Una crítica comunista a la ayuda mutua y el voluntariado.

Pasquin de ayuda mutua que llama a salvar al pueblo

Seguidamente presentamos un resumen de un artículo importante de la camarada canadiense Josie Seaton sobre la Ayuda mutua y aquellas iniciativas de solidaridad basadas en el voluntariado y en el asistencialismo populares. Importante reflexión precisamente en estos tiempos de catástrofes climáticas asociadas a la exacerbación imperialista de los esfuerzos para la explotación y el expolio de los pueblos y los trabajadores del mundo. Por favor, leer y opinar, antes de descartar…

En las últimas semanas, miles de trabajadores y jóvenes han expresado su deseo de construir un partido revolucionario, convencidos de que el capitalismo no puede reformarse y debe ser derrocado. Este impulso es positivo y necesario, pero la pregunta clave es: ¿cuál es la mejor estrategia para alcanzar la revolución comunista?

La ayuda mutua y sus límites.

La ayuda mutua es una práctica que promete cambios concretos en el presente, organizando recursos y apoyo dentro de la clase trabajadora. Autores como Dean Spade la defienden como una herramienta para crear solidaridad y movilización. Sin embargo, a pesar de sus buenas intenciones, la ayuda mutua es insuficiente para transformar estructuralmente la sociedad.

Un ejemplo histórico es el Partido Pantera Negra y su programa “Desayuno para Niños”, que alimentó a miles de menores en EE.UU. en los años 60. Aunque estos programas fueron significativos, no pudieron erradicar la pobreza ni el hambre. Incluso el Estado capitalista terminó expandiendo programas de alimentación más amplios. Los propios Panteras reconocieron que sus iniciativas eran solo “supervivencia pendiente de la revolución”, y no soluciones definitivas.

La ayuda mutua como una estrategia fallida.

Los intentos de los Panteras de financiar sus programas también evidencian los límites de esta estrategia. En ocasiones, presionaron a pequeños comerciantes para obtener donaciones o recurrieron a benefactores adinerados, lo que creó dependencias problemáticas. La ayuda mutua, en el mejor de los casos, redistribuye las migajas del capitalismo sin atacar la explotación estructural.

Desde una perspectiva marxista, el problema central es que los trabajadores no poseen suficientes recursos para sostener sus propias condiciones bajo el capitalismo. La solución real no es compartir lo poco que tienen, sino expropiar la riqueza de la clase dominante y reorganizar la economía para satisfacer las necesidades sociales.

La ilusión de hacer “empujar la historia”.

Algunos argumentan que la ayuda mutua es una forma de crear conciencia revolucionaria y movilizar a la clase trabajadora. Sin embargo, la historia demuestra que los movimientos no surgen por pequeñas iniciativas de ayuda, sino por la acumulación de tensiones económicas y políticas.

Durante la Gran Depresión, por ejemplo, los trabajadores enfrentaron condiciones extremas, pero lo que realmente impulsó sus luchas no fue la caridad, sino la organización sindical y las huelgas masivas. En Minneapolis, los Teamsters de 1934 lograron grandes victorias no por proporcionar ayuda mutua, sino porque sus líderes revolucionarios guiaron a los trabajadores con estrategias militantes.

Intentar acelerar la historia a través de actos aislados de ayuda es similar a los errores de los populistas rusos del siglo XIX, quienes intentaron “despertar” a los campesinos con atentados y propaganda, sin éxito. La Revolución de 1905 ocurrió no porque alguien la “creara”, sino porque las condiciones del capitalismo la hicieron inevitable.

La construcción del partido revolucionario.

El verdadero trabajo comunista no es simplemente ayudar a los trabajadores, sino dirigirlos políticamente. La Revolución de Octubre de 1917 demostró que lo decisivo no es la popularidad o la buena voluntad, sino la autoridad política construida a través de la agitación y la formación teórica. Los bolcheviques no necesitaban “comprar” la lealtad de los obreros con actos de servicio, sino que se ganaron su confianza con ideas revolucionarias y dirección clara.

La clase obrera no elige a sus líderes en base a quién les ha dado más recursos, sino a quién ofrece las estrategias más efectivas para la lucha. La historia muestra que los movimientos de masas emergen cuando los trabajadores ven la posibilidad real de cambiar su situación a través de la acción colectiva, no por recibir ayuda individual.

Priorizar la lucha sobre la caridad y el asistencialismo.

La ayuda mutua, aunque bien intencionada, desvía tiempo y energía de la tarea más importante: construir el partido revolucionario. Como advirtió Trotsky en 1892, si los revolucionarios se enfocan en la caridad, ¿quién construirá el movimiento que realmente puede destruir el capitalismo?

Esto no significa que los comunistas ignoren las condiciones inmediatas de la clase trabajadora. Pero en lugar de distribuir recursos limitados, deben organizar luchas que obliguen a la burguesía a pagar. Durante la crisis de 1906 en Rusia, los bolcheviques no se limitaron a repartir ayuda a los desempleados. En su lugar, organizaron consejos de trabajadores que exigieron y lograron programas de empleo financiados por el Estado, demostrando que la acción colectiva puede ganar concesiones mucho mayores.

Conclusión: Hacia la revolución.

La urgencia de actuar es comprensible. La crisis del capitalismo es cada vez más grave y millones de personas sufren diariamente. Pero la tarea de los comunistas no es simplemente “hacer algo”, sino construir la organización capaz de dirigir la revolución. Esto requiere una preparación teórica seria y una acción política enfocada.

No se trata de “ayudar” a la clase trabajadora en el sentido caritativo, sino de dirigirla hacia su propia emancipación. Como explicó Marx, “la emancipación de las clases trabajadoras debe ser conquistada por las propias clases trabajadoras”. Esto significa que los comunistas deben enfocarse en la organización, la agitación y la lucha, en lugar de distraerse con iniciativas que no desafían el poder del capital.

El capitalismo no caerá por la acumulación de pequeños actos de solidaridad, sino por la acción organizada de la clase trabajadora bajo una dirección revolucionaria. Construir ese liderazgo es la tarea más importante de nuestro tiempo.

Artículo original en inglés

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