Sahra Wagenknecht “Contra la izquierda neoliberal”

Foto de archivo de Sahra Wagenknecht

Las elecciones de este domingo en Brandenburgo (Alemania) han dado la vitoria al SPD de Olaf Scholz, lo que le permite mantener por poco el liderazgo en Brandeburgo frente a la ultraderechista AfD que fue la segunda más votada a no mucha distancia. La tercera fuerza en votos ha sido la Alianza Sahra Wagenknecht (BSW), otorgándole una posición privilegiada para participar en el Gobierno del Land y aumentar su influencia a nivel federal. Este éxito del BSW, como ocurrió en las de Turingia y Sajonia de hace unas semanas, muestra que se trata de una fuerza política emergente que ha logrado reducir a la minima expresión a Die Linke y otros sectores, siguiendo unas propuestas políticas explicitadas por la propia Sahra en un libro que pronto saldrá a la luz. Seguidamente compartimos un análisis preliminar del mismo.


Alessandro Visalli. Linterferenza.info

Publicamos este análisis oportuno y compartible de nuestro ilustre editor Alessandro Visalli sobre el “caso” de Sahra Wagenknecht en Alemania. Un proyecto político que había que seguir con mucha atención y que también podría practicarse en Italia, naturalmente con las debidas diferencias y peculiaridades de nuestro país con respecto a Alemania. Anuncio que el sábado 16 de noviembre, de 9.30 a 14 horas, en el “Centro Scout Romano” situado en Largo dello Scautismo 1 (Piazzale delle Province) en Roma, presentaremos el libro de Sahra Wagenknecht “Contra la izquierda neoliberal”. Los ponentes serán Vladimiro Giacchè, que ha editado el prefacio de la edición italiana del libro, el propio Alessandro Visalli, Pier Luigi Fagan y Stefano Fassina. Se espera la participación de Fabio De Masi, exmiembro del Bundestag y del Parlamento Europeo, líder del partido fundado por Sahra Wagenknecht. El evento será coordinado y moderado por los abajo firmantes y es promovido por L’Interferenza. (Fabrizio Marchi)

En mi libro de 2023, “Clase y partido”, basado en el análisis materialista de los propios Inglehart y Beck, propuse vincular la revocación de las bases materiales de la existencia, y por tanto del ser social, del compromiso keynesiano, en el que estamos inmersos, a la disolución de las formas de conciencia del mismo. Es decir, aunque con los cambios y escalonamientos necesarios, que la tendencia a la individualización de la que hablaba Inglehart, la disolución de la clase per se de la que hablaba Beck, la disolución de la sociedad de la que hablaba Laclau, la política de la existencia de Giddens, el entorno post-metafísico de Habermas, están terminando junto con la revocación de sus condiciones materiales de existencia y emergencia.

La conciencia se realinea con el ser social, como el neoliberalismo ha cavado bajo sus pies. De acuerdo con los términos que propuse considerar, la maduración de la “revocación de la revocación” también hace desaparecer la fase “populista” inicial en la que los movimientos hegemonizados por los trabajadores del conocimiento, que se sienten sobreeducados e infrautilizados, expresan, en la vacuidad de los marcos de sentido del siglo XX, la mezcla particular y familiar del individualismo hedonista frustrado, el resentimiento ciego y el impulso de la socialización no estructurada. El retorno a la dureza material conducirá al resurgimiento de las personalidades “materialistas” y, con ellas, de la lucha de clases bien entendida.

Pues bien, en las condiciones sociales y políticas particulares de Alemania Oriental, en las que la destrucción de la forma del compromiso fordista en un tono socialista fue particularmente brutal y prolongada, el éxito de la formación de la Wagenknecht muestra esta tendencia. En la entrevista, el político alemán ilustra a la perfección una agenda política pospopulista que gira directamente en torno a cuestiones materiales que toman nota del agotamiento de las “políticas de identidad”. Es también una propuesta post-ideológica en el sentido de que no mira a las familias políticas de izquierda o derecha, y sus marcas simbólicas, sino obstinadamente a la base de los intereses materiales. De ello se deduce que no tiene reparos en apoyar a las empresas del Mittelstand, por un lado, y en contrarrestar los efectos sociales de las políticas medioambientales sobre las clases más bajas, por el otro. O oponerse a la guerra contra Rusia y a la lucha contra China sobre la base de argumentos pragmáticos, ignorando la agenda identitaria occidental basada en una retórica democrática peliaguda. Construir una posición pragmática, de sentido común básico y equilibrada sobre la inmigración (que mire a las condiciones de las clases trabajadoras y no a la necesidad de cuidadores de las clases medias altas, sin negar que una cierta inmigración es necesaria y que hay que ayudar a todos).

De nuevo, en el marco concreto de una contienda electoral en la que el BsW se opone al ascenso de la AfD, periferia a periferia, recuerda que “la migración siempre tendrá lugar en un mundo abierto” y que “a menudo puede ser un enriquecimiento para ambas partes”, pero, también, que “es esencial que su alcance no se salga de control” y que “las olas repentinas de migración se mantengan bajo control”. El imperioso ascenso del racismo y la xenofobia y, por lo tanto, de AdD es la hija de Merkel.

Por último, no teme decir que el BsW está a favor de la transición energética y de las políticas medioambientales, que son necesarias, pero no del enfoque de los Verdes alemanes (la expresión política de las clases altas e incluidas de la sociedad) que hace que los ciudadanos paguen por ellas sobre la base de un enfoque arrogante y autosatisfecho. Aquella por la que parecen decir: “Somos los más virtuosos, porque podemos permitirnos comprar alimentos ecológicos. Podemos permitirnos una bicicleta de carga. Podemos permitirnos instalar una bomba de calor. Nos lo podemos permitir todo”. Es decir, encarnan “una sensación de complacencia, incluso si aumentan el costo de la vida para las personas que luchan por salir adelante”. Es necesario establecer políticas medioambientales que “la inmensa mayoría de la población pueda aceptar, tanto económica como socialmente”, con una “amplia cobertura pública”. —

Con esta agenda, que puede explicarse según el método de la deducción social de las categorías, es perfectamente lógico que se encuentre en su discurso una apreciación de la CDU antes del giro neoliberal, y de un “capitalismo domesticado, con un fuerte componente social”, y, al mismo tiempo, una crítica al giro hacia la “política de identidad” (tardía y defensiva) de Die Linke que él dejó. El ataque a los “discursos privilegiados”, a la “diversidad”, que son alienantes para los votantes que esencialmente quieren “pensiones decentes, salarios decentes e igualdad de derechos”. Todo ello, de nuevo, precisando que “estamos a favor de que cada uno pueda vivir y amar como quiera. Pero hay un tipo exagerado de política de identidad en la que tienes que pedir disculpas si hablas de un tema si no tienes antecedentes migratorios, o tienes que disculparte porque eres heterosexual”.

A la espera de mejores palabras, Sahra llama a esto la “izquierda conservadora”, pero es “un poco más un renacimiento izquierdista”, que incorpora otras tradiciones. Es un nuevo ser social que comienza a traducirse en forma política.-sentido común económico,-justicia social,-paz,–libertad de expresión (que va más allá de lo políticamente correcto). Al fin y al cabo, todo es sencillo.

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