Juan Carlos Rois. Grupotortuga.com
Casi 14.000 millones de euros extras en seis meses: Sigue la desenfrenada escalada militar del Consejo de Ministros
Han trascurrido aproximadamente seis meses del año y el Gobierno no ha perdido el tiempo en lo que se refiere a disparar el gasto militar.
Durante este período, en 20 consejos de ministros más dos acuerdos se ha aprobado gasto militar, para este y sucesivos años, por importe de al menos (porque hay acuerdos de los que no han hecho transparente el gasto) 13.931,78 millones de euros.
Los acuerdos de gasto alcanzan las categorías más inusitadas, como por ejemplo, para restauración y cantina en operaciones de paz, o para pago de seguros de la guardia civil, reparaciones de tejados, combustible, compra de aviones apagafuegos por el ministerio de Transición Ecológica para la UME y hasta la privatización de un hospital de la defensa, sin olvidarse de los tradicionales gastos de suministros, reparaciones y reposición de material, adquisición de material, programas de armas o alimentar la guerra en Ucrania.
Para alimentar nuestro masoquismo, enlazamos aquí al cuadro completo de dicho gasto autorizado.
La distribución del gasto indica a su vez la prioridad del sobregasto militar español: alimentar la guerra, comprar armas destinadas a su desplazamiento a cualquiera de los 18 lugares en los que España participa en guerras o colabora con ellas.
El gasto aprobado, como viene siendo habitual, implica distintas responsabilidades y ministerios. En nuestro caso, además del Ministerio de Defensa, que implica alrededor de cuatro de cada cinco euros comprometidos, encontramos la importante participación del Ministerio del Interior, que acapara 1.201,28 millones de euros extra, economías que aprueba con cargo a créditos y al fondo de contingencia casi 900 millones de euros, o del de transición ecológica, que se paga los aviones apagafuegos que utiliza la UME.
Contrasta esta cruda realidad con el cúmulo de mentira y lavado de cara de lo militar que difunde la propaganda oficial y con la implicación más que obscena del poder institucional y no institucional en el rearme.
Vamos por una peligrosa pendiente. Ya veremos qué opina el respetable cuando el grado de militarización afecte a las comodidades de nuestra ensimismada sociedad o cuando ordenen la restauración del servicio militar.
La buena lógica dice que es preferible aplicarnos ahora a prevenir la guerra y a luchar por que no alcance mayores dimensiones el abrazo militarista que nos preparan, pero no parece que la agenda social de las distintas articulaciones que aún existen tengan ningún interés fuera del de lamerse las heridas por sus constantes y cada vez más sonoros fracasos electorales y argumentales.
Pasemos a otra cosa.
¿Gasta tan poco España en militarismo como afirma el poder?
Llama la atención este descomunal aumento del gasto militar, comprometiendo ejercicios futuros, cuando desde la prensa oficial cacarean que España no cumple con los criterios de gasto de la OTAN. Según los datos de la propia OTAN, España no cumple su objetivo de participación en el gasto militar, pero sus datos son engañosos.
En primer lugar, porque se utilizan criterios comparativos que no son homologables, pues mientras que el presupuesto de otros países incluye partidas consideradas gasto militar por la OTAN (por ejemplo, la guardia civil cuerpo paramilitar similar a los carabineros italianos, o a la gendarmería francesa, o las clases pasivas militares, los organismos autónomos, etcétera) la cifra consignada por España no incluye este gasto «disfrazado» en otros ministerios y partidas ajenas al Ministerio de Defensa.
Segundo, porque si consideramos otras estimaciones más objetivas, España o bien se aproxima bastante al 2% PIB en gasto militar, o, si tenemos en cuenta la que realizamos desde este blog, lo supera de forma amplia.
Tercero, porque si acudimos a cifras absolutas, no es comparable la cifra de gasto militar de países (por mucho que superen el 2%) con gasto exiguo, que el gasto reconocido de países como España.
A título de ejemplo, veamos por gasto militar como España, según el SIPRI, está en el puesto número 16 en gasto militar mundial.
Cuarto, porque si miramos el cuadro de poder militar por países, según la clasificación mundo elaborada por Global Firepower analizando 60 factores de las distintas fuerzas armadas, resulta que España tiene las fuerzas armadas número 20 del mundo, muy por encima de muchos países que teóricamente «cumplen» con las exigencias OTAN.
Por si falta algo, como quinto argumento, miando a la mayoría de los países que en teoría agradan a la OTAN, España cuenta con participaciones que no resisten comparación con otros países de la alianza, como el número de contribuciones en operaciones en el exterior (segundo contribuyente de la UE y tercero de la ONU) con un despliegue actual de casi 6000 efectivos distribuidos en al menos 18 conflictos militares y más de 100 desde el año 1989 hasta la fecha.
En sexto lugar, porque además de este cúmulo de datos, España mantiene en su territorio dos bases militares esenciales para el entramado de intereses de la OTAN y de EEUU (Rota y Morón), más otra base en Torrejón al servicio de la OTAN, a la que debemos unir la base de Bétera en Valencia y el campo de entrenamiento de Bardenas Reales, en el que las fuerzas aéreas de los países de la OTAN entrenan gran parte de sus misiones de injerencia militar en el exterior.
Tampoco se puede decir que España no redoble su esfuerzo en alimentar las guerras de la OTAN. Así se puede verificar, en el presente año, con el convenio celebrado con Ucrania para aportar en los próximos años más de 6.100 millones (más de 1.200 en este año, sin contar con lo ya aportado con anterioridad) para alimentar el fuego de la guerra.
No parece, a mitad de año, que el gobierno de coalición vaya a optar por la paz ni que tenga entre sus intereses la desmilitarización social ni la defensa de la seguridad humana.