Redacción. Riktpunkt.nu
España también está endureciendo su legislación contra los inmigrantes, refugiados e inmigrantes indocumentados. El 28 de agosto, el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez (que lidera un gobierno de coalición entre el PSOE y el izquierdista Sumar) visitó Senegal y explicó su política en un discurso en el que dijo que la expulsión de inmigrantes y refugiados indocumentados de España es “de suma importancia”.
En los primeros cinco meses de este año, más de 5.000 refugiados murieron en la peligrosa ruta a través del Atlántico hacia las Islas Canarias, que ahora es la ruta migratoria más mortífera del mundo y el último recurso para muchos refugiados desesperados, después de que la UE acordara con Túnez detener el flujo de refugiados a Italia. Sánchez trató ahora de vincular a los refugiados con el “terrorismo” y la trata de personas, argumentando que son los traficantes de personas los que atraen a migrantes inocentes a la trampa. Pero de lo que se trata básicamente es de criminalizar a los inmigrantes y promover los intereses geopolíticos del imperialismo español en África Occidental.
Masas de migrantes huyen de las guerras en las que está implicado el imperialismo español. Muchos de los recién llegados proceden, por ejemplo, de Malí, un país donde en 2021 estalló una guerra entre milicias y grupos yihadistas, por un lado, y el Gobierno maliense, por el otro. La guerra comenzó después de que el país se sumiera en el caos tras la intervención de la OTAN en Libia en 2011, y España también participó.
El cambio climático también está obligando a muchas personas a alejarse de sus lugares de origen. Junto a la sobreexplotación de las empresas pesqueras europeas, y especialmente españolas, en países como Senegal, se están destruyendo las condiciones de vida de los pescadores locales, una industria que emplea al 17% de la población. La sobrepesca, la competencia industrial entre las canoas de madera senegalesas y los grandes barcos europeos que capturan cantidades significativamente mayores de peces, junto con la crisis climática, están causando un colapso de los medios de vida de las personas.
Sin embargo, la clase capitalista española no puede prescindir de la mano de obra migrante. Durante su gira, Sánchez también firmó los llamados acuerdos de migración circular con Mauritania, Gambia y Senegal. Estos acuerdos permiten a las empresas españolas contratar mano de obra barata de sus países con el objetivo de traer trabajadores a España para trabajos estacionales en sectores que necesitan cubrir vacantes debido a los bajos salarios y las precarias condiciones laborales, como la agricultura, la construcción, el textil y la hostelería. Cuando los trabajadores son contratados, deben regresar a su patria.
El PSOE y su aliado Sumar presentan ahora la creciente hostilidad estatutaria hacia los refugiados, así como los acuerdos de migración circular, como una “alternativa progresista”. Aquí, entonces, se está creando toda una nueva categoría de trabajadores explotados, prácticamente sin derechos y totalmente en manos de sus empleadores y del gobierno, que pueden retirar sus contratos en cualquier momento y luego expulsarlos de vuelta a sus países de origen a la menor protesta, y esto lo hace un llamado gobierno de izquierda.
Sí, con tales “amigos” la clase obrera española realmente no necesita enemigos.
