Un total de 10.457 personas murieron en su intento de llegar a las costas del Estado español en 2024. Esta escalofriante cifra supone una media de casi 30 al día y un incremento del 58% respecto al año anterior, según el balance que el colectivo Caminando Fronteras ha hecho público en su informe “Monitoreo del Derecho a la Vida 2024“. Ante estos hechos, hay que señalar que las políticas xenófobas del Gobierno español y la UE son responsables…
Como señala Diógenes Izquierdo, la cifra récord de personas migrantes que murieron en el mar en 2024 hay que imputársela en buena medida a las políticas xenófobas de los gobiernos español y de la UE. Porque todos ellos han incrementado en este período la persecución y represión por tierra, mar y aire. Una política reaccionaria que en los hechos no se diferencia en nada de la agenda de la extrema derecha.
Un reciente ejemplo lo tuvimos en el discurso del rey el 24 de diciembre, en el que enfatizó que las migraciones pueden derivar “en tensiones que erosionen la cohesión social”, la “firmeza que requiere la lucha contra las redes y las mafias que trafican con personas” y que “abordar la inmigración” implica “una buena coordinación con nuestros socios europeos, así como con los países de origen y tránsito”. Es decir, una reivindicación implícita del Pacto Migratorio de la UE, que “a la vez que blinda fronteras y endurece los requisitos para acceder al asilo, subcontrata con dictaduras y otros regímenes cipayos como Libia, Marruecos o Egipto, para que establezcan verdaderos campos de concentración de migrantes en sus territorios”.
Del mismo modo, días antes y no por casualidad, también el presidente Pedro Sánchez concedió a la ultraderechista Giorgia Meloni, primera ministra de Italia, la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica, que distingue “los méritos extraordinarios de carácter civil”, por su “contribución al fomento de las relaciones de amistad con España y con la comunidad internacional en general”. Méritos entre los que resulta imposible ignorar el de haber dejado morir en el mar a personas migrantes, tal como documentó ampliamente la prensa.
La realidad es que el Estado español, ya sea con los gobiernos del PP o con los Gobiernos “progresistas” (del PSOE y Podemos primero, y el PSOE y Sumar después), se ha convertido en un ejemplo de política anti migratoria por su aplicación de medidas reaccionarias que nada tienen que envidiar a las que propone la extrema derecha: proliferación de cárceles para migrantes como son los CIEs, militarización de las fronteras, vallas con concertinas, asesinato de migrantes en la valla de Melilla, devoluciones en caliente, externalización de las fronteras, deportación de activistas saharauis hace pocas semanas y, por supuesto, sostenimiento de la reaccionaria Ley de Extranjería, a pesar de la última reforma cosmética del Gobierno “progresista”.
Sin duda, para terminar con este escalofriante crimen social generado por las políticas xenófobas, resulta imprescindible redoblar la lucha por la derogación del Pacto de migración y asilo de la UE, por el cierre de los CIEs y contra la represión a los que migran, defendiendo en todos los ámbitos la libertad de movimiento y los derechos plenos de ciudadanía y trabajo para todas y todos.
¡Nativa o extranjera, la misma clase obrera!