Julio Turra
El miércoles 26 de junio hubo un intento de golpe de Estado en Bolivia. El general Juan José Zúñiga, quien había sido destituido del mando del Ejército por el presidente Luis Arce tras hacer declaraciones de que sería inaceptable una nueva candidatura de Evo Morales a la presidencia en las elecciones que se realizarán en 2025, encabezó una invasión al Palacio Quemado, sede del poder ejecutivo en La Paz.
Durante unas seis horas la situación fue tensa e incierta, con personas subiendo por las laderas que dan acceso a la Plaza Murillo, donde se encuentra el Palacio del Quemado, y enfrentándose con la Policía Militar, luego de que un tanque irrumpiera en la sede ejecutiva.
La Central Obrera Boliviana, la histórica central sindical, convocó a una conferencia de prensa en la que su secretario general, Juan Carlos Huarachi, anunció la convocatoria a una huelga general en todas sus bases para defender al gobierno democráticamente electo de Luis Arce y derrotar el intento de golpe militar que se estaba produciendo.
El presidente, rodeado de ministros y asesores, miró fijamente al general golpista dentro del palacio ordenándole que se retirara de su aventura golpista y de su arresto inmediato. Anteriormente, ya había nombrado a tres nuevos comandantes de las Fuerzas Armadas. Hasta el momento, 21 militares involucrados en la operación han sido detenidos.
La situación en el país
El episodio ocurrido en La Paz no contaminó otras regiones ni ciudades importantes de Bolivia. Todas las fuerzas políticas, incluida la derecha opositora, condenaron el intento de golpe de Estado, incluso la expresidenta Jeanina Añez, quien asumió el cargo tras el golpe de Estado de 2019 contra el presidente Evo Morales y que actualmente se encuentra en prisión, condenó la acción de Zúñiga.
Los demás países de la región también condenaron el intento de golpe de Estado, excepto Estados Unidos, que emitió un comunicado llamando a la “calma”. Se sabe que Bolivia tiene enormes reservas de litio y acuerdos para explotar este mineral con China y Rusia, lo que ciertamente molesta a Washington.
Bolivia vive una situación de crisis económica, con inflación y caída del crecimiento, lo que se suma a un conflicto político entre los exaliados Evo Morales y Luis Arce, lo que provoca una escisión en el Movimiento Al Socialismo (MAS), el partido de gobierno, y en las organizaciones populares vinculadas a él.
En todo caso, el intento de golpe militar fracasó, dado su aislamiento en el escenario nacional e internacional y la reacción del pueblo y de la COB. Por otro lado, la situación de crisis que vive Bolivia requiere atención, ya que sigue existiendo.