Editorial. Diario.red
¿Qué está pasando en Francia? ¿Cómo se explica que después de que el Nuevo Frente Popular fuera la fuerza más votada en las pasadas elecciones legislativas, Macron acabase eligiendo al primer ministro dentro de las filas de un partido que apenas obtuvo el 6% de los votos en primera vuelta? Jean-Luc Mélenchon (Tánger, 1951), líder del Nuevo Frente Popular, una alianza de partidos muy heterogénea conformada en tiempo récord después de que el presidente francés anunciara elecciones anticipadas, lo tiene muy claro: se trata de un golpe autoritario contra la voluntad popular. “Lo que ha hecho Macron es un veto: el pueblo ha dicho una cosa y él ha hecho otra”, denuncia Mélenchon durante la entrevista con Pablo Iglesias (ver video completo). “Francia se ha convertido poco a poco en una monarquía presidencial”, añade.
Para el líder de la Francia Insumisa, el pueblo francés no está tan derechizado como sus élites y esta es una maniobra orquestada desde arriba, desde los partidos políticos y los medios de comunicación
La decisión de Macron de nombrar como primer ministro al derechista Michel Barnier, una opción asumible por la líder de Agrupación Nacional Marine Le Pen, no sólo contradice lo votado por los franceses en las urnas, sino que, tal y como apunta Mélenchon, revela la dependencia que tiene el presidente francés de la extrema derecha para garantizar la gobernabilidad. En 2017, recuerda Iglesias, Macron hacía campaña prometiendo que, si ganaba, la extrema derecha se vendría abajo al día siguiente, y ahora, en 2024, el presidente francés coloca a la extrema derecha en posiciones de alternativa de gobierno.
La violencia mediática contra Mélenchon, que ha sido acusado de “antirrepublicano”, “putinista”, “antisemita”, “rusófilo” o “amigo de Hamás” por los medios franceses, ha crecido proporcionalmente al capital político que ha ido acumulando en los últimos años
Sin embargo, para el líder de la Francia Insumisa, el pueblo francés no está tan derechizado como sus élites y esta es una maniobra orquestada desde arriba, desde los partidos políticos y los medios de comunicación. La prensa y la televisión francesa llevan años normalizando a RN y presentándoles como un socio confiable mientras que demonizaban a la Francia Insumisa. La violencia mediática contra Mélenchon, que ha sido acusado de “antirrepublicano”, “putinista”, “antisemita”, “rusófilo” o “amigo de Hamás” por los medios franceses, ha crecido proporcionalmente al capital político que ha ido acumulando en los últimos años. Como consecuencia de esto, Mélenchon tiene claro que la estrategia comunicativa de la izquierda pasa por romper el marco de los grandes medios – “hay que decir que son unos mentirosos” – y por construir medios de comunicación propios.
A pesar de todos los ataques recibidos, Mèlenchon no rehúye a la confrontación, y, en contraposición a otros partidos de la izquierda europea, que entienden que para ganar espacio político a la socialdemocracia hay que moderarse, considera que el conflicto es constitutivo de la política: “Hay que renunciar a ser una empresa que atiende a un mercado de demanda. No vendemos zapatos ni camisas, defendemos ideas. Y al final el pueblo soberano decide”.
Para el líder de la Francia Insumisa, la salida política a la encrucijada en la que el presidente francés ha colocado al pueblo francés, pasa por cambiar la Constitución y la República: “El proyecto de los Insumisos es cambiar el mundo: cambiar el régimen político y devolver el poder al pueblo”. La recuperación de la soberanía popular no la referencia históricamente en los soviets, sino en un movimiento autogestionario mucho más cercano: la Comuna de París. “En este país la democracia empezó con las comunas”, recuerda.
En cualquier caso, la tarea de “inventar un mundo nuevo” no es sencilla. Según el líder de la izquierda francesa “estamos en un momento de transición entre el modelo neoliberal y otra cosa, que aún no sabemos qué es”. En todo este proceso de construcción de la VI República, los gobiernos progresistas de América Latina son una referencia indiscutible para Mélenchon y la Francia Insumisa: “Somos los hijos de América Latina, tenemos que aprender de ellos con humildad”, concluye.