La oligarquía estadounidense y la Casa Blanca

Mapa de estados unidos con la concentración de la riqueza

Seguidamente incluimos un resumen de la valoración política que hace Work Socialist Web sobre el discurso de despedida de Joe Biden a la Casa Blanca. Un discurso que no deja de traslucir, aunque sea hipócritamente, la verdadera estructura del poder en su país…

Joseph Kishore. Wsws.org

El discurso de despedida del presidente Joe Biden el miércoles 15 de enero por la noche fue una mezcla de retórica autocomplaciente y afirmaciones ilusorias sobre los éxitos de los cuatro años de su Gobierno. En medio de perogrulladas, Biden hizo una declaración que reconoció brevemente la sombría realidad de la sociedad estadounidense.

“Quiero advertir al país de algunas cosas que me preocupan mucho”, dijo Biden. “Y esa es la peligrosa concentración de poder en manos de muy pocas personas ultrarricas. Hoy en día, una oligarquía está tomando forma en Estados Unidos, de extrema riqueza, poder e influencia que literalmente amenaza toda nuestra democracia, nuestros derechos y libertades básicas…”.

Invocando el discurso de despedida de Eisenhower en 1961, en el que el presidente saliente y exgeneral advirtió sobre los peligros de un “complejo militar-industrial”, Biden se refirió al surgimiento de lo que llamó un “complejo tecnológico-industrial, que también podría representar peligros reales para nuestro país”.

Si bien Biden habló en términos condicionales sobre los acontecimientos “potenciales” que están “tomando forma”, el carácter oligárquico de la sociedad estadounidense ya es una realidad arraigada y alimentada durante décadas por el mismo sistema que defiende.

Es bastante fácil señalar la asombrosa hipocresía de los comentarios de Biden, que presentan la consolidación del control oligárquico como si su propio Gobierno no tuviera nada que ver con ello. Según Bloomberg News, durante los cuatro años de Biden en el cargo, la riqueza de los 100 estadounidenses más ricos creció en $1.5 billones, un asombroso aumento del 63 por ciento. Varias figuras prominentes dentro de lo que Biden denominó el “complejo tecnológico-industrial” han visto cómo sus fortunas se han disparado. La riqueza de Musk se ha multiplicado por dieciséis, de $25 mil millones en 2020 a más de $415 mil millones. La riqueza de Bezos se ha duplicado y la de Zuckerberg casi se ha cuadruplicado.

Al dejar el cargo, Biden está hablando sobre una oligarquía que él y el Partido Demócrata han desempeñado un papel clave en fomentar y expandir, incluso a través de los masivos rescates bancarios bipartidistas en 2008 y 2020. El enfoque central de Biden como presidente fue lograr que el público reanudara la vida económica “normal” en medio de una furiosa pandemia, con el objetivo explícito de reducir los salarios y reducir los costos para las grandes corporaciones.

Hay algo profundamente patético en un hombre que ha estado en la Casa Blanca durante los últimos cuatro años y que se desempeñó por décadas como senador de Delaware, que es el centro de la evasión de impuestos corporativos, y ahora se presenta como un oponente de la oligarquía.

Lo que resulta aún más fundamental es que Biden no lidió ni es capaz de lidiar con las causas de esta oligarquía ni su conexión intrínseca con el sistema social y económico, el capitalismo, que él y todo el establishment político defienden.

La realidad social actual es el resultado de un proceso histórico prolongado. La referencia de Biden a Eisenhower revela más de lo que pretendía. Cuando Eisenhower emitió su advertencia en 1961, el capitalismo estadounidense estaba en el apogeo de su dominio global. Sesenta y cuatro años después, Biden habla como el representante envejecido de una clase dominante que se está pudriendo.

El Partido Demócrata propone pero no puede hacer nada para abordar la realidad a la que brevemente aludió. A pesar de las referencias esporádicas al “peligro” de Trump y su política autoritaria, el Partido Demócrata ha minimizado constantemente la amenaza del fascismo y ahora la ignora por completo. En su discurso de despedida, Biden repitió su declaración anterior: “Le deseo éxito a la Administración entrante”, que fue su única referencia real al Gobierno al que entregará el poder.

La idea de que es posible oponerse a este Gobierno dentro del marco político existente, o sin un asalto directo a la riqueza y el poder de la oligarquía, es pura fantasía.

La clase dominante ha dejado claras sus intenciones: desmantelar los derechos democráticos, aplastar la disidencia e imponer medidas de austeridad a la clase trabajadora mientras enriquece a la oligarquía financiera. La única forma de avanzar es a través de un asalto directo a la riqueza y el poder de los oligarcas. Su dominio sobre la sociedad debe ser abolido mediante la expropiación de su riqueza y la reorganización de la vida económica sobre la base de la necesidad social, no del lucro privado. Esta tarea está inseparablemente ligada a la lucha por el socialismo.

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