Valencia se ahoga, de nuevo.

Residentes caminando por una calle después de las inundaciones en Paiporta, epicentro de la DANA que afectó al sur de Valencia, el miércoles 30 de octubre de 2024 [AP Photo/Alberto Saiz]

Las inundaciones de Valencia exponen con claridad, una vez más, la incapacidad de los gobiernos de todas las tendencias políticas para llevar a cabo políticas ecológicas y también para planificar e implementar procedimientos básicos de gestión de desastres que aborden las necesidades sociales de la población frente al urbanismo depredador. Es evidente la responsabilidad del Gobierno de la Generalitat del PP-Vox en esta tragedia, pero tampoco deben olvidarse las carencias derivadas de décadas de políticas públicas austericidas. Como ya señalaba el lema de la gran manifestación realizada apenas 10 días antes de la DANA Valencia se ahoga, y al igual que sucede en todo el Estado este régimen del 78 -sumiso a la OTAN y la UE- es el directo responsable.

Alejandro López. Wsws.org

Se han confirmado la muerte de centenares de personas y de miles de desaparecidos debido a las fuertes lluvias e inundaciones repentinas que se produjeron el martes 29 de octubre en el este de España, alrededor de Valencia y en Albacete y Cuenca. Las intensas lluvias arrasaron pueblos enteros, dejaron a decenas de miles de personas atrapadas en sus hogares, cortaron el suministro eléctrico a más de 120.000 residentes y provocaron cierres generalizados de carreteras.

Las inundaciones arrastraban a la gente, mientras las familias con niños y ancianos dependientes luchaban por sobrevivir. Los intentos de llamar a los servicios de emergencia al ‘112’ fueron recibidos con silencio, ya que las líneas habían colapsado. El caos se extendió por todo el territorio, ya que cientos de personas quedaron atrapadas en automóviles, camiones o en los tejados.

Muchas llamadas para un rescate de emergencia involucraron a trabajadores atrapados en sus lugares de trabajo. A pesar de la alerta temprana del impacto de la tormenta, muchas empresas se negaron a detener sus operaciones, poniendo en riesgo la vida de los trabajadores. En zonas industriales como el parque industrial El Oliveral, los trabajos continuaron como de costumbre, a pesar del peligro. Las principales corporaciones, incluidas IKEA y Mercadona, también insistieron en que los empleados se presentaran a trabajar a pesar del riesgo de inundación.

En Paiporta, el caos comenzó alrededor de las 19 horas del martes. “La Policía nos avisó de que el barranco se había desbordado. En cuestión de minutos el agua pasó de los tobillos a la cintura”, dijo Óscar Pozo, un vecino de la zona, a eldiario.es. En cuestión de minutos, se cortó la luz. “Nos avisaron cuando el agua ya estaba por la calle y el retén de policía estaba junto al barranco”, dijo, denunciando la ‘mala gestión’ de las emergencias. La alarma llegó tardísimo”, señaló.

Las inundaciones dejaron montañas de escombros esparcidos por las zonas afectadas. Las imágenes de Valencia mostraban coches apilados en las carreteras, mientras que el ministro de Transportes de España confirmó que los daños en la línea ferroviaria entre Madrid y Valencia eran graves, y que se esperaba que los servicios se reanudaran sólo en los próximos cuatro días. La tormenta se está moviendo hacia el norte a través de España, con Cádiz en alerta roja por riesgo de inundaciones.

Esta catástrofe provocada por el cambio climático es la peor inundación de la historia reciente de España, incluso más mortal que la de Valencia de 1957, cuando las lluvias torrenciales provocaron el desbordamiento del río Turia, matando a 80 personas.

Sesenta y siete años después, esta trágica pérdida de vidas no es un desastre natural, sino social, impulsado por el cambio climático inducido por el hombre. Expone la incapacidad de la clase dominante capitalista para tomar de alguna manera medidas básicas de prevención de desastres, y mucho menos adoptar una política planificada y coordinada para detener el calentamiento global.

El Dr. Ernesto Rodríguez Camino, meteorólogo superior del Estado y miembro de la Asociación Española de Meteorología, ha señalado: “En términos generales, lo que sabemos es que, en un contexto de cambio climático, este tipo de fenómenos de precipitaciones intensas y excepcionales, raras, van a ser cada vez más frecuentes y más intensos y, por lo tanto, destructivos … Cuando se desarrollan inundaciones repentinas a partir de lluvias intensas, la onda de la inundación puede moverse a través de la cuenca del río con una velocidad tremenda. Este ha sido el caso durante siglos, pero con el aumento de las precipitaciones extremas, nuevas áreas se están trasladando a zonas de riesgo”.

La doctora Friederike Otto, del Imperial College de Londres, dijo al Daily Mail: “Con cada fracción de grado de calentamiento de los combustibles fósiles, la atmósfera puede retener más humedad, lo que provoca ráfagas de lluvia más intensas. Estas inundaciones mortales son un recordatorio más de lo peligroso que se ha vuelto el cambio climático con solo 1,3 °C de calentamiento. Pero la semana pasada, la ONU advirtió que estamos en camino de experimentar hasta 3,1 °C de calentamiento para finales de siglo”.

Aunque Valencia es conocida como una de las zonas más propensas a las inundaciones de Europa, las autoridades no han tomado medidas significativas durante décadas. Situada en la costa oriental de España, la ciudad y la región circundante se enfrentan a grandes riesgos de inundación: las fuertes lluvias otoñales llegan en forma de tormentas repentinas e intensas, conocidas como gota fría. Es particularmente vulnerable a las inundaciones repentinas y costeras, ya que la urbanización y la agricultura intensiva han reducido las áreas de absorción natural, aumentando la escorrentía y sobrecargando los sistemas de drenaje.

En 2019, Valencia sufrió una inundación letal, ya que las lluvias récord causaron grandes inundaciones y al menos 6 muertes. En 2022, la Cruz Roja emitió un estudio detallado de los riesgos de inundación en la Comunidad Valenciana, basado en la inundación de 2019, y pidió a las autoridades españolas que llevaran a cabo planes de respuesta ante catástrofes. Su informe abogaba por ‘exigir legalmente el desarrollo de planes regionales y locales de recuperación de desastres con el fin de garantizar operaciones de recuperación efectivas’.

Pero en los últimos cinco años, desde 2019, no se ha hecho nada para preparar a Valencia para nuevas inundaciones.

De hecho, hace unos meses, el derechista gobierno regional valenciano liderado por el Partido Popular (PP), con Carlos Mazón en la presidencia, derogó un decreto por el que se establecía la Unidad Valenciana de Emergencias (UVE). La portavoz del Gobierno, Ruth Merino, afirmó patéticamente que esto refleja el compromiso de Mazón de ‘optimizar todas las agencias y entidades del sector público para una gestión eficiente’.

Esto preparó el escenario para un fracaso catastrófico de las autoridades españolas a la hora de tomar medidas en respuesta a las advertencias urgentes de los científicos.

Las primeras advertencias llegaron el 25 de octubre, cinco días antes del desastre. Juan Jesús González Alemán, Meteorólogo Superior del Estado e investigador de la Agencia Estatal de Meteorología, escribió en X: ‘ Si todo sigue tal y como prevén los modelos meteorológicos durante los próximos 5 días, esta DANA, por sus características y comportamiento, tiene mucho potencial de entrar en el grupo de las de alto impacto”. Advirtió que podría ser “De las que pueden ser recordadas en la vertiente mediterránea”.

El domingo al mediodía, la Agencia emitió una alerta oficial del impacto en Valencia, hogar de más de 5 millones de personas. Usando métodos de pronóstico científicos, señaló correctamente el martes como el pico de la tormenta: El martes 29, que se prevé el día álgido de este episodio, la mayor probabilidad de estas precipitaciones intensas estará en el área mediterránea peninsular. … en puntos de la Comunidad Valenciana y Murcia se superen los 150 mm en 24 horas”.

El martes, Mazón retrasó la emisión de alertas de emergencia a pesar de una advertencia de la agencia meteorológica a las 8 de la mañana. Mediodía, la Confederación Hidrográfica del Júcar informaba de un desbordamiento de barrancos y de una rápida crecida del río Albaida. Sin embargo, Mazón restó importancia a las advertencias, declarando: “Según la previsión, el temporal se desplaza hacia la Serranía de Cuenca, por lo que se espera que en torno a las 18.00 disminuya su intensidad” en todo el resto de la Comunidad Valenciana. Desde entonces, esta declaración ha sido eliminada de los canales oficiales.

No fue hasta las 20:12 horas cuando el gobierno valenciano emitió un mensaje automático de emergencia a los teléfonos móviles, aunque para entonces muchas personas ya estaban atrapadas por las inundaciones.

El gobierno nacional PSOE-Sumar, por su parte, no había hecho nada para reforzar los planes españoles de respuesta a desastres ni para presionar a las autoridades autonómicas valencianas para que tomaran medidas. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, estuvo en India el lunes y el martes, tratando de impulsar el complejo militar-industrial español mediante la venta de aviones Airbus C-295 a la Fuerza Aérea de la India. Ahora ha militarizado la respuesta de emergencia, desplegando más de 1.000 soldados de la Unidad Militar de Emergencia (UME) para ayudar en las operaciones de rescate.

El jefe de la política exterior de la Unión Europea, Josep Borrell, declaró ayer cínicamente que los acontecimientos en España ‘ponen de manifiesto la urgencia de combatir la crisis climática, ya que la alta temperatura del Mediterráneo es una de las causas del aumento de la frecuencia e intensidad de estos fenómenos meteorológicos extremos’.

Borrell es uno de los líderes que ha abogado por que la UE intensifique la guerra contra Rusia, suministrando cientos de miles de millones de euros en armas y subsidios en efectivo para convertir a Ucrania en un campo de batalla y a la población ucraniana en carne de cañón para la guerra de la OTAN contra Rusia.

Tales guerras subrayan la imposibilidad de abordar la crisis del cambio climático provocada por el hombre sobre la base del sistema capitalista de Estados-nación. En lugar de coordinar una respuesta global planificada para proteger el medio ambiente, el sistema capitalista está desperdiciando recursos misivamente en una guerra fratricida que podría escalar a un conflicto nuclear. Las inundaciones de Valencia exponen una vez más la incapacidad de los gobiernos capitalistas de todas las tendencias políticas para llevar a cabo políticas ecológicas o incluso planificar procedimientos básicos de gestión de desastres que aborden las necesidades sociales básicas de la población.

(Publicado originalmente en inglés el 29 de octubre de 2024. Editado ligeramente para esta web)

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