Gran movilización en Valencia por la inacción institucional ante las mortales inundaciones

Foto de la marcha del 9 de noviembre en Valencia

Santiago Guillen. Wsws.org

El sábado 9 de noviembre una gran manifestación inundó las calles de Valencia protestando contra los dirigentes políticos regionales y nacionales que no actuaron contra las inundaciones que asolaron la región valenciana y otras zonas de España. Las inundaciones causaron 223 muertos y dejaron arrasados pueblos enteros.

De acuerdo con la delegación del gobierno participaron en la marcha más de 130.000 personas. Según informes, fue la marcha de protesta más grande en la historia de Valencia, movilizando a una gran parte de los 2,5 millones de habitantes del área metropolitana de la ciudad.

La cantidad de manifestantes era tan grande que cuando la cabecera alcanzó el final del recorrido todavía había miles de manifestantes en el punto de origen, la plaza del ayuntamiento. una multitud llenaba las calles adyacentes al no poder acceder al recorrido que estaba completamente abarrotado. Miles de personas más se manifestaron en otras ciudades de la región de Valencia como Alicante, Elche o Castellón.

En las marchas se pidió la dimisión del presidente regional valenciano Carlos Mazón miembro del derechista Partido Popular, pero también se criticó al gobierno nacional PSOE-Sumar y a su presidente Pedro Sánchez.

Durante el recorrido hubo gritos de “asesinos, asesinos”, ‘Mazón, dimisión’ o “Solo el pueblo salva al pueblo.”. Se vieron también carteles que ponían ‘Mazón tu pueblo te repudia, ni olvido ni perdón’, “Nosotros manchados de barro, vosotros manchados de sangre” o “’Ni Mazón, ni Madrid ni Borbones’”. Esta consigna hace referencia a otro líder del establishment capitalista español, el rey de España Felipe de Borbón.

Antes de iniciarse la manifestación los convocantes declararon que “Han demostrado ser incompetentes. No merecen dirigir la vida de los valencianos. No han sabido gestionar una catástrofe natural, no han sabido alertarnos a la hora, no saben cómo organizarnos con la ayuda de la limpieza y la recogida de material y, por supuesto, no van a ser capaces de organizar la reconstrucción”.

Un corresponsal del WSWS que participó en la marcha notó una fuerte presencia policial a lo largo de la marcha. Los policías llegaron con los uniformes embarrados, algo que fue tomado por los manifestantes como un intento falso de mostrar que estaban trabajando en los esfuerzos de limpieza y rescate. Nuestro corresponsal describió que en un instante determinado un policía se comenzó a reír sobre los cánticos de los manifestantes contra Mazón y una manifestante comenzó a llorar y reclamarle, ‘No te rías que hubo muertos’.

Tras estas provocaciones, los antidisturbios finalmente cargaron para desalojar a los manifestantes que permanecían en la plaza del ayuntamiento. Los manifestantes respondieron gritando, “Verguenza me daría ser policía” y “Estáis defendiendo a un asesino.”

La rabia por este colosal crimen social y por la actuación de los diferentes dirigentes españoles ya había estallado una semana antes cuando Mazón, Pedro Sánchez y el rey trataron de visitar Paiporta, uno de las localidades más afectadas por las inundaciones. Estos tres parásitos esperaban ser recibidos como los salvadores del pueblo. Pero los cientos de personas que trataban de limpiar las calles y ayudar a las víctimas de la inundación se volvieron con ira contra ellos recibiéndoles al grito de “asesinos” y arrojándoles barro.

El día de la tragedia a pesar de los avisos de graves inundaciones que ya se venían produciendo desde días atrás por parte de la AEMET (Asociación Española de meteorología) que el mismo día a las 7 de la mañana avisó de peligro extremo, Mazón no tomó ninguna medida. Participó en varios eventos, entre ellos una comida oficial, hasta las 6 de la tarde. Cuando se unió a la reunión de los servicios de emergencia y autorizó la primera alarma a la población pasadas las 8 de la noche, muchas personas ya se habían ahogado.

El gobierno nacional de Sánchez tampoco actuó hasta pasados varios días amparándose en la excusa de que no quería interferir con las competencias del gobierno regional. En realidad, podría haber tomado medidas desde el principio que hubieran salvado vidas. Los organizadores de la protesta emitieron un comunicado en el que señalaron que el gobierno de Sánchez “debería haber presionado de manera contundente, inmediatamente, al gobierno valenciano para hacer intervenir a todos los efectivos disponibles y ayudar a la ciudadanía a reconstruir sus vidas”.

Por su parte la líder de Sumar y ministra de trabajo Yolanda Díaz no planteó en ningún momento mandar a los trabajadores a casa y prohibir toda actividad no esencial. Esto significó que muchos trabajadores quedaron atrapados en sus puestos de trabajo o en sus vehículos tratando de llegar a casa. Un día después, Díaz hizo un vergonzoso llamamiento apelando a la” responsabilidad de todas las empresas” para que no exijan a sus empleados acudir a sus puestos de trabajo en las zonas afectadas por la tormenta.

Lo que es palpable en la reacción a esta catástrofe es la naturaleza criminal de la clase política capitalista. A pesar de que se sabía desde hace décadas que las autoridades necesitaban llevar a cabo toda una serie de obras para el control de las inundaciones, ni el PP ni el PSOE, ni los aliados del PSOE, Podemos y Sumar, tomaron ninguna medida ni a nivel regional ni nacional. De hecho, desde hace 15 años no se realizan obras hídricas en la Comunitat Valenciana.

Desde 2007 hay un plan de gestión de riesgo de inundación para el barranco del Poyo y de Pozalet que no se ha llevado a cabo y que de haberse realizado hubiera salvado decenas de vidas. Este plan estaba valorado en 250 millones de euros (€378 millones actualmente con la inflación)

Si bien se trata de una suma sustancial, palidece en comparación con el aumento histórico del gasto militar que hizo el gobierno PSOE-Podemos de hasta €27.000 millones; con la compra de €1.000 millones en armas a Israel desde el inicio del genocidio de Gaza por parte del actual gobierno del PSOE-Sumar; o con las decenas de miles de millones de euros en los fondos de rescate público que el gobierno PSOE-Podemos entregó a grandes bancos y corporaciones tras el inicio de la pandemia de COVID-19.

La dimisión de algunos políticos capitalistas o los llamamientos morales a otros para que hagan algo no evitarán que catástrofes como la de Valencia vuelvan a ocurrir. Esto solo se puede evitar reemplazando un sistema criminal como el capitalismo, que pone la preparación para la guerra y los intereses de los millonarios por encima de todo, con el socialismo, quitando el control de los medios de producción de las manos de los capitalistas y, bajo el control democrático de los trabajadores, usándolos para satisfacer las necesidades sociales fundamentales.

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