Comisión Internacional COESPE. 15 noviembre 2023
¡ALTO EL FUEGO INMEDIATO!
¡ALTO AL BOMBARDEO Y AL BLOQUEO DE GAZA!
¡ALTO AL GENOCIDIO DEL PUEBLO PALESTINO!
La barbarie y el horror tiene cara de la Franja de Gaza: en cinco semanas el Estado sionista ya ha matado por lo menos unas 11.320 personas, mujeres, mayores y el tope de la barbarie, más de 4.710 niños (cifras del 14 de noviembre).
¡Mas de 4.700 niños, cada 10 minutos matan a un niño!
El ministro de defensa de Israel ha ordenado el bloqueo total de Gaza donde viven más de 2,4 millones de palestinos y ha dicho: “Ni luz, ni agua, ni comida, ni carburante. Todo esta cortado. Luchamos contra animales humanos”. A estas palabras horribles han sucedido actos aún más horribles: desde hace 40 días el ejército israelí está bombardeando día y noche Gaza, incluso gente que huía del norte hacia el sur, hospitales, escuelas, depósitos de agua. Lanzan unas 1.000 toneladas de bombas por día, ¡cada 2 minutos una bomba! El resultado es terrible: los hospitales casi no funcionan y se transforman en tanatorios, un 50% de las viviendas ya están destrozadas. Y lo peor es quizás lo que está por venir: un alto responsable del Estado de Israel ha dicho que hay “una ocasión única para vaciar toda la zona de Gaza en dirección de Egipto “, la expulsión de millones de gazatís. Netanyahu ha ordenado la entrada de unos 360.000 soldados en Gaza.
La ONU ha dicho que el Estado de Israel comete “crímenes contra la humanidad” y que hay “riesgo de genocidio” del pueblo palestino. Como lo ha dicho al principio de esta guerra colonial Gustavo Petro, el presidente de Colombia:
“Ante los ojos de la Unión Europea y de los EEUU han sido asesinados 1540 niños y niñas en Gaza. ¿Cómo es posible que gentes que se denominan a sí mismos demócratas lo permitan?”. Es verdad, el presidente estadounidense Biden ha decidido «apoyar incondicionalmente al Estado de Israel» y los gobiernos europeos, incluido el español en funciones, son cómplices.
Denunciamos esta complicidad, incluso de nuestro gobierno, y exigimos el fin de todo apoyo, cualquiera que sean sus formas, al Estado de Israel.
Millones de personas en el mundo entero se han manifestado en las últimas semanas y días contra esta violencia insoportable del Estado de Israel contra los palestinos y contra el genocidio, desde Sídney en Australia hasta los EEUU. Hubo unas manifestaciones gigantescas en Washington (300.000) en Nueva York, Los Ángeles y otras ciudades, cientos de miles en las calles de Marruecos, en Túnez, en Yemen, 500.000 en Londres, 60.000 en Paris, 50.000 en Berlín y Düsseldorf, 70.000 en Barcelona, docenas de miles en Estocolmo, Copenhague, Génova … Y hay muchísimos judíos en Israel y en el mundo entero que no se sienten representados por el Estado sionista de Israel y que están en contra de esta barbaridad: “¡No en nuestro nombre!”. Ha dado la vuelta al mundo esta pancarta exhibida por una mujer en una concentración de Nueva York: “Mi abuelo no ha sobrevivido al campo de Auschwitz para bombardear Gaza!”
Todas y todos dicen, y nos sumamos: ¡Alto el fuego inmediato, alto al bombardeo y al bloqueo de Gaza, alto al genocidio del pueblo palestino!
Esto es lo más urgente.
Pero para obtener una paz duradera hay que solucionar el problema de fondo que está en el origen de la opresión y violencia contra el pueblo palestino desde hace 75 años (la “Nakba”), o sea la ocupación y colonización de la tierra del pueblo palestino, el apartheid de Israel contra los palestinos.
No será fácil, pero no hay otro camino que el respeto del derecho a la autodeterminación y la fraternidad entre los pueblos. En la propia Palestina, bajo condiciones terribles, hay, por ejemplo, un movimiento creado por judíos y árabes que dice que no hay otra salida que construir un Estado único, libre, democrático y laico, con igualdad de derechos para toda raza o religión, también reivindicación histórica del programa de fundación de la OLP. El pueblo palestino y el pueblo israelí decidirán y encontrarán la mejor solución. Porque los pueblos, los trabajadores de Palestina y de Israel no quieren más crímenes, violencia, apartheid, ni explotación. No quieren más guerra genocida. Al igual que los pueblos y la clase trabajadora en el mundo entero, quieren unas condiciones dignas de vida y un futuro de paz y fraternidad.
