Inmigrantes: el primer ministro laborista británico se alinea con la extrema derecha.

Foto de primer ministro laborista, Keir Starmer,

El primer ministro laborista, Keir Starmer, anunció el lunes un endurecimiento de la política de inmigración del Reino Unido, haciéndose eco de los lemas del Brexit como el de “Retomar el control de las fronteras”. Esto confirma el giro hacia la derecha del Partido Laborista, sobre todo bajo la presión del partido de extrema derecha Reform UK, que acaba de ganar varios escaños en diversas categorías durante las últimas elecciones locales, incluidos algunos que estaban en manos del Laborismo…

Izquierdadiario.es

Keir Starmer anunció el lunes 12 de mayo que el Reino Unido endurecerá su política de inmigración, con el objetivo declarado de “recuperar el control de sus fronteras”, haciéndose eco de un eslogan del Brexit. Su gobierno planea limitar la inmigración legal restringiendo el acceso a todos los permisos de residencia (ya sean visas de trabajo, estudio o reunificación familiar) y extendiendo a diez años el período mínimo de presencia requerido para calificar para la residencia permanente. Sólo ciertas profesiones consideradas prioritarias, como los trabajadores sanitarios o los especialistas en inteligencia artificial, se beneficiarán de procedimientos simplificados.

Una nueva evaluación del Ministerio del Interior, que muestra el impacto de los cambios en los visados de estudio y trabajo, así como la introducción de exámenes de inglés, indicó que aproximadamente 100.000 personas menos entrarían al Reino Unido, y sugiere que la migración neta podría descender a 300.000 para 2029.

El primer ministro laborista habló en una conferencia de prensa en la residencia de Downing Street antes de la publicación de un “libro blanco” sobre inmigración que detalla cómo el gobierno pretende introducir restricciones en todas las formas de visas para el Reino Unido y allí dijo que “El Reino Unido corre el riesgo de convertirse en una “isla de extraños” sin políticas de inmigración más duras”, tomando conceptos y políticas impulsadas directamente por la extrema derecha.

Entre otras cosas se endurecerán las condiciones para obtener un visado familiar, con la obligación de que los familiares adultos demuestren un dominio suficiente del inglés. Para obtener visas de trabajo, los solicitantes deberán tener al menos un título de licenciatura y los empleadores deberán demostrar sus esfuerzos para capacitar a los trabajadores británicos. Además, a las empresas del sector sanitario, que dependen en gran medida de trabajadores extranjeros, se les prohibirá contratar directamente a nivel internacional.

Este endurecimiento se produce en un contexto de reestructuración política dominado por el ascenso de la extrema derecha en el Reino Unido. La reciente victoria de Reform UK en una elección parcial en un distrito electoral históricamente pro laborista ilustra la capacidad del partido del ultraderechista Nigel Farage para afirmarse en un panorama político anteriormente dominado por el sistema bipartidista del Laborismo y el Partido Conservador, y es parte de una dinámica internacional más amplia, donde partidos de extrema derecha como Vox en España, Fratelli d’Italia en Italia, RN en Francia, AfD en Alemania y La Libertad Avanza en Argentina están imponiendo su agenda xenófoba sobre la cuestión migratoria. Ante la presión de la derecha radical de Nigel Farage y la erosión de su base electoral, Keir Starmer está endureciendo su política migratoria en un intento de defenderse de una oposición nacionalista cada vez más organizada.

El giro hacia la derecha del Partido Laborista es innegable, pero no es sorprendente: es parte de una trayectoria de larga data desde que Keir Starmer asumió como líder del partido. En materia de inmigración, el partido se ha alineado desde hace tiempo con las posiciones de los conservadores: apoyo a medidas para reprimir los cruces del Canal de la Mancha, criminalización de los exiliados y apoyo a las políticas genocidas de Israel. En septiembre de 2024, Starmer elogió públicamente la política migratoria de Giorgia Meloni y expresó su apoyo a una estrecha cooperación con Italia en la militarización de las fronteras y la externalización de las solicitudes de asilo. Este giro hacia la derecha también se ha expresado en el frente económico, con el abandono de promesas del período de Corbyn –como la educación universitaria gratuita, la transición ecológica y la inversión pública– en favor de un programa de austeridad presupuestaria alineado con los intereses del mercado. En el plano interno, Starmer también ha llevado a cabo una purga sistemática del ala izquierda del partido para asegurar una sólida mayoría parlamentaria, frente al debilitamiento de su base militante.

En este contexto de ascenso de la extrema derecha y de escalada xenófoba, el Laborismo no representa ninguna alternativa progresista. Por otra parte, la resistencia se expresa con fuerza en el Reino Unido, como lo ilustran las huelgas en la salud y la educación, las movilizaciones por Palestina o incluso el rechazo a las políticas de empobrecimiento impuestas por el gobierno, y nos recuerdan que existe otro bando. En un contexto de crisis generalizada, es más necesario que nunca propiciar el surgimiento de una izquierda combativa en el Reino Unido capaz de ofrecer una alternativa real a los trabajadores.

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