciones que han tomado para evitar que la gente sepa, más y más personas se rebelan contra sus efectos, a medida que los van conociendo o padeciendo.

Fueron Pedro Sánchez y su ministra Montero, en comandita, los que vetaron el debate en el único sitio donde el pueblo habría podido hablar y preguntar sobre la Ley Trans, en las Cámaras parlamentarias; ambos se han negado a recibir a representantes de organizaciones feministas, docentes, familiares, jurídicas, del deporte y cualesquiera otras que alertasen de sus graves consecuencias; ambos han aprobado su tramitación urgente, han usurpado el nombre del feminismo y han traicionado pródigamente la agenda feminista.

Llevamos años expresando continuamente nuestra indignación y nuestras propuestas alternativas en todas partes, webinarios, artículos, redes sociales, libros, alegaciones, manifestaciones y otras acciones de calle, pero han silenciado o ridiculizado nuestra voz y nuestro número, no como pasa con los hombres que se sienten incómodos.

Desconocemos si ese casi millón de votos masculinos perdidos por el PSOE se habrán sumado a la abstención, a otros partidos políticos, al blanco o al nulo. O si esos hombres tampoco reconocen a la izquierda, o si se cansaron de la indolencia de uno y del histrionismo de otra unidos en su cruzada por una causa irracional.

Pero sí sabemos que el voto indignado feminista está distribuido entre la abstención, el voto en blanco y el voto nulo, ya que algunas organizaciones feministas recomendaron no votar a ningún partido que no respetara nuestra agenda, casi el 100%.

Sabemos que más de un tercio del electorado de las comunidades autónomas con comicios no ha ido a votar el pasado 28 de mayo y que el aumento de la abstención, respecto a las anteriores autonómicas, ha sido del 4,5%, que representa aproximadamente a medio millón de personas. La Comunitat Valenciana ha sido la que ha protagonizado un mayor incremento abstencionista, el 28%frente a la media del 4,5%.

Aunque los valores absolutos de nulos y blancos son siempre muy inferiores a los de la abstención, sus incrementos porcentuales han sido notables en mayo de 2023.

El voto en blanco ha tenido una incidencia máxima en Cantabria y Navarra y mínima en la Comunidad de Madrid, mientras que su incremento medio está en el 75%.

En Confluencia Movimiento Feminista, hicimos campaña expresa por el voto nulo, tanto para las autonómicas como para las municipales en donde no hubiera opción de voto a partidos con agenda feminista. Consideramos que era la mejor manera de representar nuestra indignación contra el retroceso en los derechos de las mujeres y de la infancia, ya que el voto nulo es el único que no beneficia ni perjudica a ningún partido grande o pequeño y, al mismo tiempo -aunque solo sirva como desahogo- nos permite depositar una papeleta con nuestras reivindicaciones.

La propuesta de voto nulo ha tenido buena acogida entre las compañeras feministas, tal como hemos observado en las redes sociales, de lo cual deducimos que en el total de votos nulos hay mayor proporción feminista que en la abstención o el voto en blanco.

Ha tenido su máxima incidencia en Extremadura y la mínima en la Comunidad de Madrid. El incremento medio del voto nulo ha sido del 70% y ha aumentado en todas las comunidades autónomas excepto en la Comunitat Valenciana, cuyo electorado se ha volcado en la abstención.

Comenzamos a conocer los avances programáticos de algunos partidos políticos que concurrirán a las elecciones generales de julio de 2023, la mayoría de ellos -como esperábamos- con agenda antifeminista y con intención expresa de mantener la Ley Trans o incluso de ampliarla a demanda del transactivismo -caso de Sumar-.

A partir del análisis feminista, sabemos que cualquier partido que promueve elevar a rango de identidad los estereotipos sexistas (el género) incluye -o incluirá más tarde, aunque ahora calle o se manifieste abolicionista- la promoción de la explotación sexual y reproductiva de las mujeres, hábilmente travestida de «empoderamiento» y de derecho a la «libre elección».  Otros efectos inmediatos de las leyes de «identidad de género» son el borrado jurídico de la mujer como ciudadana de pleno derecho y, como consecuencia directa, la desprotección en la que quedamos todas frente a la violencia machista. Todo ello hemos podido verificarlo en la presente legislatura.

Estaremos pendientes de los programas y de la campaña electoral e interpelaremos a los representantes de los partidos políticos. Solo a un compromiso firme y creíble a favor de nuestras reivindicaciones le daremos cierto crédito del que no gozarán, en cambio, -ofrezcan lo que ofrezcan- los que ya prometieron y nos traicionaron. Y si ninguna opción merece la pena, repetiremos la campaña del #VotoNuloFeminista porque #FeminismoNoVotaTraidores.

@ConfluenciaMF

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