Como excepción, esta semana dedicamos nuestra editorial a reproducir un buen artículo, publicado en Diario.red, sobre la situación politico-institucional. Por otra parte, y en términos más generales, señalar también que esta semana nuestra web ha tenido dos focos principales de atención: el comienzo del segundo mandato de Donald Trump, así como la derrota parlamentaria del tándem PSOE-Sumar en algunas de las iniciativas presentadas sobre “escudo social” y pensiones. Esta derrota parlamentaria “progresista” constituye, seguramente, además de un posible anticipo de adelanto electoral, una muestra más de las limitaciones para la izquierda alternativa del “cogobierno” con el PSOE. Un gobierno orientado a preservar el estatus quo del régimen del 78 y de la oligarquía al que este sirve, así como a acatar los dictados de la UE y de la OTAN. Sin embargo, y ante la ofensiva creciente de la derecha, la alternativa sigue siendo la movilización independiente de la clase trabajadora y de los sectores populares, exigiendo a quien gobierne -como dicen en el movimiento pensionista- medidas reales y de peso contra la caída salarial, el deterioro de los servicios públicos, la crisis de vivienda, para detener YA las políticas guerreristas y de cierre de fronteras que tantas vidas cuestan…
Laura Arroyo. Diario.red
Malmenorismo: hambre para ya, fascismo para mañana.
Contra lo que algunos medios de comunicación señalan, el mal día del miércoles pasado en el parlamento español, concretado en las votaciones de varios decretos del Gobierno, no supone un revés gubernamental. El marco por el cual se nos repite que todo es culpa de PP, Junts y VOX –que es verdad que son muy responsables de que hoy tu pasaje para desplazarte haya sido más caro o que las pensiones de millones de pensionistas vuelvan a ser menores en febrero– es bastante limitado, o convenientemente limitado para que se imponga una vez más el relato del régimen. Los perdedores somos siempre nosotros, la gente, pero tracemos bien la foto porque, entre los responsables, está también un PSOE que, como partido de Gobierno que engulló –porque se dejaron– al supuesto otro partido en el Gobierno, sigue creyendo que se puede gobernar y legislar diciéndonos “cuidado que viene la ultraderecha” cuando es este mismo gobierno malmenorista el que les permite crecer por su pasividad, su timidez y su fuerza, pero solo para hablar, no para hacer. Vamos paso a paso.
Ayer, el Partido Popular, VOX y Junts tumbaron, es decir, pusieron punto final, a la moratoria a los desahucios a personas vulnerables. Pero ojo, porque hoy algunos medios parecen querernos decir que esto no estaba ocurriendo en España y aquí sí nos vamos a atrever a decir la verdad. ¿Qué fue ayer el desahucio ejecutado contra Mariano en Vallekas? ¿Qué son los desahucios que llevamos cubriendo siempre de la mano de Willy Veleta en las calles durante todo el 2024? Por supuesto que esta medida es insuficiente para atajar la emergencia en vivienda, pero la medida ya no era cumplida. Es decir, colegas periodistas, si cubrieran más lo que pasa en las calles con el apoyo de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado y de las escuadras neofascistas de desokupación amparadas por estos agentes, no pedirían a PP, Junts y VOX que voten distinto, sino que le pedirían al Gobierno que cumpla también. Y, como decimos, es terrible que se acabe esta moratoria, como también lo era que no se cumpliera hace mucho.
Ayer PP, Junts y VOX acabaron también con la prohibición del corte de suministros básicos a familias vulnerables. Es decir, que, en este invierno, familias que se encuentran en situación de precariedad pueden verse sin luz, sin calefacción, sin agua, etcétera. Estos tres partidos también han eliminado las ayudas y bonos para el uso del transporte público (recuérdalo cuando pases tu tarjeta de metro o bus esta mañana para desplazarte) y han obstaculizado aún más las ayudas para los y las afectadas de la DANA. Ayudas que ya son insuficientes y limitadas porque no incluyen a todos al dejar completamente solos a migrantes vecinos que no podrán acceder a estas necesarias partidas por no tener papeles. Finalmente, las derechas han puesto freno también a la revalorización de las pensiones que, ojo, no es un aumento de las mismas, sino simplemente un equilibrio para seguir en la senda del IPC. Y tal vez el problema es ese, que deberíamos hablar de aumentos reales para las pensiones porque esto no es lo único que ha pasado ayer en esta materia.
Al festival de frenos en derechos para la gente no podía faltar otro partido de derechas, evidentemente, y el PNV se unió para detener el impuesto a las energéticas; prima aquí la defensa de sus propias puertas giratorias y el trabajo de mañana manda en el voto de hoy, ese parece ser el lema. Y estos cuatro partidos, PP, VOX, Junts y PNV nos dan la foto del fin del impuesto a las eléctricas que ya resultaba también insuficiente porque para las grandes energéticas y sus millonarios beneficios, esto era ”calderilla”. Pues ahora ni eso. En el Congreso la bancada Repsol cuenta con más escaños, pero ojo, también con la lealtad del mismo Gobierno que tuvo que aceptar meter este decreto para prorrogar el impuesto por la presión de los cuatro escaños de Podemos. ¿Pero hizo algo el Gobierno para realmente sacar adelante esta prórroga? No. ¿Pudo? Claro. Decretos como en otras ocasiones, pero parece que la urgencia y la voluntad política en esta materia no existen.
Y por si no estábamos suficientemente escandalizadas, con los votos del PSOE, Sumar y ERC se ha aprobado una reforma que incentiva que la gente demore su jubilación hasta los 72 años para, ojo con esto, luego de estos 72 años seguir trabajando (repito: seguir trabajando) pues se compatibiliza su sueldo con el 100% de su pensión. No es sólo que se incentive que trabajes más años de los que te corresponde, es peor: es que se espera que una vez que pases de esos 72 años sigas haciéndolo para “paliar tu precariedad” cobrando tu pensión de mierda (esa que no te suben) y tu sueldo. Sí, cuando tu espalda, tus brazos, tus ojos, tu energía sean los de una persona de 72 años. ¡Bingo! Pero oiga, ¡qué bueno que no nos gobierna la derecha! Porque esta medida salió adelante con los votos de la izquierda. Sumar, sí… Años laborales hasta el fin de tus días.
Y por eso hay que delinear bien la foto porque alguien podría pensar que todo esto ocurre porque “la legislatura comporta una aritmética compleja”. Sí, la aritmética es endiablada, pero como vemos, hay cuestiones donde el bipartidismo se une tan rápido que una casi ni se da cuenta y convenientemente los medios te lo venden como algo positivo, como un pacto de Estado, un encuentro por la estabilidad y como altura de miras. Eso ocurrió con la reforma de las pensiones que incentiva que trabajemos hasta morir. Es decir, la aritmética compleja puede tanto ser una realidad como una excusa, porque lo cierto es que muchas veces este argumento le resulta maravillosamente útil a un gobierno que, desde su malmenorismo, cree que puede frenar a las derechas envalentonadas. Y si algo ha quedado claro es que esta es la gran trampa. No es que no le dejen hacer al Gobierno, es que lo que propone el Gobierno no sirve y, para colmo, cree que todos los grupos parlamentarios de ese Congreso, sobre todo los de la izquierda, van a ceder a la política del chantaje del malmenorismo del Gobierno.
Cada voto en ese Congreso cuenta y vemos lo que ocurre con las fuerzas de derecha que se saben poderosas no sólo por el número de escaños, sino por la continua renuncia de un gobierno a enfrentarlos políticamente. Porque el malmenorismo acorrala a quien lo performa. Y del mismo modo estamos viendo lo que pasa cuando las fuerzas de “izquierdas” asumen que no hay nada que hacer. Es decir, renuncian a usar cada uno de sus votos, cada uno de sus escaños o cada una de sus plataformas mediáticas para forzar otro tipo de negociación, para plantear líneas rojas, para forzar al PSOE a salir de la pasividad y obligarlo a tener otra estrategia de negociación y, por supuesto, otras medidas. Porque hay votaciones que se pueden perder, sí. Hay negociaciones que no lograrán alcanzar acuerdo, también. Pero una cosa es que ese sea el punto final de un proceso y otra que sea el escenario de partida, el a priori. Y lamentablemente en este momento político de (ultra)derechas envalentonadas que sienten que nada les pasa factura –ni la corrupción ni romper los apoyos y protecciones para las mayorías– no hay nada peor que izquierdas tímidas y silenciosas que, con el mantra de “dialogar” en lugar de plantar cara o de “no hacer ruido” en lugar de “presionar con cada escaño disponible”, han decidido ceder no solo el proceso político de cara a cada votación, sino el punto inicial. Es decir, renunciar a hacer política.
Esto ya no va de números únicamente. Esto no va de qué fuerza cuenta con más o menos escaños para presionar porque es cada vez más evidente que, a veces, un escaño bien utilizado puede hacer mayor presión que una bancada con más escaños –como cuando vemos que, a veces, cuatro votos en el Parlamento logran más que cinco asientos en el Consejo de Ministros–. Porque de las derechas sabemos qué esperar, pero en fotos como la de ayer también va quedando claro qué podemos esperar de ciertas fuerzas de izquierdas. Al menos, para bien o para mal, jornadas así de desesperanzadoras tienen un lado positivo: que todas las máscaras caen al suelo. Recuérdalo cuando toque volver a votar. Recuerda que el malmenorismo ha dejado de ser pan para hoy y hambre para mañana, para convertirse en hambre para ya y fascismo para mañana. Hasta mañana.
