Redacción. ActualidadRT.com
El proteccionismo es uno de los pilares de la estrategia económica de Donald Trump. El presidente electo de EE.UU. evalúa imponer aranceles de entre el 10 y el 20 % a todas las importaciones, incluidas las de la Unión Europea. Mientras tanto, dentro del bloque comunitario, expanden sus actividades los denominados ‘fondos buitre’ de origen norteamericano, que se aprovechan de entidades cercanas a la quiebra.
Su nombre nunca aparece en las pancartas de publicidad y aunque muchos no lo sepan, la empresa estadounidense BlackRock está muy presente en la vida de los españoles. Es el principal inversor del índice de referencia de la bolsa española y ha invertido miles de millones de dólares en más de la mitad de esas compañías.
En los últimos años, empresas y el propio Estado español han financiado sus deudas con este tipo de gestoras de fondos, y ahora BlackRock es el mayor accionista de dos de las principales entidades financieras españolas, como son el Banco Santander y BBVA. Además, tiene posicionamientos importantes en otros sectores estratégicos de la economía española, como las telecomunicaciones o la energía.
El fondo de inversión estadounidense es accionista de los gigantes Iberdrola, Endesa, Repsol y Acciona, y uno de sus últimos pasos fue adquirir el 20 % de Naturgy. “Tenemos que mentalizarnos que son los nuevos capitalistas. Los nuevos socios de las empresas”, comenta a RT en español Ángel del Castillo, portavoz de la plataforma ATTAC España.
Según explica Antonio Barrero, redactor jefe de la revista Energías Renovables, BlackRock “puede hacer más presión para manejar los precios, para manejar el mercado, para manejar la política energética”. “Lo que quieren estas empresas no es influir en la política, que también, desde luego, sino conseguir recursos, dividendos para sus accionistas”. Y si eso pasa por incrementar los precios de la electricidad, se incrementan y punto”, agrega.
BlackRock cuenta con clientes en más de 100 países. Los expertos españoles recalcan que pagan muy pocos impuestos, mientras los más críticos señalan su falta de transparencia, y pocos saben hasta dónde llega la verdadera influencia que ejerce la compañía sobre los gobiernos nacionales.
Recientemente, la empresa estadounidense reconocía que había invertido 320.000 millones de dólares en compañías públicas del sector energético. Esta gestora de fondos es accionista de empresas petroleras, gasísticas y de energías renovables. Apuesta por la sostenibilidad, pero a su vez es uno de los mayores inversores del mundo en carbón.
“En estos momentos manejan más de diez billones de dólares. Eso significa que es “el producto interior bruto conjunto de países como Alemania, Francia o Italia”, señala el economista Francisco Navajas.
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