Como muestra siquiera mínimamente la información publicada en esta web, actualmente vivimos un momento histórico difícil. Por una parte, las contradicciones inherentes al capitalismo y al imperialismo han producido una quiebra en todos los órdenes, tan severa y drástica que incluso están en juego las condiciones de vida de muchos millones de personas y la habitabilidad de nuestro planeta. Pero, por la otra, aunque se viene produciendo en muchos territorios un crecimiento exponencial de las movilizaciones sociales ante estos hechos, siguen faltando los referentes políticos aceptados de estas luchas.
Las organizaciones y partidos que históricamente permitieron obtener el poder estatal e iniciar una transición lejos del capitalismo y el imperialismo, en este nuevo siglo han desaparecido o atraviesan horas muy bajas en la gran mayoría de lugares, de manera que las crecientes movilizaciones sociales apenas llegan a superar el testimonialismo.
Para revertir esta situación, haciendo frente a este hundimiento acentuado de las opciones políticas otrora alternativas al actual orden social, una cuestión crucial es el “¿cómo?”. Cómo desarrollar (restaurar, reorganizar o como quiera decirse) en cada territorio un partido que pueda ayudar a construir una nueva colectividad y que, cuando llegue el momento, sirva para transmutar la fuerza social acumulada en un poder político duradero de la clase trabajadora.
La necesidad de nuevas fórmulas de organizar este tipo de partidos no burgueses o electoralistas queda aún más clara, en el caso del Reino de España, atendiendo a la crisis política finalmente declarada esta semana en el gobierno de coalición del PSOE-Sumar y que seguramente no tendrá consecuencias.
Como era previsible, finalmente el martes 22 de abril el Gobierno aprobó un plan para incrementar el gasto en Defensa “en tiempo récord”. Por su parte, Sumar difundió su rechazo en el Consejo de Ministros el aumento “exorbitado” del gasto militar. E igualmente informó la prensa que IU enmendaba la plana a Yolanda Díaz y valoraba salir del Gobierno tras aprobar el consejo de ministros el plan de rearme y la compra de armas a Israel. Incluso el PCE, a los pocos días, emitió un comunicado señalando que… ante la decisión de Pedro Sánchez y el PSOE de elevar el gasto militar: no al rearme, sí a la paz y a la justicia social. Y, dentro de este partido, el sector crítico liderado por Alberto Cubero pide que IU abandone el gobierno, así como iniciar un proceso de recomposición estratégica..
Todos estos “movimientos” en el seno de la coalición del PSOE-Sumar parecen indicar, pues, una crisis de gobierno que puede llegar a suponer, más allá de la actual coalición de gobierno, una situación de no retorno en el escenario político español. Crisis que también se produce (a nivel interno) en el seno de la izquierda más allá del PSOE y que amenaza con despejar el camino para la vuelta de la derecha extrema a las instituciones, como ha venido ocurriendo en otros países europeos.
Por tranto, además de abandonar YA un pacto de gobierno social-liberal que da la espalda a las demandas e intereses mayoritarios, es importante resaltar este nuevo fracaso de las opciones esgrimidas hasta ahora dentro de la izquierda institucional, de suma de siglas y de alianzas burocráticas para evitar el mal menor que, sin embargo, termina favoreciendo a la derecha.
La alternativa no puede ser otra que desarrollar (reconstruir, refundar, reorganizar…) un partido capaz de convertirse en un vehículo explícito para la lucha de clases, y de pasar de ser un mero instrumento electoral directo o indirecto (el PCE no se presenta a las elecciones bajo sus siglas) a una organización que considere la participación electoral como una herramienta entre muchas en el proceso de construcción de poder social.
En esta misma web incluimos en el apartado Debates unas reflexiones interesantes en esta dirección, relativas a la construcción en Reino Unido de un partido ecosocialista y que parte de las experiencias de fuerzas políticas como La Francia Insumisa, el Partido de los Trabajadores de Bélgica o el Partido Comunista de Austria. Por su interés para nuestras organizaciones y circunstancias actuales, resumimos brevemente estas reflexiones que parten del replanteamiento de las funciones que hoy debe desempeñar un partido de izquierda de masas eficaz para la lucha de clases y que establece tres principales:
UNIDAD. La transición del capitalismo y el imperialismo al ecosocialismo es, por definición, un proceso mayoritario. Es decir, depende fundamentalmente de que las masas de oprimidos y explotados se unan, se levanten y transformen colectivamente la sociedad. Se trata, pues, de superar la atomización forjando una colectividad organizada, o un bloque popular, de movimientos sociales y comunidades unidas en el objetivo común de construir el ecosocialismo.
DIRECCIÓN. Más que unificar un bloque popular, el partido debe proporcionar dirección a su lucha. “El partido es una brújula para el bloque popular, que proporciona la dirección necesaria para que navegue por el turbulento e impredecible camino hacia una estrella polar ecosocialista”.
RESISTENCIA. La transición ecosocialista es un proceso, no un acontecimiento. Es una lucha prolongada para superar las relaciones sociales que han sido construidas y mantenidas por siglos de dominación capitalista. Como tal, la cuestión de la resistencia se convierte en una parte esencial de la organización revolucionaria. “El partido proporciona la infraestructura para esta resistencia necesaria. Como un rayo en una botella, absorbe la energía de las manifestaciones, la nutre a través de un trabajo sostenido de organización de masas y la redistribuye en los momentos decisivos”.
Finalmente, estas tres funciones, a su vez, deben plasmarse en 4 principales actividades básicas imprescindibles para un partido con las características descritas:
Coordinación de campañas. El partido debe participar en campañas populares que se alineen con su estrategia y programa. Esto puede tomar muchas formas. En tiempos de crisis (por ejemplo, el genocidio de los palestinos en Gaza y en territorios adyacentes), el partido podría idear una respuesta coordinada que triangulara y dirigiera diversas fuerzas sociales en una trayectoria común. La coordinación de la campaña también podría ser tan simple como que el partido proporcione un espacio físico de reunión donde los movimientos sociales puedan conocerse, polinizar estrategias y tácticas, y comulgar en una atmósfera compartida de posibilidades. Pero ojo, una coordinación efectiva significa respetar la autonomía de los movimientos sociales. Deben evitarse todos los intentos de dominación y manipulación. El partido no trata de reclamar la propiedad de cada lucha, sino de ayudar a los movimientos sociales a sintetizar y concentrar esfuerzos complementarios en puntos de influencia decisivos.
Infraestructura Popular. En el proceso revolucionario, el partido debe trabajar para promover el autodesarrollo de cada persona y agrupamiento poblacional. Esto se logra mediante la construcción de una infraestructura popular que satisfaga las necesidades materiales inmediatas y estimule los horizontes culturales. “Por ejemplo, el partido podría crear programas de supervivencia, como un programa de alimentos gratuitos o un programa de salud mental, así como programas de respuesta a crisis, como espacios para sobrevivientes de violencia de género o iniciativas de rehabilitación para áreas afectadas por desastres climáticos como la DANA. También podría crear teatros populares, festivales de música, asociaciones atléticas, clubes de atletismo, colectivos de cocina y establecimientos de bebidas, reuniendo a diversas personas en torno a intereses y pasiones culturales compartidos. Al crear espacios para la participación popular y el desarrollo humano, el partido ecosocialista debilita el dominio mental del capitalismo, elevando la conciencia política de la gente y encendiendo su deseo de construir un mundo a su imagen y semejanza, no a la de sus opresores“.
Educación política. Para convertirse en protagonistas de la liberación, las personas necesitan claridad sobre los sistemas que impulsan su opresión y confianza en un nuevo mundo ecosocialista. Esto solo es posible a través de una educación política que combine la teoría con la práctica. Sobre esta base, el partido crea campañas basadas en las motivaciones y necesidades de la gente, ya sea para reducir el poder de una fuerza policial racista, mejorar el acceso a alimentos nutritivos o buscar fondos para una biblioteca local en problemas. La educación política despierta a las personas a las posibilidades de otro mundo y a las generaciones que luchan por darle vida.
Apalancamiento electoral. El partido debe presentarse a las elecciones y ganarlas. La arena electoral no es el foco organizativo definitivo del partido, sino un terreno crítico de lucha que no puede ser cedido a la oposición ni al oportunismo. Al presentarse a las elecciones, el partido puede agitar contra el capitalismo y el imperialismo y medir el apoyo a las ideas ecosocialistas. Puede continuar esto dentro de los pasillos del poder al mismo tiempo que intenta triangular las áreas de trabajo de campaña, aprovisionamiento y cultura con concesiones legislativas.
El debate está servido…