Owen Schalk. Dissidentvoice.org
El 17 de abril, los ataques aéreos estadounidenses contra Yemen mataron a 74 personas e hirieron a 171 en una peligrosa escalada de la guerra del presidente Donald Trump contra el país más pobre del Medio Oriente. Un residente de la zona que rodea el puerto de combustible de Ras Issa, en Yemen, dijo a los medios chinos que “entre las víctimas había empleados, conductores de camiones, trabajadores contratados y aprendices civiles del puerto”, y que “los equipos de rescate que recuperaban cuerpos y extinguían incendios también fueron blanco de ataques posteriores [estadounidenses]”.
El ataque de Trump tuvo como objetivo Ras Issa, un salvavidas vital que conecta el país aislado y bombardeado con los envíos de suministros externos. Por su parte, la administración estadounidense afirmó que el bombardeo tenía como objetivo evitar que el combustible iraní llegara a “los terroristas hutíes respaldados por Irán” para “privarlos de los ingresos ilegales que han financiado los esfuerzos de los hutíes para aterrorizar a toda la región durante más de 10 años”.
Si bien la política de Estados Unidos es deslegitimar a Ansar Allah (también conocidos como “los hutíes”) como “terroristas respaldados por Irán”, de hecho, el 80 por ciento de los yemeníes viven bajo el Consejo Político Supremo con sede en Saná dirigido por Ansar Allah, lo que los convierte en el gobierno de facto de Yemen. Tienen un enorme grado de apoyo público, como lo demuestran las protestas regulares de decenas de incluso cientos de miles de yemeníes que se oponen a la agresión estadounidense y apoyan el apoyo armado de Ansar Alá a la liberación palestina.
Ansar Allah sobrevivió a ocho años de ataques liderados por Arabia Saudita contra Yemen, una guerra de agresión (respaldada militar y diplomáticamente por los gobiernos de Estados Unidos, Canadá y Europa) que arrasó la infraestructura civil y mató a casi 400.000 yemeníes. Los bombardeos de Trump no destruirán a los vilipendiados “rebeldes hutíes”, pero ese no es su objetivo. Lo que Washington quiere es obligar a Yemen a retirar su apoyo armado a los palestinos que resisten al genocidio israelí.
Después de que Israel lanzara su ataque contra Gaza en octubre de 2023, Yemen impuso un bloqueo al transporte marítimo del Mar Rojo a Israel. A medida que el ataque de Israel contra los palestinos en Gaza alcanzó proporciones genocidas, Yemen lanzó ataques con aviones no tripulados y misiles contra objetivos israelíes. Desde el principio, Ansar Allah fue muy directo: declararon que los ataques contra los barcos del Mar Rojo y los objetivos israelíes se detendrían una vez que Israel cesara su ataque genocida contra Gaza. Durante el alto el fuego en Gaza del 19 de enero al 18 de marzo de 2025, Ansar Allah cesó sus acciones militares en el Mar Rojo (incluso cuando Israel violó el alto el fuego 962 veces), lo que demuestra claramente la conexión entre el genocidio de Israel y la actividad militar yemení.
Los esfuerzos de EE.UU. para pintar a los yemeníes como títeres de Irán, terroristas descerebrados y piratas marítimos son parte de un esfuerzo concertado de Washington para ofuscar las motivaciones justas, defensivas y humanitarias detrás de las acciones de Ansar Allah. La reciente fase de los ataques estadounidenses a Yemen comenzó en enero de 2024 bajo el mandato del expresidente Joe Biden, y estos bombardeos recibieron apoyo logístico, entre otros países, de Canadá y el Reino Unido. Después de llegar al cargo, Trump intensificó la guerra de Estados Unidos contra Yemen. Desde marzo, sus ataques han matado a más de 50 yemeníes, sin contar el reciente bombardeo de civiles en el puerto de Ras Issa. Según se informa, su administración está considerando una invasión terrestre de Yemen.
Siempre hay que tener en cuenta por qué Estados Unidos está intensificando sus ataques contra el pueblo yemení. Esto se debe a que Yemen está tratando de impedir que Israel, un puesto de avanzada del poder estadounidense en el Medio Oriente, lleve a cabo un genocidio. Eso es todo. El derecho internacional y el derecho humanitario no significan nada para Washington. Los esfuerzos de EE.UU. para pintar a Ansar Allah como ilegítimo, criminal o agresor son intentos transparentes de desacreditar retóricamente a un movimiento de resistencia regional con el fin de hacer que la masacre de yemeníes sea aceptable para las audiencias occidentales.
A los ojos del imperio estadounidense, la razón por la que hay que masacrar a los yemeníes es obvia: se oponen al genocidio de Israel en Gaza. Trump está masacrando a los yemeníes para que Israel pueda seguir masacrando a los palestinos. Realmente es así de simple.
