Comité Central de la Juventud Comunista (UJCE) . 1 de octubre de 2023
Este es el primer año en el que la Juventud Comunista ha sido excluida por completo de la Fiesta del PCE. Aunque este hecho se enmarca en un contexto mucho más amplio, como es el referente al endurecimiento de la persecución de la militancia comunista en el seno del PCE y la intervención por parte de éste de la Juventud Comunista, esta vez nos vamos a centrar en cómo nuestra exclusión de la Fiesta supone el último paso para terminar de convertirla en Un producto de marketing electoral que de comunista únicamente conserva la sigla.
En su origen, la Fiesta tenía en su razón de ser la reivindicación de la fuerza de decenas de miles de militantes organizados a nivel de base, concibiéndose como un evento organizado por y para las camaradas del Partido y todas aquellas trabajadoras que se sintieran próximas a los principios fundamentales del comunismo.
Sin embargo, el gran problema de esta demostración organizativa era la falta de independencia ideológica como clase pues, sin ir más lejos, las primeras ediciones de la Fiesta venían a reflejar a la perfección que la política central del Partido estaba atravesada por el abandono de la revolución proletaria y la exaltación del pacto entre clases forjado en los juegos teatrales parlamentarios que constituían la vía pacífica al Socialismo.
Esto es importante para entender que el proceso de atrofia de la Fiesta no se limita a Una reciente toma del Partido por parte de unos malvados dirigentes Un poco más reformistas de lo normal, sino que hunde sus raíces en la descomposición del Partido independiente del proletariado a nivel internacional y la conversión de sus ramificaciones regionales en estructuras de disciplinamiento de masas. Así, el PCE se convirtió en un partido cuya práctica cada vez se limitaba en mayor medida a la mera pugna electoral en representación de los intereses de las capas medias, lo que llevaba aparejado la asimilación de un modelo de organización basado en la movilización-delegación que reduce a los militantes a meros electores fidelizados y fidelizantes. La socialdemocracia odia la militancia comunista en tanto que organización consciente de la crítica de la sociedad capitalista y, por lo tanto, antagónica a la dislocación de unos fines declaradamente emancipatorios y unos medios contrarrevolucionarios.
Este es el marco de Un progresivo avance hacia un tipo de evento que arrincona la centralidad del trabajo militante de base en beneficio de la venta al público de un producto electoral, sosteniéndose esto sobre grandes presupuestos y el trabajo asalariado. El menguante trabajo mal llamado militante queda relegado a un acto voluntarista del “afiliado” más conforme con una línea política aberrantemente oportunista y, en vez de servir para la ampliación de la propaganda comunista, es el encargado de exaltar los hiperliderazgos que serían necesarios para acabar con los malos representantes de una sociedad a la que sólo le faltaría que llegaran los nuestros a gestionar el poder del Estado.
Durante los últimos años ha ido haciéndose cada vez más evidente que la militancia de la Juventud Comunista se distanciaba de este modelo, al mismo ritmo que sus posiciones políticas lo hacían de los mandatos de la burocracia partidaria. Una autocrítica cada vez más explícita que nos ha costado persecución y veto a partir del XXI Congreso del PCE y ha culminado con la intervención de nuestra organización y la expulsión de decenas de militantes. Ahora, intentan levantar Una organización sin legitimidad entre la militancia del Partido, ridiculizada por todo su entorno político y que únicamente está compuesta por los mismos dirigentes que prometen lealtad a la burocracia a cambio de supervivencia material hasta que la hucha de la financiación estatal lo permita. Esta “nueva UJCE” es la que ha intervenido en la edición de este año de la Fiesta para cambiar los actos políticos sobre la crítica a la socialdemocracia, los límites de las luchas actuales del proletariado o el balance del ciclo revolucionario pasado por “la agenda de la juventud en la próxima legislatura”. La misma que tiene la tarea de suplantar los cientos de turnos de trabajo militante que asumía la Juventud Comunista con las manos de un puñado de asesores que no han pegado un cartel fuera de campaña electoral en su vida.
De todos modos, llegadas a este momento no nos vamos a quedar en un señalamiento del burdo intento de suplantar a una organización que, con todos sus errores y limitantes, sostenía hasta ahora la Fiesta a pesar de todas las críticas que trasladaba de manera sistemática tanto al enfoque del evento como a la política general del Partido. No lo vamos a hacer porque, precisamente, hemos llegado a la conclusión de que medios y fines no deben ser vasos incomunicados movidos al antojo de un trilero y, por ello, tampoco queremos caer en naturalizar una militancia ciega e impotente. Al contrario, ahora nos centramos en proponer a toda la militancia honesta del Partido un modelo de Fiesta distinto, que tenga como eje rector la organización consciente de una fuerza proletaria orientada a la generación de un poder social capaz de expropiar a los expropiadores. Y esto se debería traducir, necesariamente, en una Fiesta que no tenga el consumo externo por objeto, sino la ampliación de las capacidades técnicas, organizativas y culturales del proletariado organizado, abarcando esto desde el despliegue propagandístico y el desarrollo de una agitación adecuada a la crítica de la coyuntura hasta la rehabilitación de espacios y herramientas útiles para la edificación de dicho poder. Proponemos que el trabajo militante sea un medio para el desarrollo de una Fiesta a la altura de las necesidades actuales, lo que comporta que, a su vez, la Fiesta sea un medio para la ampliación de nuestras propias capacidades políticas y organizativas.
Comité Central de la Juventud Comunista (UJCE) . 1 de octubre de 2023
