Como apuntan editoriales y comentarios en todos los medios, las elecciones presidenciales de EEUU plantean una disyuntiva entre dos candidatos que comparten muchos elementos comunes. El siguiente artículo valora críticamente las posiciones de Donald Trump y Kamala Harris…
John Catalinotto. Workers.org
Ninguno de los dos principales partidos imperialistas ofrece una solución a los problemas de la clase obrera en los Estados Unidos, y mucho menos al resto de la humanidad.
Hasta ahora, a menos de una semana del día de las elecciones en Estados Unidos, no ha ocurrido nada que cambie nuestra posición. Ambos partidos sirven a los intereses de la clase dominante imperialista estadounidense. Ambos son partidos del capitalismo, del imperialismo y de la guerra.
Ambos partidos se preparan para la guerra para detener la decadencia de la dominación mundial de Estados Unidos, y solo desde 1999, estos partidos han supervisado guerras de agresión en Europa, África y Asia e impuesto golpes de estado y sanciones en todo el mundo. Ambas partes apoyan la guerra de poder de la OTAN en Ucrania contra Rusia. Ambos apoyan y arman el genocidio de Israel en Gaza y el Líbano. Ambos respaldan el cerco de China con el poderío aéreo y marítimo de EE. UU., así como la guerra económica contra China.
El reto que enfrentan los trabajadores en Estados Unidos es que uno de los dos partidos será el nuevo director ejecutivo del imperialismo estadounidense. Lo que las organizaciones de la clase trabajadora deben analizar y preparar es cómo enfrentar el período postelectoral. Dado que los dos partidos tienen diferencias reales en composición y tácticas, la clase obrera debe prepararse para combatirlos de diferentes maneras.
Trump y Vance personifican la supremacía blanca
Casi todos los lectores habituales de WW desprecian a Trump por ser el epítome de la supremacía masculina blanca entre los políticos nacionales. Utiliza a los inmigrantes de color como chivos expiatorios, degrada a las mujeres y castiga a cualquiera que cuestione los roles de género. Muestra desprecio por cualquiera que luche por un sindicato y por la gente trabajadora en general. Es un ultraderechista que desprecia los derechos democráticos, incluso a sus rivales capitalistas.
El mitin del 27 de octubre en el Madison Square Garden de Nueva York ilustró la vileza de Trump. Un supuesto comediante llegó a insultar a toda la isla de Puerto Rico. Trump había hecho lo mismo en 2017 cuando arrojó toallas de papel a una multitud en Puerto Rico después de un huracán desastroso. Y Trump difamó a los migrantes haitianos en su debate del 10 de septiembre con Harris.
El tema central de la campaña de Trump es culpar a los migrantes de todo lo malo en Estados Unidos. Trump ha prometido expulsar a 13 millones de personas que residen en Estados Unidos sin documentos legales, aunque en realidad se trata en su mayoría de personas con trabajos duros, que mantienen en funcionamiento las industrias de la agricultura, la construcción, la hospitalidad, la alimentación, la atención domiciliaria y los hospitales.
Es revelador que la campaña de Trump permitiera que el “comediante” jugara con el lado más reaccionario de su base MAGA, a pesar de que su campaña supuestamente se esfuerza por ganar una elección reñida en Pensilvania, hogar de 450,000 personas de origen puertorriqueño. En cuanto al racismo y la xenofobia, nada es tan bajo como para estar por debajo de Trump y el senador JD Vance, un candidato a la vicepresidencia que sondeará los pozos negros para encontrarlo.
Harris mima y arma el genocidio
Lo que pone a la campaña de Harris más allá de la categoría de “elegir el mal menor” es el papel de la administración Biden/Harris armando el genocidio en Gaza el año pasado. En cada discurso y en cada conferencia de prensa, Harris reafirma el apoyo del Partido Demócrata a Israel. Y Harris debe saber que no solo los miembros de la población de Estados Unidos que se identifican como palestinos, no solo muchos musulmanes, sino un amplio sector de la juventud que ahora es activista. están indignados por un genocidio del que son testigos en las redes sociales.
Los líderes del Partido Demócrata, incluida Harris, optaron por impedir que cualquier representante de la comunidad palestina, incluso un demócrata leal, se dirigiera a la Convención Nacional Demócrata. Por lo general, el DNC da una plataforma a todas las facciones. Aplastaron a la agrupación palestina, incluso sabiendo que hacerlo podría costarle una elección ajustada en Michigan y perder las elecciones para los demócratas.
Harris insiste en demostrar que nunca dudará en respaldar a Israel, y la administración ha proporcionado más de 22.000 millones de dólares para armar el genocidio israelí en Gaza y Líbano desde el 8 de octubre de 2023. Trump tiene un historial antipalestino aún peor. Ahora anima al gobierno del primer ministro israelí Benyamin Netanyahu, independientemente de los crímenes que cometa. Trump se refiere cariñosamente a su amigo Netanyahu como “Bibi” (hasta la saciedad).
Sea quien sea el próximo presidente, el movimiento que comenzó el año pasado para apoyar a Palestina debe crecer y enfrentarse a la nueva administración.
Ambas campañas se orientan hacia la derecha
En su propaganda de campaña —y los dos partidos han gastado más de 16.000 millones de dólares en ella hasta ahora— ambos partidos se han acercado a la derecha. La campaña de Trump y Vance se ha centrado en la retórica antiinmigrante, haciendo de los migrantes los principales chivos expiatorios en un llamado a los muchos trabajadores y pequeños empresarios estadounidenses que se han visto abrumados por la pérdida de salarios reales o el colapso de sus negocios. A este tema principal, la campaña republicana añade los ataques a las mujeres, a los afroamericanos, a las personas con discapacidades y, en particular, a la comunidad transgénero.
Uno pensaría que la campaña de Harris podría haber prometido o incluso entregado beneficios como un salario mínimo más alto, apoyo a la organización sindical, condonación de préstamos universitarios, un recorte en las tasas de interés de las tarjetas de crédito y atención médica más efectiva y menos costosa. Esto podría haber llegado a trabajadores descontentos y descontentos de todas las nacionalidades y géneros. Sería mucho más eficaz que negar que hay un problema económico.
No. Los demócratas no lograron acercarse a los trabajadores sobre una base de clase. Con la excepción de un tema, apenas se acercaron a la gente común. Su principal tema popular fue y es el miedo a Trump. Harris ni siquiera ha caminado por la línea de piquete con los huelguistas de Boeing que luchan por sus pensiones.
En cambio, la campaña se acercó a los republicanos que rompieron con Trump y lo dijeron, porque lo veían como un potencial cañón perdido en la Casa Blanca, uno que podría interrumpir las alianzas con otros países imperialistas que el imperialismo estadounidense había construido después de la Segunda Guerra Mundial, uno que, para defender sus estrechos intereses personales, podría interrumpir la estabilidad y la paz. el control de la clase dominante sobre el gobierno de Estados Unidos.
Ahora Harris hace campaña con la política republicana expulsada Liz Cheney y cuenta con el respaldo de su padre, el ex vicepresidente republicano Dick Cheney, una fuerza impulsora detrás de la invasión y ocupación estadounidense de Irak. Y John Bolton, artífice de las intervenciones ilegales de Estados Unidos en América Latina. El general de la Marina John Kelly, exjefe de gabinete de Trump, incluso declaró que Trump encajaba en la definición de fascismo.
Muchos de estos opositores republicanos a Trump son políticos, oficiales militares o funcionarios gubernamentales estadounidenses a quienes Workers World considera culpables de crímenes de guerra. Algunos trabajaron con la primera presidencia de Trump. Ahora apoyan a los candidatos demócratas o se oponen a Trump, cuya postura política ha cambiado poco desde que le sirvieron.
El único tema popular que impulsó la campaña de Harris fue el de los derechos reproductivos. Los demócratas habían evitado adoptar agresivamente políticas para revertir la anulación de Roe v. Wade a nivel federal precisamente para mantener este tema como parte de las elecciones de 2024.
Para cualquier persona que vote y que viva en los 10 estados donde la defensa del derecho al aborto y/u otros derechos reproductivos está en referéndum en la boleta electoral, WW insta a votar a favor. Lea la boleta cuidadosamente, especialmente en Nebraska, donde también hay un referéndum contra el aborto en la boleta electoral.
¡Día D, día después, lucha!
La reacción en el ala anti-Trump de los medios corporativos al mitin en el Madison Square Garden fue de desprecio teñida de miedo. En un titular del 28 de octubre, The New York Times lo llamó “Un carnaval de cierre de agravios, misoginia y racismo”. El mensaje general del Times fue votar por los demócratas.
Pero para los revolucionarios, independientemente de lo que sientan, la reacción debe ser la ira y el impulso para descubrir cómo luchar contra la amenaza del fascismo, del militarismo, de la represión, de quienquiera que esté en la Casa Blanca al día siguiente, o si la presidencia todavía está en juego.
Como escribió el primer secretario del WWP, Larry Holmes, el mes pasado —y vale la pena releer el artículo— “Si estalla una lucha después de las elecciones que amenaza a los trabajadores y oprimidos, el movimiento de la clase trabajadora debe estar preparado para responder. Esto tendría que incluir la disposición a organizar comités de defensa antifascista de los trabajadores. Ya hay llamamientos a un frente unido contra el fascismo. Dependiendo de los acontecimientos, es posible que un frente unido de este tipo pueda ser un trampolín hacia una formación de masas de trabajadores”.
