John Catalinotto. Workers.org
El 18 de junio tuvo lugar en Viena, Austria, un acontecimiento notable que marcó un nuevo paso para las organizaciones antifascistas. El juramento de Mauthausen se leyó públicamente en el memorial de Morzinplatz. Por primera vez, el mensaje del juramento fue que el lema “Nunca más” debe aplicarse a todos, incluido el pueblo palestino.
Mauthausen es el nombre de un campo de concentración nazi que se encontraba cerca de la ciudad de Linz, Austria, a unos 100 kilómetros al oeste de Viena. Los habitantes de Mauthausen eran principalmente opositores políticos al nazismo, es decir, antifascistas de muchos países europeos, incluidos muchos veteranos de la Guerra Civil Española. La concentración de combatientes experimentados hizo posible un levantamiento que liberó Mauthausen en 1945, justo antes de la llegada de las tropas aliadas.
La Asociación de Campos de Concentración de Austria había celebrado ceremonias regulares durante décadas, pero la dirección de la asociación se alineó con el régimen austriaco procapitalista y distorsionó el antifascismo original. Esta distorsión se intensificó después del colapso de la Unión Soviética en 1990.
Este año, sin embargo, durante la guerra genocida de Israel contra los palestinos en Gaza, los miembros de la Asociación de Campos de Concentración se opusieron cada vez más a las posiciones prosionistas que había adoptado en el pasado y se involucraron en el movimiento de solidaridad con Palestina. Uno de los líderes históricos de la Asociación, Ernst Wolrab, que había promovido esta dirección antiimperialista, fue expulsado de la dirección por otros vinculados al régimen.
Wolrab convocó a una manifestación pública de antifascistas que tomaran el “Juramento de Mauthausen” en Morzinplatz, en el sitio de la antigua sede de la Gestapo (la Policía Secreta del Estado Nazi) en Viena. Otras organizaciones se unieron, al igual que individuos. Muchos de los oradores eran descendientes de combatientes históricos de la resistencia, comunistas y/o judíos perseguidos por los nazis.
El veterano antiimperialista austríaco Willi Langthaler, de Solidaridad con Palestina Austria, dijo a Mundo Obrero que el evento “es memorable, porque es la primera vez en muchas décadas que el antifascismo ha regresado públicamente a su lugar de origen, es decir, como un componente de la lucha contra el capitalismo y el imperialismo. Los prisioneros del campo de concentración de Mauthausen expresaron esto de una manera magnífica e inequívoca en su juramento”.
Langthaler agregó que el régimen había utilizado cínicamente el falso antifascismo para vilipendiar a cualquier líder político, principalmente los del Sur Global, que se opusiera al imperialismo estadounidense, llamándolos “nuevos Hitlers”, y que los palestinos que se resistían a la colonización eran llamados “antisemitas”.
“El acontecimiento de Morzinplatz -dijo Langthaler-, aunque todavía a nivel simbólico, demuestra que la presencia de nueve meses de genocidio ha cambiado la conciencia del pueblo y que el antifascismo puede recuperar su lugar en la lucha antiimperialista y anticapitalista. Esto es vital no solo en Austria, sino también en Francia, Alemania y en toda Europa”.